Ministerio del Tiempo - cinco libros apocrifos

Tiempo de Perdida – 1813 – Perdida por mucho tiempo - parte 8 de 8 y epilogo

Parte 8 Regreso

La misión se había cumplido, ya que el encargo había sido entregado al rey, aunque las golosinas, en vez de ser disfrutadas por un aristócrata energúmeno, habían ayudado al disfrute de unos 10 chicos del pueblo llano. Sus rostros agradecidos eran recompensa más que suficiente.

A parte, ¿Quién notaria la diferencia? ¿A quién podía importarle quien se había comido las almendras? Seguro que nadie, así que todos tranquilos.

Además faltaba poco para la final, pensó José y no era cosa de andar llegando tarde por culpa de un príncipe goloso.

A veces, el que los subordinados no conozcan la verdad de su misión hace que esta tenga falencias. Son los riesgos que se corren al actuar secretamente.

Sin pensarlo dos veces satisfechos y felices de la extraña experiencia vivida marcharon por la puerta por la que habían llegado y la atravesaron.

  • ¿Dónde estamos? — pregunto Rafael al ingresar en los pasillos del ministerio, cada vez más desorientado
  • En el ministerio abuelo — le aclaro suavemente Yanay que le había tomado cariño, siempre tan atenta y solicita ella, no cabía duda que la ayuda social era lo suyo.
  • Ah, si, mi amigo Julián trabaja acá. ¿Les conté que yo era agente del ministerio en el siglo..siglo…—
  • Si don Rafael nos conto eso y que vino a recibir el saludo de la reina antes de jubilarse —

Y así, conversando animadamente se encaminaron hacia la puerta de salida.

Antes de llegar a ella los sorprendió ver 3 hombres, enfundados en trajes como los que usan los apicultores, fumigando la zona.

Estos, sin darles tiempo a cubrirse las caras siquiera, les echaron encima el humo que salía de sus maquinas y….

Al abrir nuevamente los ojos los tres se encontraron fuertemente agarrados por fornidos guardias

  • Bueno, por fin despiertan— dijo un hombre de serias facciones — ¿pueden explicar que hacen aquí? —

Los tres se miraron sin comprender, efectivamente no sabían que hacían allí, es más, ni siquiera sabían que era allí.

  • ¿Salvador? — pregunto de pronto Rafael

Al escuchar su nombre Salvador pareció reconocerlo

  • ¡Rafael! ¿Qué hace usted aquí? —
  • Pues, he venido a recibir el saludo de la reina antes de la jubilación— contesto Rafael muy ufano
  • ¿Reina?¿Que reina? ¿De qué hablas Rafael?—
  • Pues de Isabel IV, esa muchacha tan guapetona que tenéis de reina en esta época..o eso creo…—dudo – aunque, me parece que cuando nos vimos en el Paraná me habíais dicho que reinaba un tal Felipe…Felipe—
  • Felipe VI —
  • Ese, ese, pero… a mi me parece que el saludo real me lo dio la reina —
  • A, doña Leticia, ellas si es guapa —
  • No, Isabel, ¿o era Leticia? Disculpa, es que con los años….—
  • No te preocupes amigo, ven vamos a mi oficina a tomar un café y me cuentas mejor— invitó Salvador
  • Si, es lo mejor Gaspar— aceptó Rafael
  • ¿Cómo salió Instituto? – Se escuchó que preguntaba el hombre joven
  • Señor ¿Qué hacemos con estos dos? — preguntó el jefe de la guardia
  • Pues, terminad de interrogarlos y luego los deportáis por indocumentados. Ninguno es español —

El guardia se cuadro en un saludo marcial y se marcho llevándose a Yanay y a José que aun parecían victimas del aturdimiento.

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  • Señores — dijo para pedir silencio con la copa en alto – pido un brindis por nuestro director general cuyo hábil manejo de la situación nos ha abierto las puertas de las riquezas de América. ¡¿Qué digo de América?! ¡del mundo! — y todos rompieron en un estruendoso aplauso

En el grafico de resultados, en la pantalla tras el director, se veía claramente la línea de resultados.

No podía pedir más, la magistral jugada de desmembrar España lo había convertido en la persona más importante. Todas las grandes compañías querían hacer negocios con ellos o sus asociados ¡si hasta la gente del odiado ministerio del tiempo había que tenido que recurrir a ellos en busca de presupuesto. No, no directamente a Darrow, el nombre se mantenía al mayor resguardo posible, el presupuesto les era facilitado por una compañía norteamericana asociada, una que como pantalla se dedicaba al negocio de las películas y series por internet, pero no importaba que ellos no supieran quien estaba detrás de todo, ellos sabían que se habían vengado.

A los del ministerio les hubiese convenido más que Lola no existiera y Ferguson siguiera al frente de las operaciones. Al fin y al cabo el viejo era un incapaz que de pocas miras.

Pero no era así, ahora el estaba al frente y la diferencia se notaba.

Sin lugar a dudas sería difícil para otros superar sus logros.

Sin embargo no todo era alegría, al menos no para él que era consciente de las fisuras del plan. El gas, tan efectivo, había demostrado no ser efectivo con el anciano. Paradójicamente el Alzheimer parecía haberlo protegido…. No era muy peligroso, pero era necesario atender a eso.



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En el texto hay: fanfic, fan fic del ministerio del tiempo

Editado: 11.01.2025

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