Milly, Hogwarts y la Piedra Filosofal

I.- Carreras junto al lago

—¡A que no me atrapas!— Aquel grito, infantil y risueño, resonó claramente por entre los árboles, rompiendo abruptamente con toda la calma que, hasta entonces, reinaba sobre Little Lakeville.

Este era un pueblito establecido en las orillas de un lago más o menos grande, oculto entre las montañas y rodeado por un hermoso bosque. Sus habitantes disfrutaban de salir a pescar, pasear en bote, nadar o simplemente caminar por la orilla del lago, admirando el paisaje.

Sin embargo, a pesar de que el lugar solía permanecer tranquilo la mayor parte del tiempo, hay que decir que esta vez se encontraba mucho más silencioso de lo normal, cosa que era de esperarse, pues hace poco que habían empezado las vacaciones de verano, y el pueblo se habría encontrado desierto de no ser por los ocupantes de las cuatro o cinco casas que no se hallaban vacías. Y podría haber permanecido de esta manera si la menor de las hermanas Goldheart no hubiese salido de su casa a toda velocidad, mientras profería unos tremendos gritos:

—¡Ja! ¡No puedes atraparme!

—¡Hey! ¡Vuelve aquí!—se oyó la voz de Sarah, que trataba de darle alcance.

Nop ¡Si quieres que vaya contigo, deberás alcanzarme primero!—contestó burlonamente.

—¡Evelyn! ¡Ven acá!—gritaba la otra con desesperación—. ¡Sabes que no podemos alejarnos mucho de casa! ¡EVELYN!

Pero ella no le hizo caso, en lugar de volver, decidió adentrarse en el bosque. Corrió lo más deprisa que pudo y, cuando vio que su hermana ya no la seguía, se detuvo a descansar un rato; se sentó en una piedra y contempló los alrededores; los rayos de sol se filtraban entre las ramas de los árboles y una suave brisa sacudía sus hojas. Evelyn estaba tan entretenida, que apenas le dio tiempo de huir al oír de nuevo los gritos de Sarah:

—¡EVELYN!

¡Ups! Mejor me voy—dijo, echando a correr de nuevo.

. . .

Todo en el bosque era bastante armonioso: sólo se podían escuchar el viento, los trinos de las aves, algún animalito saltando por ahí y un peculiar sonido, similar a un rasgueo.

Una pequeña estaca de madera se movía de un lado a otro —siendo guiada sutilmente por una mano femenina—, dejando a su paso un fino rastro de color gris: aquello era un lápiz. Poco a poco los trazos fueron tomando forma, hasta convertirse en montañas. Una vez terminada su obra, la niña alzó su cuaderno, comparando el dibujo con su modelo de la vida real. Sonrió satisfecha.

—¡Ahhhhhhh!

—¡Te dije que vengas!

—¿Huh?—Murmuró extrañada la chica del dibujo, pues creía ser la única que se encontraba ahí en ese momento. Estaba preguntándose de qué o quién podría tratarse, cuando vio pasar a dos pequeñas a toda velocidad. Las reconoció al instante y se dirigió hacia ellas.

—¡Ya basta Evelyn!—repetía Sarah una y otra vez.

—¡No!—como estaba siendo alcanzada, optó por treparse a un árbol.

—¡Baja de ahí ahora!

—¡No, no y otra vez... NO!

—¡EVELYN! ¡Baja ahora mismo! O... ¡LES DIRÉ A MAMÁ Y PAPÁ!

—¡Oh, no! ¡Sarah va a acusarme! ¡Que alguien me rescate!—dijo en son de burla—. Rápido ¡Ayuda! ¡Socorro!... ¿Milly?—Ambas volvieron la cabeza y vieron a su hermana mayor aproximarse.

—Así que jugando a las atrapadas sin mí, ¿Eh?—les preguntó, arqueando una ceja.

—No, no, no es eso—se apresuró a decir Sarah—. Es que...

—No, tranquilas, está bien—interrumpió Milly—. No hace falta disculparse, comprendo, seguramente pensarán «Oh, Milly ya está muy grande para esto, ya casi cumple los once. Se va a cansar la pobre ancianita»—dijo mientras hacía gestos raros, tratando de hacer una voz de bebé.

Las niñas la miraron con cara de incomprensión, pero ella se limitó a sonreír.

—Tranquilas, es broma. Sé que no pensarían eso... bueno... creo. Como sea, Eve, baja de ahí, ¿Quieres?

—Bueno, pero primero dile a Sarah que me deje vivir.

—¿Sarah?

—Bien, no le haré nada...

Una vez en el suelo, Evelyn preguntó:

—Milly, ¿Qué hacías aquí? Papá lleva dos horas preguntando por ti.

—Ahhh... ¿Y qué le han dicho?

—La verdad, que no sabíamos dónde estabas. Aunque creo que no les agradó mucho esa respuesta.

—Bueno...—dijo con un leve tono de preocupación en su voz, pues definitivamente no le agradaba la idea de tener que enfrentar a sus padres enojados —. Sólo estaba dibujando, ¿Hay algo de malo en eso?

—Pero sabes que no podemos alejarnos de casa—intervino la tercera.

—¡¿Disculpa?!—exclamó, haciéndose la ofendida—. Ustedes también están aquí, ¡Y son más pequeñas que yo!—ante tal acusación, las chiquillas sólo rieron.

Mientras su hermana se sacudía la ropa, Milly recogió sus cosas, miró las montañas una vez más y luego bajó la vista hacia su cuaderno. Le dio vuelta a la hoja, notando que era la última. Ahora, además del posible castigo que le esperaba al llegar a casa, tendría que buscar una libreta nueva.

—De acuerdo, es hora de ir a casa. Sólo... no digan nada, ¿Ok?

—Vale, te prometo que guardaremos silencio—aseguró Evelyn, levantando la mano derecha.

—Habla por ti—sentenció Sarah—. Milly, sabes que de todas maneras estaremos en problemas, ¿Verdad?

—Ustedes no. Ya saben, se supone que yo debo ser la "responsable"— hizo un gesto de comillas con los dedos—. En fin, mejor nos vamos ya. Mmm...

—¿En qué piensas Milly?— inquirió la menor

—Bueno, ya que les encanta correr... ¿Carreritas?

Y a la cuenta de tres, las niñas salieron disparadas en dirección a su casa.

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Holi cara de boli. Gracias por llegar hasta aquí.

Y bueeeeeno, así es como termina el principio de este pequeño gran proyecto. Espero lo hayan disfrutado. Y si es así, házmelo saber, por favor.



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En el texto hay: hogwarts, harrypotter, piedrafilosofal

Editado: 14.09.2020

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