Mirada Cruel

Capítulo 14

—¡Por un demonio Sanderson, mi madre corre más rápido que usted y la anciana está paralítica! — me grita Janice desde su altavoz, mientras todos corríamos alrededor del polideportivo.

No era la única víctima de sus burlas, a todos, bueno, a casi todos ya nos había gritado, al parecer hoy no andaba de humor.

En realidad, nunca estaba de humor.

—Por Dios, que alguien le diga a esa mujer que se calle — dice Anni que corre a mi lado.

—O que renuncie — nos dice Ted que corre delante de nosotros —, sería bueno para nuestros tímpanos si la mujer se larga de una vez por todas.

—Wow al parecer Janice no es la única con mal humor aquí — le suelto entre jadeos.

— Déjalo, esta así porque que hoy no le funcionó su plan en la enfermería — dice Edmon atrás de nosotras —. Melissa casi lo echa a patadas.

—No menciones a esa desagradecida, se olvidó que yo fui el que la hizo feliz tardes enteras — dice volteando la cabeza.

Sigue hablando, pero es interrumpido por una conocida voz.

—Podrían correr un poco más rápido, sus conversaciones son aburridas — casi nos grita Jason Vissoni, que se coloca al lado de Edmon y detrás de mí.

Edmon estaba por contestarle, pero para desdicha de Anni su mellizo se le adelanta —. Sabes que está la opción de adelantarnos, a menos que quieras escucharnos, lo cual me asombra porque quiere decir que te caemos bien.

Veo como Anni se lamenta a mi lado, soltando un suspiro.

—Tampoco exageres, el hecho que quiera escucharlos no es porque me agradan. Puede ser porque hoy no quiero correr y son los más lentos de toda la clase, por eso es inevitable que me topé con ustedes.

—Bien, puedes proponer un tema para platicar — le dice Edmon, que luce demasiado cómodo para mi gusto, aunque tengo que admitir que prefiero la presencia de Jason a la de su mejor amigo.

—¡Edmon, tú siempre teniendo las mejores ideas! — le dice con unas pequeñas palmaditas en su hombro.

—Gracias — dice inseguro y se acerca un poco a mí —, Nataly no quieres ir a...

Jason se percata de mi presidencia debido a Edmon, y no duda en acercarse a nosotros —. ¡Pero si es la jugadora estrella de voleibol! — cierro mis ojos —, siento lo del golpe, si te hace sentir mejor le metí zancadilla a Skandar.

—Emm, gracias — digo tras unos segundos, no me hace sentir mejor, pero por lo menos me da risa.

—Gracias a ti, por primera vez vi a Skandar ayudando a una persona.

—Oh no me di cuenta, ya que él luce muy solidario — le digo intentando convencerme a mí misma de lo que estoy diciendo.

—Buen momento para ser sarcástica — se ríe, malinterpretando mis palabras.

—No, no bromeaba, lo decía en serio — me corrijo, solo porque no quiero meterme en más problemas con Cacciatore.

—Pero si entendí el sarcasmo la primera vez, no tienes que repetirlo — me dice sonriendo, el chico parece un tomate de lo sonrojado que está y su cabello no ayuda.

El pitido de Janice nos interrumpe, después de tomar agua nos reunimos todos con la mujer al centro de las canchas. La entrenadora saca unos listados de una maleta y se une a nosotros.

—Tengo entendido que faltan dos alumnos, uno que hoy se reintegra — dice provocando un fuerte murmullo entre todos, se deben referir a la chica del año pasado y claro como no lo note antes, Skandar no está aquí —.  No podemos perder el tiempo con ellos, así que...

Las voces de todos, incluida la de Janice, se desvanecen cuando entra Skandar con una chica. El silencio es palpable que incluso puedo oír el latir de mi corazón. Curiosa, volteo a ver a Dante, que puedo jurar que sus nudillos se volvieron blancos.

—Señoras y señores, la guerra está por retomarse — me murmura Edmon, luciendo emocionado.

La que rompe el incómodo silencio es Janice, que con un pitido vuelve a llamar nuestra atención.

—Ustedes dos llegan diez minutos tarde, espero que tengan una buena excusa o tendré que ponerles falta — les dice a los recién llegados, que estaban tan enfrascados en una conversación —, estoy esperando una respuesta.

—Lo siento Janice — le dice la chica, que por fin puedo echarle un vistazo. Morena, su cabello es lacio y marrón, es de estatura baja, le he de sacar unos diez centímetros. Sus ojos son oscuros y grandes, creo que podría intimidar a cualquiera, lo admito es muy bonita —, pero acabo de venir y necesitaba reubicarme...

—Para ti soy entrenadora, no tenemos esa confianza niña.

Veo que Skandar le susurra algo y después decide intervenir —. Perdone entrenadora, pero me pidieron en dirección que la acompañara, tengo aquí su autorización — dice mientras saca un papel del bolsillo de su pants.

—Por supuesto que lo tienes, en todo caso eso me hace perder tiempo, reúnanse ambos aquí — les demanda, ambos dejan sus cosas en el graderío y se reúnen con el grupo.

Notó que ambos se susurran cosas, no es que me importe claro, pero al chico que tengo enfrente sí. Montessori se asemeja mucho a una pantera enjaulada. En este caso, la jaula son los brazos de sus amigos que si lo sueltan podría causar mucho daño.

—Por autoridades superiores, tendremos que suspender ciertos deportes debido al accidente de la semana pasada — la entrenadora me mira de reojo y yo no puedo estar más colorada —, así que hoy haremos relevos, saltos largos y otras maravillosas actividades mis pequeñas y delicadas mariposas — sonríe de forma forzada —. ¡Hagan grupos de cuatro ahora!

—Debiste haber dado un espectáculo la semana pasada — me dice Jason, que todo el rato ha estado a mi lado —, si te hace sentir mejor brindaste un toque diferente a la clase, un toque divertido...

—Y sangriento — agregó sin ánimo.

—Y morado — me replica Jason.

—Estaba rojo en un inicio, después se puso... — hago una pausa.

¿Por qué estoy entablando una conversación con este chico?




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