Mirada Cruel

Capítulo 3

Acelero lo más que puedo hacia la puerta. Afuera volteo con cautela, por suerte ese idiota no me sigue, ya que se puso a platicar con una chica de pelo rizado.

Respiro aliviada.

Visualizo a Anni subiendo las gradas, me alegro por no tener que preguntarle a otra persona por direcciones, me acerco a ella.

— ¿Y cómo le fue a la chica nueva? — es lo primero que me dice al verme, noto que solo está ella y no su mellizo, Ted.

—Pues un poco... trágico — le digo mientras pensaba en la mirada de ese chico y la vergonzosa escena.

—¿Y eso por qué? las clases de Pepper son todo menos trágicas, en cambio si estuvieras con Gobbler créeme tendrías ganas de pegarte un tiro todos los días — me dijo mientras bajábamos al primer piso.

No sabía ni como comenzar a explicarle mi embarazosa situación en la clase, pero antes de lo previsto llegamos al jardín. La cafetería está cruzando los primeros edificios, bajamos un graderío y al fondo hay un lugar que parece restaurante. Convirtieron una bodega en un restaurante de lujo, con mesas en el exterior, meseros y desayuno buffet.

Pero ni en mi casa de Los Ángeles se comía tan bien.

—Que bueno que venimos a tiempo, no tienes idea de cómo se atiborra de gente — al entrar noto lo vacía que está la cafetería, entramos y pongo mis cosas sobre la mesa más cercana.

—Ehh Nataly creo que comer aquí sería una mala idea — me dice Anni de improviso —, además Ted ya apartó una mesa con los chicos — dice viendo varias veces a las puertas.

—Oh, está bien — le contesto algo extrañada.

¿Mala idea?, es una simple mesa.

Me lleva al fondo, cerca de una de las ventanas. Del otro lado se encontraba Ted y dos personas más, un chico pálido y delgado con un libro en sus manos y una chica morena de cabello largo color rosado. Nerviosa me acerco y los tres nos ven al mismo tiempo.

—Pero si es Nat y la bruta de mi hermana, menos mal vinieron — dijo Ted en cuanto me vio —, la chica Hippie de cabello rosado con cara de todo me vale mierda, en esta vida se llama Claire — la chica lo mira con una cara de pocos amigos.

—Dios, Ted eres el peor para las presentaciones — le dice Claire mirándome —. Hola Nataly bienvenida a este hervidero de hipocresía, mierda y toda la porquería que puedas imaginar — noto que lleva una infinidad de pulseras en sus brazos, unas medias de color negro y que su vestimenta es bastante llamativa.

—Y ahora resulta que yo soy el peor para las presentaciones, mírala la dejaste pálida Claire — le responde Ted exagerado —. Pero tome asiento, dulce dama y Anni.

Ted nos separa dos sillas y nos sentamos.

— Y para concluir con las presentaciones, ese chico desgarbado, friki y pálido como un fantasma se llama Edmond — el chico me saluda mientras noto que está leyendo un libro de ciencias.

— Hola, en realidad te acabo de ver en clase de historia — me saluda. 

—¿En serio? — le pregunto sorprendida —, no lo recuerdo, a decir verdad no logre conversar con nadie.

—No te preocupes, en realidad uno de mis mayores dones es pasar desapercibido.

—No, estaba tan nerviosa que no tuve las agallas de entablar una conversación con nadie — le digo avergonzada, pensando en mi incidente con el tenebroso chico de la clase de historia.

—Owww, pero si tenemos a una chica tímida — dijo Claire —, no te preocupes, querida que aquí no mordemos.

—¿Cómo qué no?, te tengo que recordar de la fiesta de bienvenida del año pasado Claire — le dice Ted —. Fue puro canibalismo tanto que...

¿Qué?

—¡Chicos ya basta! Solo harán que Nataly se asuste con su comportamiento — les interrumpe Anni alzando la voz, ya que por el bullicio de la ahora cafetería llena no nos deja oírla.

—Ya sabes como son Anni, no te preocupes Nataly a veces los ignoramos — me dice Edmon cerrando su libro —, es la única manera de que cierren la boca o dejen de decir sandeces.

—En realidad me divierten demasiado — dije sonriéndoles a ambos.

En ese momento pude notar que en sus brazos llevaban puesto el mismo brazalete azul que Alfonso me entregó. Estaba a punto de sacar el mío cuando Edmon me hace una pregunta.

—En realidad no creí que fueras tímida — me dice Edmon alzando las cejas —, digo por lo que acaba de pasar. 

—¿Perdón? — le pregunto, confundida.

—Es que creo que eres la única persona que conozco con la suficiente valentía o estupidez para contradecir al desalmado — me responde, diciendo esto último casi en un susurro.

¿El qué?

No sé si estoy más confundida por la respuesta de Edmon o por la reacción de Ted, Anni y Claire cuando lo escucharon.

—¿¡Qué hiciste qué!? — me pregunta Anni alarmada.

—¿Acaso eres suicida Nat? — me dice Ted casi atragantándose con su chocolate.

—Uyy hoy estás de suerte chica — suelta Claire con una carcajada —, mis padres son dueños de una cadena de funerarias, prometo que yo misma organizaré tú funeral, además...

—¡Esperen! ¿De qué están hablando? — les interrumpo nerviosa. Siendo respondida por las miradas consternadas de los cuatro.

—En serio no sabes de qué hablamos eh... — me dice Ted.

—¿Qué no te dijeron nada del Psico-Cacciatore? — me pregunta Claire bajando la voz.

Siento como mis manos y mi cuerpo entero se tensa. ¿Psico? ¿Desalmado?

— Nataly con exactitud, ¿qué pasó? — me pregunta Anni.

—Yo... yo solo iba a dejarle una billetera perdida al profesor, no tenía idea — recuerdo lo de la pulsera azul que llevo en mi bolso y la sacó alterada —. ¿Me pueden explicar por qué todos tienen estos brazaletes?

—¡Dios no!, es que tú no sabes nada de nada Nat — me dice Ted mientras se come su ¿quinto chocolate?

—¿El brazalete es parte de un equipo deportivo? ¿Se lo ponen porque está de moda?

Al parecer mi pregunta se les hace cómica porque todos se carcajean.




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