Mío

˚⭒˚⭐。˚⋆⭒CAPÍTULO 5⭒˚⋆。˚⭐⭒˚

Harrison quiso soltar un grito de alegría cuando vio que por fin lo tenía.

Rowan no era fácil de convencer pero, por suerte, mencionarle a su mamá había sido efectivo.

El adulto castaño puso su mejor cara de preocupación y se aclaró la garganta.

—Bueno, es que no es tan fácil... Si te fuiste de casa es porque no te importa más tu mamá, y si no te importa ya, ¿para qué quieres que te diga qué le pasó?

—¡Porque es mi mamá!—respondió el pequeño con simpleza.

Harrison chasqueó la lengua.

—No es tan fácil. Tu la dejaste, ahora ya no tienes derecho de nada.

—P-pero...

—A menos que decidas volver a casa. Solo puedes escoger una cosa, Rowan, no las dos. O te quedas a vivir en las frías calles para siempre o aceptas regresar a casa y te llevo a ver a tu mamá.

—Yo puedo hacer lo que yo quiera—repuso malcriado, sujetando el collar del perro como si estuviesen a punto de retirarse del lugar.

—Pues, bien. Supongo que ya todo está dicho—le dijo Harrison y se puso de pie, fingiendo que se iba.

—¡Oye! No me dijiste qué le pasa a mi mamá—reclamó Rowan y dio un paso hacia él, como si estuviera dispuesto a seguirlo.

Harrison sonrió internamente, a pesar de que por fuera su expresión seguía neutral.

—Si quieres saber de tu mamá debes regresar, y si regresas conmigo debes saber que hay condiciones; obedecerás a tu mamá y también aceptarás tener una niñera si tu mamá lo dice—negoció sabiendo que ya lo tenía.

Rowan lo miró con dureza por unos segundos, pero luego le lanzó una mirada a Atom y recordó que el perro ya se había comido más de la mitad de sus sándwiches.

Probablemente se los terminarían para en la tarde y luego no tendrían qué comer... Además, estaba muy asustado por su mamá. Necesitaba saber qué le pasaba a su mamita. Sin importar cuánto se enojaran, él la seguía amando con todo su corazón y le aterrorizaba la idea de perderla.

—Bien. Lo prometo... Llévame con mi mamá—pidió y, en una muestra de confianza, caminó hacia Harrison con Atom tomado de la correa y sujetó su mano con la mano libre, rodeando los dedos gigantes del hombre con los suyos propios.

Harrison tragó grueso, sorprendido por esa repentina muestra de confianza de parte del rubiecito, pero luego sonrió y miró hacia el escondite de la otra persona que se había portado a la altura de la situación.

Su mujer se merecía un diez de diez por haber obedecido sus órdenes al pie de la letra.

—¿Ya te sientes mejor? ¡Puedes venir, que Rowan quiere saber de ti y prometió regresar y obedecer lo que le pidas!—gritó en voz alta para acentuar lo que el niño había prometido y Rowan le soltó la mano al instante, mirándolo rabioso.

—Tú... Eres un...—comenzó a gruñir, sintiendo que Harrison se había burlado de él.

—¿Qué? Ella se sentía mal de verdad—mintió, pero el niño esta vez no le creyó ni una palabra. Rowan, dolido por la traición, corrió a esconderse detrás de las piernas de su madre, que se agachó y lo abrazó al instante.

—No vuelvas a hacerme eso, amor. Si nos enojamos lo solucionamos en casa, no salgas de casa sin mí, Rowan. Hay personas malas que pueden hacerte daño y yo me moriría si algo te pasa—sollozó Abby y Rowan asintió de mala gana.

—¿Pero estás bien? ¿O todavía te sientes malita?—preguntó poniéndole una mano en la mejilla con un gesto de preocupación.

—Ya estoy mejor porque te encontré, amor—respondió su madre con suavidad y Harrison los observó en silencio, sintiendo algo denso y pegajoso en el pecho que no pudo identificar.

Él sintió un nudo en la garganta, así que se la aclaró con torpeza y luego fingió una sonrisa jactanciosa.

—El trato era que lo encontrara y lo encontré, así que ahora te corresponde cumplir tu parte—dijo y ella le lanzó una mirada de enojo.

—No.

Harrison la miró indignado.

—Creí que eras una mujer de palabra, gatita—susurró mirándola con intensidad y ella apretó los dientes.

—Lo soy—respondió finalmente y él sonrió victorioso.

—Bien, entonces...—murmuró y posó su mirada en Rowan, extendiendo una mano hacia él—. Me presento. Mi nombre es Harrison Bouchier y seré tu nuevo niñero—agregó y algo, quizá la dureza en la mirada le Rowan, le dijo que esa no sería una tarea fácil.

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ABIGAIL

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—¿No crees que sea una mala idea? Ese tipo es un desconocido, Abigail. No sabes dónde demonios ha estado metido... Todos estos años...—el enojo de Travis, mi mejor amigo, se filtró a través de su voz.

Sonreí por lo bajo y tragué suavemente.

—Trav. Lo sé.

—¿Lo sabes?

—Conozco a Harrison, Trav.

—¡No lo conoces una mie...!—comenzó a gritar y luego se calló abruptamente—. Lo siento, no debí hablarte así... Es que me enoja que pase esto. Ese hombre se burló de ti y te lastimó, Abigail... ¿Acaso olvidaste cuán lastimada estabas cuando yo te encontré?




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