Milly, Hogwarts y la Piedra Filosofal

II.- El mundo de Milly

—¡Gané!— exclamó Milly triunfante, frenando en seco al llegar ante la puerta del número 7. Casi al instante, Sarah apareció detrás de ella, no muy feliz.

—Nada de «gané»— dijo una voz claramente molesta—, ¿Dónde estaban?

—¡Mamá!— respondió la niña de la manera más inocente que pudo—, ¿Cómo estás?— añadió con una risita nerviosa, que sólo la hizo sentirse tonta.

—¡Sarah!, ve por tu hermana—ordenó señalando a una agotada Evelyn que se aproximaba, jadeando y repitiendo que aquello no había sido justo—, ¡Milly!, ¡Estás en serios problemas!

—¡Ay, no!— murmuró Milly, entrando en la casa con la cabeza agachada. Definitivamente no le agradaba ni un poco cuando sus padres se enfadaban...

. . .

—Y bien... ¿Dónde te habías metido?—cuestionó su padre, con los brazos cruzados y voz autoritaria.

—Estaba... en el bosque

—Sabes perfectamente que no puedes ir allí

—Lo sé, pero sólo estaba dibujando, eso no es nada malo

—Milly—interrumpió su madre—, ya te hemos dicho varias veces que es por tu seguridad, además, ¿Qué ejemplo le estás dando a tus hermanas?

—Pero...

—Nada de peros— dijo fríamente su padre— Ya casi cumples los once, ¡Deberías ser más responsable!

—¡Papá!

—¡Hija!

—No es gracioso

—¡Claro que sí!—comenzó a reírse, pero se detuvo al ver la mirada de su esposa—. En fin, el punto es que debes comprender que lo hacemos por tu propio bien...

—Y aquí vamos de nuevo...

. . .

Milly Goldheart era una brujita curiosa. Por eso le parecía sumamente injusto no poder salir a explorar el bosque, la única parte de Little Lakeville que apenas conocía. De ahí en fuera, andar por el pueblo era como andar en la sala de estar de su casa; lo conocía incluso mejor de lo que se conocía a sí misma. Después de todo, ¿Qué se puede esperar luego de once años de permanecer en el mismo lugar? La niña jamás había visitado otro sitio, ni siquiera en las vacaciones, además, su familia era la única familia de magos en el lugar, y todos los demás niños se iban durante el verano, así que Milly sólo podía jugar con sus hermanas. Claramente no estaba hecha para soportar rutinas, pero si no quería meterse en problemas, más le valía aguantarse el aburrimiento y la frustración por no poder hacer algo interesante con su vida.

Ahora mismo se encontraba ahora en su habitación, no sabiendo muy bien si había corrido con suerte o no, puesto que, a pesar de que no obtuvo castigo alguno, tuvo que soportar el sermón de dos horas sobre seguridad, riesgos, muggles y leyes mágicas que ya se sabía de memoria.

Había hallado una hoja suelta y estaba dibujando en ella, puesto que aún después de poner su casa patas arriba, Milly no logró encontrar una nueva libreta. Amaba dibujar, era una forma de sentirse libre, ya que podía plasmar lo que deseara. Se encontraba sumamente concentrada, mientras trazaba diversas figuras, hasta que una voz la interrumpió:

—¡Se ve muy bonito!— una cabecita con un par de trenzas oscuras estaba asomándose por la puerta.

—Gracias, Eve— esta le dedicó una sonrisa a su hermana mayor y entró en la recámara. 

—No hay de qué, sólo dije la verdad. Te quedó muy lindo. Por cierto, mamá dice que bajes a cenar.

—Iré en un momento

—Bien, pero date prisa—respondió, sabiendo que la chica tenía una idea un tanto diferente acerca del tiempo que un momento podía durar.

Lo cierto es que Milly no tenía hambre, prefería quedarse arriba y continuar con su dibujo, aunque también consideraba que ya había tenido suficiente con una reprimenda, por lo que decidió hacerle caso a su madre y bajar.

—¡Ya era hora! —exclamó Sarah agitando los brazos.

—No me tardé tanto —reclamó

—Clarooo...—dijo la morena con sarcasmo

—¡Ya basta, niñas!—intervino Angie

—¡Milly empezó!

—¡Fue culpa de Sarah!

—No importa quién empezó. Sólo compórtense, ¿Quieren?

La cena transcurrió en un incómodo silencio, que no era habitual en aquella casa. Milly fue la primera en levantarse y subió a su cuarto a toda prisa. Ella amaba a su familia y le encantaba pasar tiempo con ellos; pero a veces también disfrutaba de la soledad. Guardó sus lápices, fue a tomar una ducha, se puso su pijama y se sentó en su cama a contemplar el paisaje nocturno.

—Desearía tener una cámara—expresó—, así podría tener este hermoso cielo para pintarlo cuando consiga otro cuaderno— suspiró y comenzó a trenzar su cabello, de un castaño muy claro -aunque no tanto como el de su madre, el cual estaba a casi nada de ser rubio-, que bajo la suficiente cantidad de luz, adquiría un brillo dorado muy bonito.

Un rato después llegaron sus hermanas, pues las tres compartían la habitación.

—Tengo sueño—dijo Evelyn, frotándose los ojos—, Milly, ¿Nos lees un cuento por favor?

—Sí, anda, ¡Dí que sí!—pidió Sarah

—Bueno, pero uno cortito y se duermen.

—¡Sí!—respondieron al unísono.

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Holi cara de boli. Gracias por llegar hasta aquí.

¿Les gustó el nuevo capítulo? 

Bueno. Sólo queda decirles que procuraré hacer la siguiente actualización pronto. Espero que lo hayan disfrutado, y que continúen así :3

Con cariño~

Glee Lovegood



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En el texto hay: hogwarts, harrypotter, piedrafilosofal

Editado: 14.09.2020

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