Milagro Navideño en la Oficina

1. Cambio de CEO

Sucedió una semana antes de acción de gracias, mientras me encargaba de preparar la reunión más importante del año para Uncle Sinclair´s toys; el lanzamiento de nuestro producto estrella al mercado. El señor Sinclair, nuestro querido jefe, había enfermado gravemente y, para sorpresa de nadie, su hijo Ethan tomaría las riendas de la empresa.

Los rumores sobre un joven empresario que había conquistado el mundo de los negocios y adornado portadas de prestigiosas revistas corrían por los pasillos como un viento helado, susurrando las numerosas hazañas realizadas por el gran Ethan Sinclair a sus escasos veintinueve años. Decían que era frío y calculador, todo lo contrario a su padre, un hombre cálido y generoso, quien disfrutaba de conversar con sus empleados cada mañana al llegar a la empresa, realizar eventos benéficos dos veces al año, entregar juguetes a los niños huérfanos y llevar a cabo actividades de integración al aire libre. Su ausencia causó el desconcierto de todos en la oficina. El señor Sinclair era mucho más que un jefe para varios de los que trabajábamos para él. Se había convertido en un amigo para algunos, y en un padre para otros. En la oficina, nos preparamos para lo peor.

—No puedo creer que el señor Sinclair haya enfermado —murmuré melancólica tras recibir la noticia de parte del vocero de la familia.

—Sí, es una pena. Sin duda extrañaremos verlo en la empresa —secundó Jane, mi mejor amiga y empleada del departamento de marketing—. Lo siento por ti, Alice, ahora tendrás que tratar con su hijo. Dicen que es muy estricto.

—Dicen que en persona es más guapo que en las revistas —suspiró Charlotte, la secretaria de vicepresidencia, a la que no recordaba haber incluido en la conversación; pero, como la chismosa que sabía que era, no me sorprendí al escuchar su intromisión.

—Bueno, no creo que importe qué tan guapo sea —dije con seguridad—. Lo importante es que haga bien su trabajo. Sin duda, tiene unos zapatos muy grandes que llenar.

Después de decir aquello, bajé la mirada y, como si el destino tratara de burlarse, mis ojos se encontraron con los pulcros, brillantes y grandes zapatos de un hombre frente a mí. Mi corazón dio un vuelco cuando levanté lentamente la vista y me encontré con la figura imponente de nada más y nada menos que Ethan Sinclair.

Desde sus bien pulidos zapatos hasta su elegante traje negro, cada detalle hablaba de perfección y éxito. Cuando mis ojos finalmente se encontraron con los suyos, por un breve momento, el tiempo pareció detenerse.

—E-en verdad es guapo —murmuré, más para mí misma que para alguien más. Pero él no pareció notarlo, o simplemente decidió ignorarme. Sus ojos, de un azul tan frío como el acero, se posaron en mí por un segundo, antes de desviarse, llenos de una indiferencia que me hizo sentir insignificante.

—Buenos días a todos —dijo con voz firme y autoritaria—. Les pido que se reúnan en la sala de juntas en cinco minutos. Tengo algunas cosas que quiero discutir con ustedes.

Sin más, continuó su camino hacia la oficina de presidencia, dejándome con un nudo en el estómago y una mezcla de frustración y curiosidad.

—Vamos, Alice —dijo Jane, dándome un apretón en el brazo, como si intentara transmitirme fuerzas—. Será mejor que nos preparemos para conocer a nuestro nuevo jefe. No lo hagamos esperar.

Asentí, todavía procesando nuestro encuentro.

Ethan recién aparecía y ya podía sentir que su presencia representaría un cambio importante en la empresa. Sobre todo, para mí.

Como lo pidió, en cinco minutos ya estábamos todos reunidos en la enorme sala de reuniones de la empresa. Los encargados de cada departamento se miraban entre sí con nerviosismo. La mitad de los empleados observaba a Ethan con temor, mientras que la otra mitad lo veían con admiración. Y estoy segura de que más de uno soñaba con pedirle un autógrafo al reconocido “empresario del año”, según la revista Forbes en su edición de 2023. La cual aclamaba los logros del joven talento en la industria tecnológica y sus innovadores productos recién salidos al mercado. Era un prodigio. Era un genio. Era un…

—Lamento interrumpir sus profundos pensamientos con mi aburrido discurso —dijo de pronto, dirigiéndose a mí, haciendo que todos mis compañeros me observaran con desaprobación.

Era un cabrón.

—Disculpe, señor Sinclair —balbuceé entre dientes, bajando la cabeza.

—Como ya saben, mi padre está pasando por un momento difícil de salud, y por eso estoy aquí hoy. Aunque mi experiencia no está centrada directamente en la fabricación de juguetes, conozco bien el funcionamiento de esta empresa. Con su apoyo, estoy convencido de que podemos posicionarnos como líderes del mercado frente a nuestros competidores.

—Ahora entiendo por qué es tan exitoso —murmuró Jane a mi lado, mientras el resto de la sala dedicaba un exagerado aplauso a nuestro nuevo jefe.

«Como si hubiera resuelto el calentamiento global», mascullé para mis adentros, rodando los ojos con fastidio.

—No es para tanto —dije, justo cuando los aplausos se extinguieron, dejándome en evidencia frente a Ethan. Quien, sin titubear, me lanzó una mirada reprobatoria, levantando una de sus gruesas y perfectas cejas masculinas.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 09.01.2025

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