Minova

Capítulo 9

Es algo extraño como esta isla pueda ser considerada como el réquiem de los sueños para muchos viajeros.

Ciudad Arcadia.

Si lo poníamos en términos geográficos, no era muy diferente a Cuba o Japón. Estábamos hablando de una isla con mucha diversidad, tanto flora y fauna, como también tecnológicamente.

Se dice que el clima es tropical, pero siempre se reportan días calurosos y muy rara vez hay lluvias torrenciales.  O al menos eso aparentaba, ya que había algunos reportes de personas que decían que el clima de Ciudad Arcadia era “creado” artificialmente.

Sin embargo, había algo que era verdad con respecto a este país.

—Sí que hace calor.

Elsa Scala, está sentada ahora mismo al lado de una ventana en el autobús usando su mano como abanico mientras su hermano sentado a su lado está mirando las noticias en su celular.

Las ventanas estaban abiertas al otro lado del autobús. Pero no parecía que las corrientes de aire lleguen hasta donde están ellos.

—Y al parecer esto seguirá así. Según los reportes, probablemente este sea el segundo día más caluroso luego del 4 de octubre de hace 5 años. ¿Estás bien, hermana? Desde hace unos minutos has estado dándote aire a ti misma, sin mencionar que los rayos del sol podrían estar dañando tu hermoso rostro. Si quieres podemos cambiar de asiento.

—No es necesario.

Ella se negó sin dejar de mover su mano.

A pesar de que hacía mucho calor, no mostraba ni una gota de sudor, ni mucho menos alguna transpiración en su cuerpo.

—Por otra parte. —agrego Elsa.

 A diferencia de su hermano que comenzaba a sudar, se podría decir que ella estaba increíblemente “bien”. Y entonces dijo:

—Es increíble cómo puedes estar traspirando si la ventana del otro lado está abierta.

—E-Eso no es suficiente, el aire ni siquiera llega hasta aquí, me ayudaría más si abrieras esa ventana.

Dijo Axel señalando la ventana que estaba al lado de su hermana.

Desde que se había sentado, Elsa no lo había abierto, ni mucho menos había hecho una pequeña abertura para que algunos flujos de aire puedan salir de ahí.

Había algunos rastros de polvo en las esquinas de la ventana, lo cual podría ser que sea un poco difícil de abrirla. Pero como estábamos hablando de Elsa, ella podría hacerlo sin problemas y sin gastar ningún gramo de energía.

—No puedo hacerlo.

Respondió negando tajantemente.

—¡¿Eh?! ¿Por qué?

Elsa no respondió. Giró su rostro y comenzó a ver por la ventana sin detener su mano.

Había una expresión aburrida en su rostro, y aunque tenía el ceño fruncido, sus ojos purpura brillaban con la intensidad de dos hermosa gemas producto del sol.

Axel no dijo nada más.

Comenzó a abanicarse con su propio celular, lo cual no era muy efectivo.

Pero había una cosa que entendió con claridad.

Nunca más iba a salir sin una botella de agua.

—Ah… sabía que debí haber comprado alguna bebida. —Se lamentó Axel Scala mientras agachaba la cabeza en un intento de evitar los rayos del sol.

El tiempo seguía pasando lentamente mientras el autobús iba a toda prisa, pero entonces, mientras Axel seguía lamentando su mala suerte, abre sus ojos intentando descansar sus ojos cuando de repente ve un objeto extraño entre sus pies.

—¿Eh?

Un pequeño peluche que tiene la forma de un dinosaurio esta frente a él.

Por un momento, había olvidado esa sensación sofocante que había sentido todo este tiempo y observa con atención el curioso juguete.

Baja su mano para tomar el juguete y la levanta, mientras que segundos después comienza a verlo detenidamente.

Era muy extraño ver un juguete de esos hoy en día. Se trataba de un peluche que parecía estar hecho de una tela barata rellenada del algodón más suave que puedas encontrar.

Usualmente, los niños de hoy en día juegan con muñecos hechos de plastificante, como también algunas veces hechas de un material parecido al metal, esto último era más comerciable gracias al consumo de los niños con los juguetes de acción que salían al mercado los cuales eran muy populares. Una revolución gracias a la tecnología en Ciudad Arcadia que permitía tener esos tipos de productos.

(¿Qué hace un peluche como este en este lugar? ¿Se le habrá caído a algún niño?)

Axel presionó el peluche pensando que saldría un chirrido o algún sonido, pero no había sucedido absolutamente nada.

Se planteó llevarse el peluche y dárselo a una agencia de Misericordia y esperar que ellos se encargasen de donarlo.

Axel no estaba muy familiarizado con este tipo de juguetes, ya que por lo general era alérgico a estos, y no le gustaba la idea de tener algo infantil decorando su habitación.

Pero entonces cuando comenzó a presionar la cola del dinosaurio, se escuchó una voz.

—Ah, el juguete de mi hijo.

La voz femenina se escuchaba muy cerca de su cuello.

Una mujer de cabello café que parece estar alrededor de sus treinta se levanta un poco de su asiento cargando a un niño de 1 año.

Ella estaba sentada detrás de Axel, y a su lado, estaba una señora de alrededor de los sesenta, al parecer esta última era la madre de la señora, ya que también se mostraba algo preocupada por alguna razón.




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