Minicuentos

Horrores

-Ya no hay más, dijo el hombre cuando tiró una lata vacía que contenía carne, luego él estuvo sentado en un pequeño banco, se inclinó al frente y se  llevó las manos a la cabeza en señal de preocupación, todo eso mientras las paredes del cuartito temblaban, y del techo caían numerosos granos de tierra, pues a lo lejos se escuchaban sonidos muy poderosos y espantosos, en una pared había un calendario colgado que tenía todos los días de enero hasta mayo tachados con tinta roja, en el piso yacían periódicos viejos que hablaban acerca  de los conflictos por los precios del petróleo entre países socialistas y capitalistas, minutos después el solitario hombre se paró para encender la tv; pero de ningún canal tuvo señal, quiso usar el celular y tampoco le funcionó, el sujeto casi llorando iba a sentarse cuando desde su enorme radio transmisor oyó lo siguiente:  -hola, hola, ¿puede alguien oírme?

Tomando el micrófono del transmisor contestó así:

-Hola, habla Jorge, ¿eres tú Rodrigo?, cambio…

-Sí Jorge, aquí en el refugio todos los supervivientes estamos muy felices, hay una gran noticia: ¡todo terminó!, ¿me escuchaste?  ¡La guerra por fin terminó!, Cambio…

-¿De verdad? es grandioso, no puedo creerlo, mi corazón al fin tiene paz, ¡qué alivio más grande después de estos largos meses  tan angustiantes! Pero… ¿cómo sabes que la noticia es verdadera?, Cambio…

-Con mi antena parabólica tomamos la señal de las radios internacionales,  dijeron que naciones unidas intervino y los países acordaron un cese al fuego por veinticuatro  horas, pues así firmarán un tratado de paz, las últimas bombas cayeron hace como quince  minutos, ¿no sé si las sentiste? Cambio…

-Sí las sentí, pues mi sótano que lo convertí en un bunker tembló  por completo, lo bueno es que nuestra larga tristeza acabó, estaba asustado porque el agua potable y la comida enlatada se me terminó, ¿ustedes están bien? Cambio…

-Mi esposa está algo mal del estómago, creo que es por comer la misma comida por tantos días, los demás estamos sanos  y nos estamos preparando para salir a buscar más sobrevivientes; sin embargo usaremos las máscaras antigás por si lanzaron bombas químicas, cambio…

-Haré lo mismo, cuídense, un abrazo a todos, estaremos en contacto cambio y fuera.

Entonces Jorge muy alegre se puso una máscara de feo aspecto la cual tenía una boquilla al frente, subió las escaleras, abrió una compuerta que estaba en el techo  y así salió a la superficie luego de muchos días en el encierro, solamente caminó unos pocos pasos cuando se paralizó, su cara se desdibujó… todo lo que había conocido ya no estaba, sintió un horroroso escalofrió cuando vio a los miles de cuerpos muertos tendidos en el suelo, varios de ellos estaban mutilados, había todo tipo de gente muerta: soldados, niños, ancianos, amas de casa, etc.  Los autos, autobuses y las bicicletas eran unas hojalatas retorcidas, en medio del desorden abundaban los largos casquillos de ametralladoras, las casas, los edificios se convirtieron en un montón de piedras derribadas, y lo que quedaba de árboles estaban en llamas bajo un cielo  oscuro y sin nubes a causa del asfixiante humo.

Jorge halló debajo de sus pies un chupón que fue de algún inocente bebé, por lo que llorando corrió  a encerrarse  nuevamente antes de seguir descubriendo tantos horrores.



#19648 en Otros
#5766 en Relatos cortos

En el texto hay: misterio, ciencia ficcion, amor aventura

Editado: 07.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.