Ministerio del Tiempo - cinco libros apocrifos

Tiempo de Reconquista – 1806 – Reconquista por un tiempo - Epilogo

Epilogo

El resero encendió un chala e invito

  • Gusta—
  • No, gracias, no puedo— contesto el convidado

Permanecieron en silencio unos minutos, sentados sobre el tronco caído de un aguaribay. Tras ellos la puerta cerrada se recortaba en el blanco muro exterior de la estancia Santa Catalina, antigua factoría Jesuítica en las sierras de Córdoba.

  • Estaba pensando— rompió el silencio el resero, que obviamente quería preguntar algo pero no estaba seguro de cómo hacerlo— digo, tengo una piedra…¿Qué paso con el señor Javier?—
  • Nada—
  • Como nada, ¿no recibió un mosquetazo?, ¿Qué fue eso?—
  • A, si, bueno, no fue nada, solo un toque dramático para el final— dijo bajando la vista, algo embarazado.
  • ¿y que pensara él de eso?—
  • Bueno, no creo que ni siquiera llegue a enterarse de esto, así que supongo que no pensara nada—
  • ¿y el ministerio?—continuo—¿Por qué le ha interesado?—
  • Vera, sabe que me interesa la historia— El resero asintió – pues bien, la mayoría de la que hay está contada por otra gente. El ministerio ha sido eso, la forma de contar la historia vista con nuestros ojos—

El resero lo miro detenidamente, no entendía a su amigo. En su mundo las cosas eran más sencillas, lo blanco era blanco, lo negro, negro, una vaca comía pasto y el gaucho se comía la vaca. Estas otras cosas se le escapaban.

  • ¿tiene idea de qué pasara con esa gente?—
  • De momento, todo sigue…luego, Dios dirá—

Aspiro profundamente el humo del cigarrillo, lo lanzo con evidente placer y luego, levantándose dijo

  • Me han contratado para llevar un arreo de mulas a Santa Fe—
  • Lo sé, por eso hemos aparecido aquí, en los corrales de la estancia están los animales que tiene que llevar—
  • Gracias, me ha ahorrado un lindo viaje, de Buenos Aires hasta aquí hay varios días de marcha—
  • No hay de que, me ha ayudado mucho, si usted no aparecía esta historia no se contaba—
  • Sea., ¿Qué hará ahora?—
  • Trabajar, no me queda más remedio, la olla tiene que ser llenada, y no eso no se hace solo—

Volvió a dar otra pitada

  • A sido un gusto ayudarle. ¿Nos veremos de nuevo?—
  • Eso espero—
  • Fue una linda aventura, ¿tiene otras?— demoraba la partida.
  • Pues, si, si hay, ¿le conté del Andaluz que se llego por aquí halla por el 1570?...— empezó a animarse, pero se quedo callado, debía seguir trabajando, ya había pasado mucho tiempo relatando historias.
  • Bueno, será hora de ir yendo—
  • Si—

Se estrecharon fuertemente las manos y sus ojos dijeron lo que las palabras no podían. Ambos eran solitarios en sus propios mundos.

El sol caía tras las sierras grandes, proyectando largas sombras.

FIN



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En el texto hay: fanfic, fan fic del ministerio del tiempo

Editado: 07.01.2025

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