Estuve toda la tarde trabajando con el material de Nina y buceando en google. Avancé gracias a que apagué mi celular. No quería tenerlo a Martín picoteándome el coco como un aguilucho hambriento. Y menos, distraerme con el otro "asunto" del que puedo estar arrepintiéndome en este momento.
Podría decirse que tengo la nota cocinada. Solo me estaría faltando el componente "sensacional" de la misma.
Vuelvo a prender el celular. 7 mensajes en 4 chats y varias llamadas perdidas. Creo intuir de quiénes. Decido abrirlos en orden de facilidad mental y emocional.
Arreglo en primer lugar salir hoy a la noche a cenar con Nina.
Me tapo un poco los ojos al ver el mensaje de Martín reclamando la nota para que en este instante la revise Laura. ¡Puta Madre! Como odio lidiar con ella. Un ser tan receloso de su territorio. Aprovecha cualquier oportunidad para meter su patita en el piso de otros, con más ahínco todavía si es mujer. Conmigo, además, cultiva un odio especial, creo que proporcional a lo que le simpatizo a Martín. Es una fémina con complejos de solterona, aunque joven todavía, ronda los 40. Pero esa actitud tan resentida que lleva en la vida hace prácticamente imposible tender un puente con ella. Estoy segura de que va a hacer trizas mi nota, solo para conseguir su cuota felicidad diaria alimentada a base de humillación ajena.
Contesto para calmar las expectativas, aunque me está faltando el material más candente. Casi de costado, ojeo el mensaje de Laura, sentada de cuclillas, ahora sí, sobre el sillón de mi escritorio mientras descubro un agujero del tamaño de una moneda en el pijama predilecto de mi adolescencia lleno de cartoons.
Me meto finalmente en el chat más escabroso para mi hoy...el del Club. Allí veo una foto que subió la propia Luciana y el festejo de todos por la reserva de los pasajes. Algo en la imagen de Luciana me hace ruido a lo lejos. La abro para husmearla en detalle y desasnar mi desconcierto.
Es una selfie que la enfoca con un grito congelado de alegría. Está súper producida, maquillada como para una fiesta. Su cabello luce recién salido de la peluquería. Pero lo que no termina de cerrarme, no es solo el escote de la musculosa blanca, que aparece casi en primer plano en la foto, sino la pose. Esta juntando ambos pechos. De repente, pienso en mi nota. Casi todos los perfiles que vi en Snapchat, son de mujeres que exponen alguna parte de su cuerpo para testearse en el mercado de citas. La pose de Luciana es muy similar al de ellas.
Lo más curioso es que cuelgue esta foto en este grupo. ¿Con quién habría de testearse? O lo que es peor, ¿con quién coquetear?
Cae otro mensaje de Laura (Suena la música de Tiburón de fondo). Siento pinchazos en mis axilas. Ahora sí que me estoy empezando a malhumorar. Que mujer más amargada e insoportable. Lo último que quiero hoy es tener que interactuar con ella. Con solo mirar la foto de perfil salta a la vista su insatisfacción innata. Colocó un fondo blanco e insípido que contrasta con su melena lacia y oscura, lleva puesta una camisa formal celeste y un gesto tan frio que espantaría a cualquier usuario de Tinder.
Definitivamente, se consagraría en la mujer con menos fuegos de Snapchat, pienso, mientras tecleo algunas palabras de mi nota mordiéndome los labios. Aunque dejando de lado mi ojo cítrico, debo reconocer que hay un potencial que podría explotar. Tiene un rostro con rasgos "casi" armónicos y unos ojos azules que, de resaltarlos, podrían dar vuelta a la página de su solitaria vida. Pero allá ella y su amargura.
Voy rápidamente al contacto que me dio Nina para ver si puedo poner fin a este martirio y tratar de sacar algo jugoso de mi charla con ¿¿KITTY??? ¡Vaya nombre que se puso! Suena muy porno, ¿o me parece a mí?
Esta Nina es tremenda, tener una ex que se llama o apoda Kitty es la fiel prueba de lo perdida que está si realmente quiere sentar cabeza.
Por lo que se observa en su imagen, Kitty, es una chica muy joven, de apenas 20 años y bastante bonita. Aunque con tanto glitter y agregados de Photoshop, no podría a ciencia cierta descifrar su rostro real. Sin embargo, en el fondo hay algo que me resulta familiar.
Me intriga pensar en el porqué de su actitud exhibicionista y desenfrenada. ¿Será una nueva generación de chicas o es éste el único espécimen? ¡Bien! Tal vez esa pueda ser mi primera pregunta.
Le escribo por WhatsApp preguntándole sobre Tinder y su performance en esa red. Pero Kitty es bien gráfica como toda centennial y empiezan a llegar una catarata de fotos. Mi mandíbula cae paulatinamente por el tenor de lo que estoy viendo. Creo que ni Hustler está a la altura del zoom anatómico desplegado en ellas. Kitty haciendo travesuras, titularía a esta fotonovela porno....
Me sonrojo sola frente a la pantalla de mi celular, mientras mis ojos miran hacia alrededor esperando no encontrar a nadie viéndome chequear este material explosivo.
No tiene problemas Kitty con el cavado por lo que veo. La pasa bien, eso está claro, concluyo mientras miro los tamaños del morocho y del rubio que la acompañan en posiciones desconocidas hasta este momento por mí.
Siguen cayendo fotos. ¡HELP! Es integradora y solidaria con sus congéneres también. ¡¡¡Girls only wanna have funn!!! diría Cindy Lauper. Entrecierro los ojos, pispeando de costado una imagen de tres chicas como en un trencito acrobático encadenado de "cunilin...."... Dios, ¡¡Que destreza!
Martín me mata, este material es impresentable. Estoy a punto de bloquear el contacto, pero mi curiosidad "periodística" no me deja.... y digo en un mensaje grabado: “Que entrega... te felicito! Pero necesitaría alguna foto apta para familias "promedio"
Kitty me devuelve el mensaje de voz: “Entiendo a lo que vas. Vos me preguntaste por esto y yo te lo dí de la manera más grafica...El tema es que hoy todas las chicas están aquí, subiendo fotos. Y la que más se anima, más seguidores, likes y éxito tiene. De manera que, si no lo haces, no existís. ¡Salvo que quieras venir a sentirte una Looser!”
De repente siento un desasosiego enorme, pensando en toda la generación de niñas que vienen detrás de Kitty. ¿Esto es lo que les espera? Sin sonar prejuiciosa, e impulsada por mi veta feminista digo en la grabadora: ¿Pero por qué estar siempre sujeta a la mirada del otro y pender de esas las reglas? ¿Porque no poner tus propias reglas? Para algo nos tiene que ayudar tanta tecnología ¿no?
Kitty vuelve a arremeter: “Bueno....a mí me encanta la fotografía artística, por ejemplo. Pero no creo que a nadie le interese. No creo que ni vos ni yo podamos cambiar nada”
Empiezan a llegarme una multitud de fotos tan alucinantes como bellas retratando, paseos perdidos, anónimas y pintorescas figuras callejeras, momentos realmente únicos guiados por un collage tan precioso que impresiona. Este material es verdaderamente espectacular, es arte.
De repente se me prende la lamparita, vuelvo a grabar otro mensaje: “Te reto a una prueba, empezá a subir tus "nuevas" producciones en la próxima semana. Buscá títulos y puestas creativas. Cuando finalice, me contás el resultado y te vuelvo a entrevistar para la revista, ¿ok? Sería nuestro experimento científico. Estoy convencida que te vas a hacer famosa, de verdad. Tal vez este no sea tu lugar. ¿Quién te dice no generes tu propia movida?”