Opening: En el futuro lucharán, esas estrellas brillarán, un sueño vendrá para conquistar, dentro de la oscuridad un héroe resucitará, como el fénix logrará surgir, ¡Milo y Kanon X!
Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon X, Milo trató de conseguir una parte de su maravilloso helado, pero no pudo. ¿Saldrá de esta vivo? ¿Podrán los chicos salvar a Allen el hemofílico y a Kanda? ¿Encontraran por casualidad las partes faltantes de sus armaduras? Todo esto y más en el capítulo de hoy.
—Yo iré a buscar a Milo, ¡ustedes encárguense de los chicos! —avisó Mu, y mientras éste se fue a buscar al otro retrasado, en lo que lo hacía, Kanda miraba cómo estaban afilando los cuchillos de madera aquellos indios.
—No creo que con eso vayan a poder atravesarnos… =_=
—¡No creo que sea necesario que nos atraviesen con eso! —gritó desesperado Allen al ver cómo algunos mordisqueaban la jaula en la que estaban.
—Creo que mejor nos apuramos -w- —Kanon por fin se había decidido ir a salvar a los extraterrestres, por eso se lanzó en primer lugar.
—¡Aguanten! —luego de decir esto, Aioria también fue detrás de él seguido de Naruto.
—¡Deberás! —y luego de éste vino Sasuke.
—¿Qué se creen que hacen? ¡Idiotas! —después de exponerse de una manera muy estúpida, todos terminaron siendo emboscados, pero afortunadamente nuestros héroes los superaban en habilidades a estos inadaptados sociales, así que les fue fácil vencerlos.
—Bien -w-, buen trabajo. Qué lástima que Milo no estaba con nosotros para llevarse algo de gloria —sacudió sus manos Kanon luego de decir eso. Más tarde se le vio a Naruto liberar a Kanda y a Allen.
—Salgan. ¡Deberás!
—Por un momento pensé que no vendrían a ayudarnos, gracias, subnormales —les dijo el morocho.
—Kanda, esa forma de dar las gracias no es la apropiada —le reprochó el albino.
—Encima que te salvamos de estos indios que te iban a violar y luego a comer, ¿así nos tratas? Tendríamos que haber dejado que por lo menos te violaran ¬¬x —le reclamó el caballero de Géminis.
—Chicos, acá encontré sus cosas —Sasuke sacó las ropas de Allen y de Kanda de un montón, y se las entregó a sus respectivos dueños.
—Gracias por recuperar mis cosas, y por salvarnos también —después de agradecer el chico de la cicatriz, se fue a cambiar con su compañero detrás de unos arbustos.
—Bien, ahora hay que reagruparnos para poder buscar alguna forma de salir de aquí -w- —avisó el peliazul.
Mientras tanto…
—¡Milo! ¿Dónde estás? —vociferaba el caballero de Aries buscando a su compañero perdido, sin embargo, no fue capaz de ver que Milo se encontraba cerca de la entrada de la aldea convulsionando furiosamente en el suelo, y que llevaba así más de un capítulo—. ¡Milo! —lo seguía llamando por su nombre, pero por no estar mirando al suelo, se tropieza con un cadáver, no, pero casi; era el cuerpo de Milo—. ¿Con qué he tropezado? —se levantó el de cabellos violáceos y luego miró al suelo—. ¿Pero quién diablos ha dejado una piedra tan enorme? […] Espera… ¡Milo! —exclamó al darse cuenta de que era su amigo. Al principio no reconoció a su compañero porque estaba inflado como un globo. A todo esto, éste estiró su mano temblorosa implorando por ayuda, y lo miraba con sus ojos llenos de lágrimas—. ¡Ahora te ayudo! —se puso rápidamente a su lado y colocó su mano en lo que parecía que era su pecho, allí hizo presión, haciendo los primeros auxilios, pero como no lograba nada, entonces lo enderezó y le dio una patada en la espalda, la cual fue realmente efectiva, ya que le hizo escupir lo que lo estaba matando; había expulsado: algunas piedras, un condón, y finalmente un neumático. Luego de ayudarlo, volvió por fin a la normalidad; al parecer había acumulado mucho aire por la asfixia.
—Ah, muchas gracias, creía que iba a morir. No volveré a comer helado del suelo nunca más —aseguró el Escorpión.
—¿Cómo rayos es que tenías esas cosas a dentro? —preguntó exaltado el otro, ya que no entendía cómo es que se había tragado tanta cosa sí solo chupó helado del piso.
—No sé -w- —contestó. Al parecer, éste era otro de los muchos misterios de esta historia.
—Bueno, no importa. Tenemos que regresar con los demás —le dijo Mu, y Milo asintió mientras sacaba una chocolina para empezar a comerla, y finalmente se pusieron en marcha. Lo que ellos no se esperaban es que durante la ida se encontrarían con los demás que estaban de regreso.
—¡Oh!, me alegra que los hayamos encontrado. ¿Por qué tardaron? —preguntó Kanon.
—Es que Milo se estaba muriendo en ese momento, fue por eso. ¿Y a ustedes que tal les fue? —contestó Mu.
—Como ven, estamos vivos gracias a estos inútiles que no son tan inútiles después de todo —informó Kanda.
—¡DEJÁ DE LLAMARNOS ASÍ, MALDITA SEA! —le gritó Kanon.
—Su amigo no es tan malo, por eso… —Sasuke quiso aprovechar el momento en el que Kanda estaba más calmado, así que se acercó al morocho rápidamente para pedirle su autógrafo otra vez—. ¡Dame tú autógrafo esta vez por favor! —le suplicó.
—¡Te dije la vez pasada que te pudrieras! —el morocho ya estaba con los ánimos de la mierda otra vez.
—¿Anda, Síiiiiii? —le volvió a suplicar.
—Como sea… Lo que necesitamos hacer ahora es […] ¡Oye! —se interrumpió Mu por el hecho de que sintió que alguien le estaba tocando la cintura, trató entonces de golpear al sujeto, pero no lo logró. Sin embargo, Kanon vio al tipo, el cual estaba vestido de unicornio y se acababa de llevar una parte de la armadura de Mu, así que lo señaló.
—¡Ese tipo es el que se está choreando nuestras armaduras!
Editado: 17.05.2020