Epilogo
El resero, dándole una última pitada al chala
—¿Qué le paso amigo?, ¿no era que no iba a escribir de nuevo?—
—Pues sí, es un que tengo un carácter muy fuerte— contesto el escritor y el resero se quedo mirándolo
—¿un carácter muy fuerte?— pregunto intrigado, pues, a decir verdad no se había mostrado muy firme en su decisión
—Sí, un carácter muy fuerte, no lo puedo dominar….— aclaro el escribiente— basta sentarse a la máquina para que los dedos comiencen a moverse solos…—
—¿y los lectores que culpa tienen?— pregunto inocentemente mientras apagaba el pucho.
—En fin, y ¿Dónde va a pasar la Navidad?— pregunto el escribiente, intentando cambiar de tema
—Con el calor que hace…supongo que dentro de alguna aguada— rio el resero
—jejeje, si, es una buena idea—
—Usted que sabe tanto— dijo de pronto el gaucho— ¿Por qué festejamos la Navidad en Diciembre, con estos calores del infierno?—
—Porque Dios ama a los pobres y nos permite disfrutar de hermosas noches de verano para saludarle—
—Si es por eso, no me enojaría si me amara un poco menos— casi blasfemo, mientras se secaba el sudor con un pañuelo.
—vamos amigo, no es para tanto, aquí debajo de este aguaribay se está fresquito— dijo el escribiente mientras se reclinaba contra el tronco del añoso árbol.
El resero hizo lo mismo, luego cerró los ojos y pareció quedarse dormido. Sin embargo se notaba que algo andaba rondándole la cabeza
—Aun no me ha dicho para que escribió esto—
—Ah, sí, es verdad— dijo es escribiente, golpeándose la frente— solo para desearle FELIZ NAVIDAD a los lectores—
—¿y usted cree que alguien le extrañaría si no lo hiciera?,— pregunto y luego se quejo— andimas me sigue debiendo la historia de la fundación...— bajo el ala del sombrero y trato de echar una siesta.
Se veía que el calor no había dejado dormir bien al resero. Su humor no era de los mejores.
FIN
Algún tiempo después, durante un caluroso cicno de Enero, los caminos del arriero y el escribiente volvieron a cruzarse.