¡Perseverar es lo que te hace abandonar el fracaso! esa fue la frase de inicio en el discurso que mi amigo Raúl Domínguez dijo en el auditorio, ahí mismo se llevó a cabo la lujosa ceremonia para recoger su tan valioso título de master, sin embargo la anterior frase la vivió muchísimas veces.
Tuvo una infancia desdichada por culpa de los maltratos físicos recibidos por su alcólico padre, en la adolescencia perdió a su madre en un accidente de autos, su padre alcólico se casó de nuevo y la madrastra lo maltrató innumerable veces, tiempo después el padre abandonó el hogar para perderse totalmente en el alcohol, la mujer al verse en banca rota y sola, decide deshacerse rápidamente de Raúl, la pobre abuela materna de Raúl lo adopta con agrado, el muchacho Raúl sumamente flaco, trabajaba después de clases en una fábrica recicladora para costear su educación, así logró graduarse en la secundaria, luego trabajó de cajero y estudiaba sábado y domingo en la universidad, así logró ser licenciado, años después se casó, pasaron los meses y por desgracia Raúl cayó enfermo de osteosarcoma, el cáncer no solo le comía los huesos; sino también el dinero, por eso pasó muchas calamidades con su fiel esposa; aun así siguió sus estudios en su biblioteca casera, luego de años de intensa batalla sobrevivió a la enfermedad, ya recuperado nuevamente trabajaba de maestro y estudiaba al mismo tiempo, así luchó por su maestría en química, al final de la lujosa ceremonia recogió su premio de excelencia académica, el cual dedicó a su esposa y demás seres queridos, con los ojos llorosos y una gran sonrisa ante miles de espectadores importantes, los cuales lo ovacionaban, dio gloria a Dios por haberle dado un espíritu de guerrero.