Minutos Infinitos

Capitulo 2

Desperté con un dolor horrible de cabeza, era como si el pájaro loco en persona estuviera golpeándome.

 

Necesitaba una aspirina. 

 

Por suerte siempre guardo una  en el segundo cajón de mi cómoda, sólo tenia que estirar la mano, tomar las pastilla y el estúpido dolor de cabeza se iría. Parecía tan fácil todo aquello, hasta que estire mi mano para abrir el cajón, me di cuenta de dos cosas.

 

Una: No había ningún cajón, donde se suponía que tendría que estar. 

 

Dos: Definitivamente no estaba tocando madera, sino carne, en definitiva esto no era mi habitación. 

 

El dolor de cabeza se fue dejándole paso a la preocupación, abrí los ojos con lentitud, lo primero que  miré fue mi propio cuerpo, Casi quise darme golpes contra la pared por dejar que el alcohol me dominará, porque es seguro culpa de el por lo que termine  en esta cama al lado de alguien sin ropa.

 

No quería mirar a la persona que estaba a mi lado, no quería aceptar lo idiota que fui anoche. 

 

En mi defensa estaba bajos los malditos efectos del alcohol, después de estos no me acercaré ni a tres metros de una cerveza. Gire con toda la calma que pude reunir en mi interior y lo vi.

 

El pelirrojo seguía durmiendo sin ninguna preocupación a mi lado, trate de levantarme sin despertarlo y ahorrarme cualquier escenario vergonzoso. 

 

—¿Ya te vas solecito?

 

Bien ser prudente no funciono, él muy idiota se despertó con una gran sonrisa. 

 

—Si —conteste seca e hice el intento de levantarme, pero claro como hoy desperté con mi sistema alto de idiotismo se me olvidaba de que no traigo nada de ropa. Con lo poco que quedaba de dignidad le pregunte: —¿Dónde esta mi ropa?

 

El chico que ni siquiera recordaba haberlo visto en mi vida Se carcajeo  levantándose de la cama, mostrando su cuerpo desnudo sin ningún tipo de vergüenza, como a mi tampoco me dio vergüenza mirarlo. 

 

En mi defensa no está feo 

 

—¿Disfrutando de la vista? —inquirió con arrogancia, aun sin voltearse. 

 

Era un imbécil en todo el sentido de la palabra. 

 

—Tal vez —respondí —¿Dónde esta mi ropa? 

 

—No lo se, yo tengo la mía —espeto encogiéndose de hombros poniéndose unos bóxer seguido de unos Jeans.

 

—Bueno, pero ¿puedes hacerme el maldito favor de buscarla?, ¡quiero largarme! —gruñi ya irritada de su actitud de mierda. ¿con quien me había metido anoche?, por Dios.

 

Él entorno  los ojos y murmuró un “bien” 

 

—Eras más divertida anoche Calipso 

—refunfuño comenzando a buscar mi ropa por la habitación.

 

—Anoche estaba ebria y ¿Cómo sabes mi nombre y yo no se el tuyo? 

 

—Típico, siempre olvidan lo que hacen —dijo  mientras seguía buscando en la habitación—. Soy, Corian —agregó  sin mirarme, adentrándose debajo de la cama.

 

—Oye, ¡eso es sexista! —reproche. 

 

—Lo siento, pero en mi defensa tú eres la que no recuerda nada. 

 

Tenía razón al decirlo, así que traté de ignorarlo dejando que siguiera con su búsqueda debajo de su cama.

 

—Corian, ¿Qué clase de nombre es ese? 

—cuestione cambiando el tema de conversación, ek aludido salió debajo de la cama con mis prendas y me miró con reproche.

 

¿Qué coño fue lo que hice para que mi ropa terminará debajo de la cama? 

 

—Y me lo dice Calipso —rebatió. 

 

—Touche —concorde. 

 

El pelirrojo me extendió las prenda y yo las tome. Revise que todas estuvieran y gracias al cielo lo estaban, hasta mi sombrero se encontraba, aunque faltaba algo esencial. 

 

—¿Dónde están mis zapatos? 

 

—No lo se, vístete y búscalo, yo voy por una aspirina—. Sin darme tiempo de contestar él salió de la habitación, dejandome completamente sola. 

 

¿En que me había metido? Y lo mas importante ¿con quien me había metido? 

 

Me levanté de la cama para dirigirme al baño, para  poder cambiarme y asearme un poco. El baño sinceramente era lo más limpio del lugar y le agradecía mentalmente a Corian por eso, generalmente el baño de los chicos es un desastre total. 

 

Me mire en el espejo arrepintiéndome casi al instante, tenia todo el maquillaje corrido y un par de chupones en el cuello, en ese momento por segunda ves en lo que iba de mañana quería golpearme contra la pared más cercana por mi idiotismo. 




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