Un antiguo amuleto egipcio, robado de un museo, se activa, liberando a un poderoso Akumatizado con el poder de manipular la arena y controlar las mentes. Ladybug y Chat Noir deben detenerlo antes de que pueda sumir París en un mar de arena y esclavizar a toda su población. Este capítulo introducirá a un nuevo villano, explorará la dinámica entre Ladybug y Chat Noir tras los eventos de la temporada 5, y presentará un nuevo tipo de Akumatización con capacidades mentales.
El sol parisino se filtraba a través de las ventanas del Museo del Louvre, bañando el polvo de siglos en una dorada luminosidad. Marinette Dupain-Cheng, con su delantal de diseño salpicado de harina, observaba la escena con una mezcla de fascinación y nerviosismo. Había estado ayudando a su padre a preparar los pastelitos para la inauguración de una nueva exposición egipcia, una exposición que, ironía del destino, albergaba el objeto que ahora mantenía en vilo a toda la ciudad: el Ankh de Amun-Ra.
"Marinette, ¿estás bien, querida? Te veo distraída," dijo Tom Dupain, su voz preocupada.
"Sí, papá, sólo… es que es un poco escalofriante, ¿no crees? Toda esa historia… esos jeroglíficos…" Marinette intentó sonar casual, aunque una punzada de mal presentimiento le recorría la espalda.
En ese momento, un grito resonó a través del museo. Un grito agudo, lleno de terror. Marinette, con una agilidad sorprendente para alguien cubierta de harina, dejó caer la bandeja de pastelitos (un sacrificio necesario) y corrió hacia la fuente del sonido.
La escena que encontró era caótica. Guardias de seguridad estaban tendidos en el suelo, inconscientes. El suelo, cerca de la vitrina donde se exhibía el Ankh, brillaba con una extraña arenilla dorada que parecía moverse por sí sola. Y en el centro de todo, una figura imponente envuelta en vendas, con ojos que ardían con una luz maligna.
Era Anubis, el dios egipcio de la muerte, o al menos, su representación akumatizada. Su voz, amplificada por un extraño eco arenoso, retumbó en la gran sala.
"¡París se arrodillará ante mi poder! ¡La arena será mi ejército, y sus mentes, mis marionetas!"
En un abrir y cerrar de ojos, Marinette se transformó en Ladybug, su yoyo girando con elegancia en su mano. Unos segundos después, apareció Chat Noir, aterrizando con su habitual pose dramática.
"¡Miau! Parece que alguien ha desenterrado un problema bastante… arenoso," bromeó Chat Noir, aunque su tono era grave. La gravedad de la situación era palpable.
Anubis levantó una mano, y una ola de arena dorada se abalanzó sobre ellos. Ladybug, ágil y precisa, utilizó su yoyo para desviar la mayor parte del ataque, pero algunas partículas lograron rozarla. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Sentía una presión en su mente, una opresión que amenazaba con robarle sus pensamientos.
"¡Chat Noir, su Akumatización afecta la mente! ¡Tenemos que actuar rápido!" gritó Ladybug, mientras intentaba resistir el sutil control mental.
Chat Noir, a pesar de también sentir la presión, mantuvo la compostura. Su bastón se movía con precisión, creando un escudo protector contra la arena que avanzaba. Pero Anubis era demasiado poderoso. Cada grano de arena parecía tener vida propia, atacándolos sin descanso. Sus movimientos eran rápidos, impredecibles.
"¡No podemos enfrentarlo directamente! Necesitamos destruir el Ankh," gritó Ladybug, su mente luchando contra la influencia del Akumatizado.
La tarea parecía imposible. Anubis los mantenía a raya con un torrente incesante de arena, mientras controlaba a los guardias inconscientes, transformándolos en sus involuntarios secuaces.
Ladybug se dio cuenta de que la única forma de acercarse al Ankh era utilizando la propia arena en su contra. Con una rápida evaluación de la situación, ideó un plan audaz.
"¡Chat Noir, necesito tu ayuda! Crea una distracción, ¡algo grande!"
Chat Noir, comprendiendo la estrategia, se lanzó hacia Anubis con una serie de ataques acrobáticos. Su bastón chisporroteaba, creando un espectáculo de luz y sonido que desvió la atención del Akumatizado. Ladybug, aprovechando el instante, se movió con sigilo entre la arena dorada, esquivando los ataques de los guardias controlados mentalmente.
Con una precisión milimétrica, Ladybug llegó hasta la vitrina que contenía el Ankh. Sin embargo, el cristal estaba protegido por una capa de arena endurecida. Utilizando su yoyo con maestría, Ladybug comenzó a desgastar la capa de protección, sin perder de vista a Anubis y sus movimientos.
Mientras tanto, Chat Noir seguía creando una distracción, desviando la atención del Akumatizado con una mezcla de humor y destreza felina. Su ingenio, aunque a veces infantil, era esencial para la supervivencia de ambos.
Finalmente, con un último golpe de su yoyo, Ladybug destruyó la capa de arena endurecida y logró alcanzar el Ankh. Con un movimiento rápido, lo purifica, liberando a Anubis del poder del Akuma. La arena dorada se disipó, y los guardias inconscientes volvieron en sí.
El Ankh, ahora sin su poder maligno, brillaba con una luz tenue y apagada. Ladybug y Chat Noir se miraron, cansados pero triunfantes. Habían salvado París una vez más.
"Buen trabajo, minina," dijo Chat Noir, acercándose a Ladybug con una sonrisa.
"Gracias, gatito," respondió Ladybug, devolviendo la sonrisa, aunque una parte de ella seguía preocupada. La experiencia de sentir la influencia del Akumatización en su mente le había dejado una inquietante sensación de vulnerabilidad.
Antes de despedirse, Chat Noir, con una mirada penetrante, observó a Ladybug. "Hoy… me sentí… preocupado por ti, Ladybug. Más de lo normal".
Ladybug sonrió con ternura, pero también con una pizca de tristeza contenida. La temporada 5 había dejado marcas profundas. "Yo también, Chat Noir. Yo también". Con ese silencio compartido, ambos sabían que había una nueva etapa en su lucha contra el mal, una etapa donde la confianza mutua y la comprensión serían más esenciales que nunca. La aventura de Miraculous Ladybug y Chat Noir apenas comenzaba.