Intento no acercarme demasiado a mi nuevo equipo, me dedico a buscar a mis amigos con la mirada, pero noto que Anni ya me estaba viendo. Su expresión es de preocupación. Le lanzó mi mejor sonrisa, pero su cara no cambia.
Me alejo un poco del graderío, donde alcanzo a ver a Jason y Skandar hablando. Me pregunto quién será el otro integrante, si es la exnovia controversial pasaré el rato más incómodo de mi vida.
Por suerte notó como Lily se acerca a nosotros.
Janice da instrucciones sobre las actividades y nos dirigimos a las pistas de diez metros de largo que están en el campo de futbol, a pocos metros del polideportivo. Todas desembocan en un pedazo de terreno de arena, donde se supone que medirán el salto largo.
Es un hecho que los deportes no son lo mío, bueno ni biología, ni matemática, ni nada. A veces no necesito que alguien más me pisotee, porque yo soy perfecta haciéndolo. En el camino me tomo mi tiempo para pensar en lo complicado que se ha tornado todo. Las dudas de mi hermano y encima todo lo que pasó en Los Ángeles...
Basta - me digo a mi misma - es mejor si no piensas en eso.
Y para rematar el compromiso que tengo mañana, porque diablos accedí, estúpida Nataly.
Demonios, quiero golpear a alguien.
Debo de haber estado perdida en mis pensamientos, porque es Lily la que me avisa que es mi turno. Me acerco a la línea de partida, corro lo más rápido que puedo, al llegar a la línea roja pegó el salto. Por la fuerza terminó cayendo al suelo y me lleno de arena, incluso puedo oír cómo algunos se ríen de mi caída.
Me quedo en el suelo por un rato más, sacudiéndome la blusa.
Que pena.
Alguien me ofrece su mano, tardo un poco en enfocarme, pero cuando lo hago me llevo una sorpresa, Dante Montesorri me sonríe.
—Me vas a dejar con la mano extendida o...
Tomó su mano tímida y me ayuda a levantarme
—Lo siento, estaba un poco confundida — me sacudo las manos —, gracias por la ayuda.
—No hay de que, me había tardado en darte la bienvenida, pero ya que estamos aquí, bienvenida a Saint Lincoln — me dice levantando su evidente pulsera azul —, los del norte apreciamos mejor por cierto.
—Me doy cuenta, muchas gracias — le repito un poco tímida.
—Si necesitas ayuda no dudes en contar conmigo, sobre todo si involucra basura sureña — me dice acercándose un poco más —, tienen por especialidad molestar a las nuevas.
—Por ahora no he tenido problemas, pero tendré en cuenta el ofrecimiento — le digo sonando demasiado formal.
—Por ahora linda, quién sabe qué puede pasar después — alza ambas cejas —, con el montón de idiotas que terminaste unida — su mirada se dirige a su archienemigo y el mejor amigo de este —, me preocupas.
—Pues no te preocupes, estaré bien — le aseguro, ya había visto un par de peleas, eran letales y no planeó presenciar otra.
—No lo creo, pero te estaré echando el ojo, solemos ser muy territoriales cuando se meten con nosotros — me vuelve a enseñar el brazalete azul orgulloso y me guiña un ojo.
Se despide y regresa con sus amigos, yo decido hacer lo mismo.
Me percato que el equipo que tenemos a nuestro lado está Carol Bardi y otros chicos que no conozco. De hecho, me avergüenzo un poco porque estoy segura de que fue ese equipo el que se burló de mí.
Tomo un poco de distancia, ya que Jason, Skandar y Lily están hablando entre ellos. Recojo mi botella de agua y bebo un poco, al poco tiempo Jason se me acerca muy sonriente, como si no fuera lo habitual.
—¿Estás bien? — me pregunta secándose el sudor —, otra vez caíste, ya se te está haciendo costumbre.
Y que lo digas.
—Estoy bien, gracias — le digo sin querer entablar una conversación.
Menos mal, Skandar se acerca, primera vez que el chico me ayuda en algo.
—Janice te ha estado echando el ojo todo el tiempo — le dice preocupado —, y no necesitamos más problemas con ella.
—¿Cómo lo sabes? — le pregunta el otro bajando la voz.
—Porque tengo ojos — le responde el otro sarcástico.
Por alguna razón hoy luce más pálido de lo normal, hace que sus ojos luzcan más oscuros, y eso me da escalofríos. Es un hecho, todo en este tipo me da miedo.
—Nataly prepárate para ver el mejor salto que has visto en tu vida — me dice y se dirige a la pista. No es hasta que se va, que soy consciente que me dejó sola con Skandar.
Espero unos segundos a que el chico vaya con sus otros amigos, pero en lugar de eso veo que saca de su bolsillo unos chocolates. Antes de tomar la decisión de alejarme, me percato que el chico me estaba observando. Desvió la mirada alarmada, esperando que no lo haya notado.
—¿Quieres? — me dice ofreciéndome chocolates.
Eso si no lo esperaba.
Si bien tengo hambre, una parte de mí me retiene de aceptar la comida. Quizás el hecho de que podría estar envenenado, pero eso no tendría nada de sentido, ya que él lo está consumiendo, en todo caso él apenas me conoce, qué sentido tendría que me quiera envenenar...
Estás delirando Nataly.
Niego con la cabeza.
Alza las cejas y suspira —. Adelante, ¿cuál es el mensaje que me manda Montessori?
—¿Qué? — le pregunto confundida.
—Los acabo de ver platicando — me dice dando un paso hacia mí —, jamás había visto a Montessori siendo caballeroso con nadie, además de unas pocas excepciones.
—¿Qué te hace creer que hablábamos de ti? — le digo sin sonar grosera y me cruzo de brazos, al parecer alguien tiene el ego un poco grande.
—Creer no, asegurar, Montessori no conoce el disimulo.
—Lamento decepcionarte, pero tu nombre no se cruzó en la conversación — le respondo esperando una reacción, pero su mirada no cambia.
—Me estás mintiendo — me dice convencido.
—No.
—Sí.
—No — vuelvo a replicar.
—Lo estás volviendo hacer — me responde alzando ambas cejas.