Mío

˚⭒˚⭐。˚⋆⭒CAPÍTULO 2⭒˚⋆。˚⭐⭒˚

Sus manitos y bracitos tenían banditas de colores en las heridas.

Él jugueteó con ellas distraídamente y se sentó

a mirar la entrada de la casa mientras lo esperaba.

Estuvo ahí varias horas, porque él había prometido a

su nana que regresaría cuanto antes, después de que le

dieran el aviso de que lo habían lastimado en el colegio.

Mintió. Nunca llegó.

HARRISON

━━━━━━✨☀

Me había tomado con la guardia baja, así que primero tardé un segundo en recuperar el aliento y luego pensé en correr detrás de él.

El grito de Abby se escuchó en el mismo instante en que mis sentidos estallaron en alarma y no pude dejarla sola.

Tenía que asegurarme de que estuvieran bien.

—¡Síguelo!—grité a Atom y solté su correa para evitar que se quedara atascada en algún lugar durante la persecución.

Mi pastor alemán ladró emocionado y comenzó a correr por el pasillo, perdiéndose de mi vista en la esquina.

Cuando miré hacia mi derecha me encontré a una Abby asustada en la puerta, mirándome con preocupación, parecía querer decir algo pero justo cuando creí que iba a preguntarme si estaba bien, endureció sus rasgos de nuevo y levantó la barbilla altanera.

—¿Por qué sigues aquí?—refunfuñó y yo la miré impactado.

—¿Realmente vas a decirme eso cuando acabo de ver a un hombre escapando de tu casa? ¡Estaba vestido de negro y tenía toda la pinta de ser un acosador!—la regañé en una mezcla de furia y preocupación.

El niño rubio, su hijo, se asomó al lado de su mamá y me miró con algo que solo se podía describir con odio.

—¡Tú no le gritas a mi mamá!—me regresó en el mismo tono y, para mi asombro, se puso un paso delante de ella como si estuviera dispuesto a irse a los puños conmigo.

Algo en su valentía me conmovió, así que suspiré intentando controlar la forma en que les hablaba.

—Lo siento. No quise gritarle a tu mamá.

—Sí, más te vale—masculló, como todo un matón en miniatura.

—Será mejor que te vayas, Harrison—repuso Abby con dureza y mi corazón saltó emocionado al escucharla decir mi nombre.

Era un avance.

Un avance colosal considerando que minutos antes me había tratado como si fuera un total desconocido.

—¿Estás bromeando?—conseguí responder, a pesar de que mi felicidad igual me hizo sonreír—. Hace un segundo un hombre salió de tu departamento, en el que vives con tu hijo... ¿Puede más tu orgullo?

—¡Estamos bien!—respondió ella, pero su miedo se coló de forma involuntaria cuando posó la mano en el hombro del rubiecito y lo pegó a su pierna en un gesto de protección.

—Voy a protegerlos, Abby—anuncié sin pensar y ella frunció el ceño al instante.

—No—respondió tajante e intentó cerrar la puerta pero yo metí el pie al tiempo que respiré profundo.

La mirada del rubiecito seguía clavada en mí, como si estuviera descifrando algo con solo verme.

—Por supuesto que sí. Lo necesitan... ¡Un hombre totalmente cubierto acaba de salir de esta casa y tu ni siquiera sabías que estaba dentro!—estallé volviendo a alterarme y el niño intentó dar otro paso al frente pero Abby lo detuvo.

—¡Mi papá puede protegernos, tu no!—gritó el pequeño enojado y yo lo miré con asombro.

¿Qué demonios le había hecho para que me odiara tanto con solo verme?

Jolín con el mocoso.

Abby volvió a recostarlo contra su muslo y él se dejó hacer, sin quitarme la mirada rabiosa de encima.

Juraría que su mirada azul podía quemarme a través del cristal de sus lentes de pasta.

Era un pequeño rabioso, pero también tenía que reconocerle que parecía un genio en pleno crecimiento.

—Gracias por tu amabilidad, pero creo que lo mejor es que regreses al lugar del que saliste—soltó Abigail con dureza y yo fruncí el ceño—. Estabas en el pasado, Harrison, y ruego al cielo porque te quedes ahí—agregó y yo sentí una punzada directamente en el pecho.

—Sé que no quedamos...—comencé a decir.

—Nada. No quedamos en nada así que quiero que te vayas ahora mismo—me interrumpió con terquedad y yo suspiré.

—Están en peligro. Si ese hombre pudo entrar, no me quiero imaginar a todo lo que han estado expuestos... ¿Y si dejó cámaras ahí dentro, o si tiene micrófonos y escucha todo lo que dices y haces?—ella dudó por un momento y luego volvió a fingir tranquilidad.

—Llamaré a la policía.

—Sólo serás un caso más en el montón que ya llevan... El riesgo no esperará a que solucionen tu caso, en cambio yo podría estar con ustedes y encargarme de todo.

—No es necesario—insistió desconfiada y mentiría si dijera que no me dolió un poco su frivolidad para conmigo—. Contrataré una agencia y todo esto se acabará. No tienes por qué preocuparte, este asunto no te compete. Las agencias son...




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