Los nuevos alumnos tuvieron todo el día siguiente libre para para adaptarse, en la medida de lo posible, y hacerse con todo el material necesario para sus nuevas clases. Mira buscó a Alison, la Prefecto, tras el desayuno para consultar un tema que la inquietaba.
-Alison disculpa, pero tengo que comprar todo el material escolar y no creo que mis padres me hayan dado dinero suficiente.
- ¿No tienes tu tarjeta monedero? - preguntó la Prefecto. La cara de Mira sirvió como respuesta- Acompáñame.
La chica guio a Mira hasta las oficinas de admisión situadas en la parte baja de la Academia donde trabajaba el personal administrativo del colegio. Allí se hizo con una tarjeta aparentemente idéntica a la de los bancos salvo por el emblema de FireWell y, tras hacer firmar a la chica en un documento de conformidad, se la entregó.
El edificio contiguo a la Academia era bastante similar a unos grandes almacenes donde el emblema de FireWell se encontraba por doquier. En la planta baja podía leerse un gran cartel en el que decía “ELEMENTARIES” mientras que para acceder a las plantas superiores debías utilizar una escalera mecánica flanqueada por una puerta giratoria para la que Mira supuso no tener acceso. El resto de los estudiantes que como ella habían dejado para último momento sus compras lo llenaban todo. Una muchacha menuda de pelo moreno recogido en una gran trenza salió al encuentro de Mira desde uno de los pasillos cercanos.
La chica hablaba a tal velocidad que a Mira le costaba seguirle el ritmo. Solo había que cruzar un par de palabras con ella para averiguar que era un personaje peculiar quizás tanto como ella misma. Podrían llevarse bien. Aunque era mejor no hablarle se sus aficiones por el momento porque tampoco quería espantarla tan rápidamente.
Mafalda se meneaba por los pasillos con facilidad como si, en efecto, conociera los lugres exactos de cada libro, cada cuaderno o cada material. Mira repaso la lista de libros, por primera vez, y tuvo que hacerlo varias veces para asimilar lo que leía.
Mafalda continuó su búsqueda de manuales mientras Mira la seguía absorta en sus pensamientos. Seguía sin dar crédito a que sus padres hubieran elegido una institución como aquella que, más que alejarla de sus hobbies, la acercaba a un mundo que la fascinaba por completo. La única explicación plausible es que desconocieran de las prácticas de FireWell quizás no leyeron bien el folleto al igual que ella misma no lo hizo, pero era algo poco usual tratándose de su madre.
Cuando Mafalda dio por hecho que contaban con todo lo necesario se dirigieron a una de esas máquinas de auto pago donde pasaron sus tarjetas monederas y regresaron juntas hasta la casa de Fleming. Mira juraría haber visto a Antía Woods adentrándose en el pasillo donde se encontraban las aulas, aunque las clases no empezaban hasta mañana. Quería haberle preguntado si necesitaba comprar algo del material, pero había decidido darle espacio para no agobiarla demasiado. Antía había dejado clara su postura ante compartir habitación y Mira no quería hacer nada que la importunara.
A Mira no le pareció extraño que la chica hiciera tales comentarios teniendo en cuenta que, bueno, estaba un poco chiflada, pero Mafalda le caía bien. Era la segunda persona de la Academia con quien se relacionaba y agradecía poder hacerlo. Si Mira tenía algo claro era que en esta escuela la entenderían mucho mejor que lo “normales” con los que compartía clase antaño.