CAPITULO 19 (Primera Parte)
- No sabes como me alegro de que hayas vuelto.
Mafalda sonrío complacida con la idea de que alguien se alegrara de verla. Se había pasado las vacaciones entre primos y hermanos, a cuáles más insoportables, que le hacían el día insufrible. Era la única de su casa que había sido aceptada en FireWell por lo que se dedicaban a hacerle un tanto el vacío. Pero a Mafalda no le importaba demasiado. Estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo sola con la única compañía de un libro. En eso, ella y Mira se parecían bastante.
- ¿Qué tal las vacaciones con Antia?
Mira Luna arrugó el gesto.
- Es complicado…Pero pasé la mayor parte del tiempo con mis clases particulares.
- ¡Es cierto! Cuéntamelo todo.
- Bryana es genial. Pero creo que la he disgustado un poco.
- ¿Por qué dices eso?
Mafalda dejó de deshacer su equipaje para sentarse junto a Mira que se había empeñado en acompañarla a su habitación mientras lo hacía. La notaba ansiosa. Diferente. Con un brillo especial en los ojos que antes de las vacaciones era inexistente.
- Bryana me hablo de algo. Me mostró una puerta. Una puerta mágica.
Mafalda, contra lo que Mira Luna esperaba, siguió mirándola impasible con su característica sonrisa.
- He dicho una puerta mágica- repitió Mira sin resultados- ¿No te sorprende?
- ¿Y por qué debería sorprenderme?
- Vale…El caso es que visité esa puerta sin su permiso e hice algo así como recitar un conjuro y casi abro una puerta que alberga millones de demonios y demás cosas malignas al otro lado. Y me aproveché un poco de su hermano para que me diera información que ella no quiso darme.
Mafalda abrió los ojos como platos.
- ¿Hablaste con Bemus Spinter? - preguntó con un interés desmesurado.
Mira puso sus ojos en blanco.
- ¿Acabo de decirte que casi provoco el Armagedón y eso es todo lo que me preguntas? Si, hablé con Bemus.
Pese a todo, Mira dejó escapar una sonrisa tonta que se dibujaba en su rostro cada vez que veía u oía hablar del muchacho. Algo que les pasaba a casi todas las chicas por allí. Excepto Antía, que se traía algo raro con el profesor Spinter.
- Qué emocionante Mira. ¿Y cómo es?
- Es de piedra y tiene unos grabados que…
- Quería decir Bemus. - la cortó su compañera.
Mira se dejó caer de espaldas sobre la cama. Mafalda era la chica más inteligente que conocía, sin duda, pero no dejaba de estar más interesada por banalidades sin importancia que por cosas verdaderamente serias.
- Esperaba que mi hallazgo te pareciera más interesante, pero ni si quiera me preguntas por esa puerta mágica. Crees que estoy loca, como todo el mundo.
- ¿Y por qué iba a creer que estas loca? La puerta de Oweynagat es muy real.
- Si…-contestó Mira recuperando la emoción- Así es como ella dijo que se llamaba, pero no conseguía recordarlo. ¿Pero cómo lo sabes?
- Hice un trabajo de historia sobre ella. Me inspiré en uno de los reportajes de Cynthia Minse.
- Atizas... ¿Conoces a Cynthia Minse?
- Todo el mundo conoce a la madre de los Spinster.
- No de donde yo vengo.
Ambas alumnas se miraron fijamente sin mediar palabra. Estudiando cada uno de los pequeños gestos de la otra. Intentando decidir qué debían o podían decir y dónde estaba marcado el límite. El límite que lo cambiaria todo. Mira Luna fue quien se dio por vencida en primer lugar pidiendo a Mafalda que le contase todo lo que supiera sobre la puerta mágica. Para su desilusión, no fue más de lo que los demás ya le habían contado.
- Leyendas. - Se quejó Mira- Habladurías que se cuentan de generación en generación. Necesito comprobar con mis propios ojos el poder de esa puerta. No estoy loca, ¿sabes? Sé lo que vi.
- Te creo Mira Luna. Bueno, yo no lo he visto como tú, pero te creo.
- Debo volver…
- No puedes hacer eso- le increpó Mafalda con su particular tono pausado- La última persona que abrió esa puerta no acabo bien.
- ¿Se murió?
- Se convirtió en un ser abominable- Mafalda bajo la voz como si alguien pudiera oírlos- La persona más mala que hay en el mundo. Dicen que quién abre esa puerta consigue un poder ilimitado a cambio de un gran sacrificio.
- ¿Qué demonios hay detrás de esa puerta? - preguntó Mira pasmada con el discurso de su amiga.
- Justo eso…demonios. Un portal a otra dimensión, o a otro mundo, del que no se vuelve, así como así. Y en el mejor de los casos dejas escapar criaturas muy oscuras.
Mira Luna comenzó a sentir un gusanillo en su estómago fruto de la excitación que le provocaba oír hablar de portales, dimensiones y criaturas sobrenaturales, aunque está se esfumó al determinar que Mafalda era una persona muy inteligente pero que, probablemente, estaba como una regadera. Por lo tanto, no era una fuente muy fiable de quién creerse semejantes historias. Sin embargo, si Bemus o Bryana le hubieran contado esa historia todo hubiera sido mucho más creíble. Una decepción más en el camino con la que Mira podría lidiar sin problemas. Al fin y al cabo, llevaba quince años perdida en un mundo de ignorantes donde no había mayor ciego que el que no quería ver.
- ¿Puedo quedarme a dormir contigo?
- ¡OH SI! - Exclamó Mafalda ilusionada- Sería mi primera fiesta de pijamas.
- Lo que tú digas… Voy al baño y te ayudo a montar el colchón.
Pero cuando Mira regresó a la habitación, a penas unos minutos después, un colchón reposaba junto a la cama principal perfectamente hinchado y cubierto con sus respectivas sabanas. Aquel colchón en el suelo nada tenía que envidiarle a una buena cama.
- ¿Cómo lo has hecho?
- Ponte cómoda, por favor- contestó la anfitriona- No puedo permitir que mi invitada haga su cama.