Ministerio del Tiempo - cinco libros apocrifos

Tiempo de Perdida – 1813 – Perdida por mucho tiempo - parte 3 de 8

Parte 3 de 8 – La Madrid que no fue

El sol brillaba esplendoroso sobre la puerta de él mismo, en aquel luminoso medio día de mediados de Agosto.
La ciudad lucia vacía, como era lógico en época de veraniega. Veraniega por lo menos en esta mitad de España, porque es sabido que la otra mitad, la que está al sur del Ecuador en esta época está en pleno invierno.

Este simple hecho había dotado a España de una ventaja que ningún otro país tenia, la de tener siempre gente trabajando, pues mientras una mitad disfrutaba de sus merecidas vacaciones anuales en Julio—Agosto, la otra lo hacía en Enero—Febrero.

Pasadas favorablemente las conmociones de las guerras de independencia y tras una dura etapa de transformaciones el imperio se había convertido en lo que era, una gran nación integrada y expandida por todo el mundo.

Solo los chinos tenían algo parecido en su país de dimensiones continentales, los rusos encerrados en el norte continental y los británicos con su comunidad de naciones.

Esto había llevado a no pocos dolores de cabeza, los ingleses habían estado muy cerca de transformar el imperio en un rejuntado de países más o menos grandes, nominalmente independientes, de España, que fácilmente habrían caído en sus manos, más precisamente en las manos de la “city”, a través de ese nuevo colonialismo económico que habían desarrollado y que tanto éxito les había traído en los lugares del mundo donde habían logrado aplicarlo.

Pero esa era otra historia. Hoy las cortes Españolas con su doble cámara donde estaban los representantes de todas y cada unas de las regiones del mundo; una donde cada reino contaba con un miembro, lo que los igualaba, desde la más pequeña comarca peninsular hasta la mayor extensión de las regiones americanas, los antiguos virreinatos y otra proporcional a la población de cada región, mantenía el delicado equilibrio legislando para todos y por todos, cuidando que el primer ministro no tuviera que vérselas sin leyes necesarias y que el rey, o reina, como en estos tiempos, pudiera seguir siendo aquello en que se había convertido la realeza, un símbolo. Símbolo que hoy muchos cuestionaban pero que había servido como elemento de cohesión cuando más se lo había necesitado.

Todo esto no impedía, por supuesto, que en esta época del año las playas mediterráneas y del Caribe estuvieran llenas de anglo parlantes disfrutando del sol del que normalmente carecían.

Si parecía que los únicos habitantes de la España europea eran los turistas. Este año particularmente habían venido muchos desde Córdoba de la Nueva Andalucía para alentar al IACC que jugaba la final de la copa de la reina contra el Atlético de Madrid. Por todos lados había banderas a rayas rojas y blancas, los dos equipos tenían camisetas con esos colores y diseños, lo que hacía difícil discriminar las parcialidades.

Fuera de esto estaban los infaltables alemanes, e ingleses, paseando con el torso casi desnudo, tomándose todo el sol que les era posible…si es que les quedaba algún lugar luego de tomarse toda la cerveza disponible en los bares de la ciudad, y los asiáticos orientales que, con sus cámaras fotografiaban y filmaban todo lo que veían, como si les fuera imprescindible registrar todo en vez de disfrutarlo mientras lo vivían.

——————————————————————

El teléfono sonó insistente y no tuvo más remedio que atender, a pesar de que estaba a un paso de apagar la luz del despacho e irse de vacaciones. Qué bien se las había ganado.

Escucho con atención y, conforme escuchaba, la cara le iba cambiando

—Pero señor— atino a balbucear— ¿no se puede hacer cargo el ministro en Lima?—

La respuesta no se hizo esperar, y, por el tono quedaba claro que no admitía contra pregunta.

—Entiendo, el asunto con el Inca es de vital importancia y no se lo puede distraer con una nimiedad como esta…— asintió y siguió escuchando

—Bueno señor, despreocúpese, me hare cargo, ya veré que patrulla puedo enviar a la misión—

—…….—

—Si se que usted sabe que todo el mundo está de vacaciones en el ministerio y le agradezco que confié en mi nuevamente señor. –

—…..—

—Que tenga unas felices vacaciones Señor—

Sabía que tenía que haber apagado el móvil unos minutos antes. Miro su reloj y suspiro. Tendría que llamar a la aerolínea y pedir que le cambien el boleto para el próximo vuelo, eso tendría su costo, pero se podía solucionar. El problema sería que no hubiese lugar, lo cual, en Agosto, no era raro.

Con resignación volvió a sentarse tras el escritorio y a encender el ordenador.

——————

—Buenas tardes, disculpe que la moleste Amelia. Gracias por contestar—

— Ah, que recién se levanta. Disculpe, con esto de los usos horarios a veces me pierdo lamento haberla despertado, pero es que la necesito por aquí—

—……—

—Si, si se que está de vacaciones, pero…—

—¡Una semana! Para poder salir de allí ¿Pero dónde está usted Amelia?—

—…..—

—A si, si claro que me acuerdo que me había dicho que se iba a la amazonia peruana en una expedición a las fuentes del Marañón. Bueno, bueno, no se preocupe, ya me las arreglare siga en lo suyo y que la pase bien. La espero al regreso—



#616 en Fanfic
#2534 en Otros
#365 en Novela histórica

En el texto hay: fanfic, fan fic del ministerio del tiempo

Editado: 11.01.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.