Mira más allá

Capítulo 31

Siendo mitad de semana, y con pocos días restantes para mi cumpleaños, Mike y yo estamos pasando prácticamente todo el día juntos para finiquitar los últimos detalles y no dejar nada para el final, cosa que me gusta bastante. Pasar tiempo con mi hermano es diferente a pasar tiempo con Ian, con Erick, con Chris o con Jake. Mike tiene una personalidad tranquila y divertida que me da un soplo de aire fresco.

Últimamente hemos hablado mucho de nosotros mismos, de lo que nos gusta, de anécdotas que tuvimos durante los años donde no supimos qué pasaba con el otro; vivimos de todo, y creo que es el lado bueno de esa separación: tenemos historias de sobra para contar de vez en cuando, cosa que hace que las charlas nunca mueran.

—¿De verdad la actitud que tiene Madison no te importa en lo más mínimo? —pregunta curiosos mientras elegimos algunas canciones que deben poner sí o sí en la fiesta.

Estamos en su habitación, sentados en la cama con su laptop en mis piernas. Su cuarto, a diferencia del de Madison y el mío, no tiene balcón, pero sí tiene una ventana enorme del suelo al techo que le deja una bonita vista y permite que la luz entre plenamente.

—Si dejo que me afecte, viviré amargada. Hace tanto que no espero nada de ella, que su rechazo solo duele en el momento —me encojo de hombros, agregando canciones de electrónica a la lista con unos cuantos clicks.

—Detesto la forma en que te trata —se queja—. Es decir, una cosa es no tener la mejor relación de hermanas, y otra cosa es que te vea peor que a una bolsa de basura.

—Da lo mismo. Con suerte, se dará cuenta sola de que no es la forma más sana de vivir —suspiro—. Y si no lo hace nunca, mi mente estará tranquila al saber que no hice nada malo.

Y es la verdad. No puedo continuar insistiendo con ella cuando sé que nunca ha dado ni un solo atisbo de amabilidad hacia mí. Ni necesito explicaciones, ni necesito razones. Me detesta, por no decir que me odia, así que, en lugar de ir detrás de ella rogando por su querer, haré más fuerte mi relación con los demás miembros de mi familia que sí están dispuestos a comenzar desde cero.

—Ella es complicada, ojalá sepa lidiar con lo que sea que tiene contra ti desde que naciste —opina él—. ¿Esas son todas las canciones que quieres agregar? —pregunta.

—Sí, de resto, que tu amigo ponga lo que guste —asiento, dejando de lado el tema de Madison que, sinceramente, prefiero olvidar del todo.

—Excelente, cada vez falta menos para tener todo listo —da un aplauso mientras cierra la laptop y la deja a un lado.

—Estás más entusiasmado que yo por mi cumpleaños.

—Culpable —sonríe—. Solo quiero que pases un rato increíble. Tal vez eso no cubra mi ausencia como hermano mayor, pero espero que muestre que me importas.

—Sabes que no necesitas hacer todo eso para probar nada, ¿cierto? —le recuerdo—. El pasado es pasado. No importa lo que sucedió, solo lo que sucederá.

—Es fácil decirlo cuando tú solo te fuiste porque te echaron, el peso de la culpa no se me quitará pronto. Dame tiempo, tarde o temprano dejaré de sentirme así —se encoje de hombros

Mientras hablamos recibo una llamada de Ian, una videollamada, en realidad, cosa que nunca hemos hecho, pero que acepto al instante, para encontrarme a mi novio y a mis dos amigas detrás de él. Por el fondo detrás de ellos, deduzco que están en la sala principal de la residencia.

—¡Hola! —les saludo a los tres alegremente.

Al ver a mi hermano, recuerdo que ellas no saben que Mike es parte de mi familia, así que como un reflejo rápido me levanto y me marcho de su habitación para irme a la mía.

—¿A qué se debe el placer? —pregunto abriendo la puerta de mi habitación.

—Tu noviecito pensaba llamarte, pero como hacemos una presentación de biología no le íbamos a permitir desenfocarse él solito, así que nos desenfocamos los tres —contesta Britt como si eso tuviese sentido.

Ian está algo despeinado y ojeroso. Parece harto de la vida, y la compañía que tiene no es de mucha ayuda.

—Ian, te ves exhausto —comento.

—No dormí bien hoy, una forma de decir que en verdad no dormí absolutamente nada —responde—. Había un desgraciado mosquito que voló a mi alrededor por horas, hasta que me fui a la sala e intenté dormir, pero el sillón de mi apartamento es muy incómodo. En resumen, me quiero morir.

—Y vinimos nosotras a potenciar ese deseo —dice Emily.

—Que consideradas —bufo—. ¿Qué tal va la presentación?

—Cómo si importara, ¿Qué tal va la planeación de la fiesta? —pregunta, quitándole el teléfono a Ian y enfocándose en ella.

—Bien, creo. Todo está prácticamente listo —digo, pensando en si hay cosas pendientes.

—Ya Emily y yo decidimos qué disfraces usaremos. Ella irá de Cruella de Vil, y yo de Barbie en Fairytopia, porque sabes que siempre he soñado con vestirme así y está es la mejor ocasión para hacerlo —menciona Britt emocionadísima—. Y, vuélvete loca, porque Jeremy aceptó vestir a juego conmigo. ¡Llevará alitas de hada y todo! —chilla antes de que Emily le quite el teléfono.

—Y Bryan, a quien llevaré de acompañante —dice Emily—, no irá disfrazado a juego conmigo, pero ira vestido de ladrón —ahora es Ian quien le quita el teléfono.

—Bien, suficiente —dice él fastidiado, bufando.

—¿De qué se disfrazarán ustedes? —pregunta Britt detrás del chico.

—Bueno... de hecho, eso no lo hemos discutido —respondo, cayendo en cuenta de que debería hacerme cargo de eso pronto—. ¿Alguna idea, Ian? —el chico parece apenas estar escuchando.

Antes de contestar, suelta un bostezo gigante, que termina contagiándome.

—Dado que ambos sabemos que lo que menos quiero es disfrazarme, deberías decidir tú y sorprenderme el viernes. Ya te dije mis dos condiciones —se resigna.

—Si va a ser así, entonces no quiero quejas después —sonrío ampliamente, con un toque de maldad.




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