Esa noche termino mejor de lo que esperaba o almenos eso se noto, todos parecían felices y complacidos, Darian estaba encantado ya que yo le caía muy bien a su madre y a su hermana. Por otro lado la realidad era otra, esa noche apenas pude dormir pensando en lo mala persona que era, emgañamdolo de esa forma. No podía seguir haciendole esto a Darian, no podía seguir creandole una absurda ilusión, esto no funcionará por más que ponga todo mi esfuerzo en quererlo, yo. Simplemente no lo quería y nunca lo voy a querer de la forma en la que él espera, pero no podía terminarle seria horrible hacerlo.
Estaba tan confundía no sabia que hacer, así que a eso de las tres de la mañana tome mi celular y llame a la única persona que quizá entendía la situación y pordia ayudarme. Tres timbrazos después una voz adormilada me contestó.
—Sera mejor que tengas una buena excusa, Cali o sino juro que te asesino.
—¡Soy una basura, Corian! —solté entre lágrimas ahogandome en mi propio llanto sin poder decirle algo mas. Ya no sabia que mas hacer con el desastre que llevaba por vida.
En estos monentos Corian era el único en el que podia confiar, a sido un gran amigo para mi y me ha demostrado que puedo confiar en él a pesar de tan poco tiempo, de igual le tengo mucho cariño al pelirrojo.
—Cali, cálmate ¿bien? y cuéntame que paso, porque se que no eres ninguna basura.
En esa madrugada por primera vez en mucho tiempo había dicho todo lo que exactamente sentía, los miedos que tenía, mis inseguridades adsolutamente todo a una persona que jamás pensé contarselo. Se hicieron las seis de la mañana y Corian aún seguía en la línea mientras hablábamos, prometío ir en unas horas a mi casa para darme el super consejo final de que podría hacer con el tema de Darian, acepte entre lágrimas y por fin con la culpa un poco liberada logre dormir con una sonrisa agridulce en mis labios.
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A las once de la mañana mi madre me levanto para que fuéramos al almuerzo con los Maxwell. Me vestí y trate de cubrir las ojeras con tanto maquillaje que me fue posible, dure horas en el baño haciéndolo. Finalmente como la familia feliz que eramos fuimos. Al llegar todos nos recibieron con una sonrisa algunas que quizás no hubiera querido que las mostrará y con ese alguien me refiero a Logan, seguía teniendo la misma somrisa burlona que la noche pasada. Hailey en en cambio nos hizo sentar en un sofá y nos presentó a la novia de su hijo, una chica de piel tigreña un poco baja y muy amable, aunque algo no cuadro muy bien, si Hadenzon no queria que nadie en la universidad se enterara por que segun él llegaria a los oidos de su novia ¿por que ella si estaba enterada y hasta fue la noche anterior a la fiesta? el Imbecil de seguro me habia mentido.
Despues de un rato Luke descendió de la escalera con su perro, a un lado moviendo su cola, no pude evitar mirarlo embobada mientras veía como jugaba y sonreía junto al animal. Llevaba una camisa a cuadros con las mangas recogidas hasta sus codos, su se cabello tan brillante como el sol estaba de un lado de su cara y su sonrisa... Oh Dios amo esa maldita sonrisa de lado era como ver a un ángel sonreír me encanta hacerlo, él le hacia un favor al mundo cuando sonreía.
Un carraspeo de parte de mi hermana me hizo volver en sí y gire la cara enrojecida de inmedito a otro lugar tratando de disimular. Mi padre lo noto, lo deduje en cuanto vi su ceño fruncido seguido de sus puños apretados, él amaba a Luke como si fuera su hijo pero odiaba con toda su alma el sentimiento que yo habia desarrollado hacia el rubio.
—¡Buenas tardes a todos! —saludo acercandose a mi madre para depositar un beso en su mejilla y a si siguió con mi hermana y luego conmigo, sus labios hicieron contacto con mis mejillas proclamado un escalofrío que trate de disimular en lo mas posible. —Tenemos que hablar, Cali —susurro contra mi oido antes de separarse y saludar a los demás.
¿Tenemos que hablar?
¿Por qué quería hablar conmigo?
Sus palabras no dejaron de reproducirse en mis mente toda la tarde provocando que miles de preguntas se formarán en mi cerebro.
Fianlemnete la hora de irse llegó y todo nos íbamos cuando el rubio llegó hasta el auto alegando que era tiempo de hablar, quería negarme rotundomente ante todo, sin embargo cuando sus ojos se conectaron con los míos no hice más que aceptar como una tonta, porque eso era después de toda una tonta sin dignidad alguna.
Me despedí de mi familia y subí a su camioneta a un rumbo desconocido para mi.
—¿por que quieres hablar conmigo? ¿Por qué ahora?—. Esa preguntas se hicieron involuntariamente en cuanto me subí a su vehículo.
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Editado: 03.02.2022