Mirada Cruel

Capítulo 30

No hay ninguna novedad en el periodo de clase, así que se me hacen eternas las explicaciones de Pepper. Al sonar el timbre el profesor me llama y me pide que vaya a dejar un portafolio a la biblioteca, le digo a Edmon que se adelante a la cafetería.

Es un poco lejana, ya que está ubicada al lado del edificio F, eso significa que tengo que cruzar toda la escuela. Por floja, decido tomar un atajo, el que me enseñó Edmon, y rodeo los edificios por la parte trasera. No me acorta la distancia, pero es muy desolado, así que avanzó más rápido. Y es eso lo que me llama la atención de este lugar, la soledad, ni siquiera los de intendencia se asoman por aquí. Bueno, resulta bastante tétrico, por la altura de los edificios, casi no le pega el sol y el bosque no ayuda.

Estoy tan perdida en mis pensamientos que oigo muy tarde unos pasos apresurados detrás de mí. Que cuando soy consciente de ellos estoy pegada a un muro y dos manos están apretando mi cuello. Cuando miro a mi atacante solo puedo sentir confusión porque... es una chica.

La reconozco, la he visto en los pasillos, pero ni siquiera sé su nombre. Es sureña, tiene el cabello teñido de rubio y un piercing en el labio inferior.

—Al fin te encontré, debo de tener mucha suerte, siempre estás acompañada — me dice con una sonrisa en sus labios, aprieta más mi cuello cuando empiezo a forcejear. — ¿Qué dices a penas te escucho?

—¿Quién eres? — logro decir entre bocanadas de aire.

—Pero si eres una maldita descarada, soy Cressida Barns, rata norteña — me dice empujándome más fuerte a la pared. — ¿Sabes quién es mi madre?

Niego.

—Es Clarise Barns, ¿ese nombre te suena? — vuelvo a negar casi obligándome a no llorar —, estúpida norteña ladrona, mi madre es la dueña de la joyería que tú te metiste a robar — la miró anonadada, mierda, mierda, mierda. — ¡Ja! Ahora si lo recuerdas...

—No, eso es un malentendido — aprieta más mi garganta, se acabó no pienso cubrir a Cacciatore —, tienes que escucharme por favor...

—¿Escuchar a una ladrona norteña? Ni que estuviera loca — me grita furiosa, está tan descolocada que temo por mi misma. Intentó quitarle las manos de mi garganta, pero me supera en fuerzas.

—¡No, tienes que escucharme, Cacci...! — susurro en un intento desesperado por hacerla entender.

—Deja de gastar saliva, no te estoy escuchando, me vas a devolver las malditas joyas que te robaste, te disculparas con mi madre y conmigo — me ordena —, luego te acusaré y haré que te expulsen — me vuelve a empujar contra la pared, los intentos por sacármela de encima son en vano y la falta de aire en mis pulmones me debilita.

—¿Qué estás haciendo Cressida? — una voz la hace aflojar las manos, ambas volteamos hacia ella. No solo es una persona, tenemos un público a nuestro lado.

Algo perturbador es que no oí llegar a la pandilla de Skandar...

Oh claro, Cressida, la chica forma parte del grupo de Cacciatore.

Joder.

—¿Qué no es obvio cariño? — Cressida le pregunta a Skandar y demuestra su enfado volviéndome a empujar —, enfrentándola.

—¿A ella llegaron tus investigaciones? — le pregunta cruzándose de brazos, a penas y se ha dignado a ver mi estado.

—Es evidente, fue la única que dejó el lutazio y poco tiempo después fue el robo — ofendida voltee hacia Skandar. ¿Qué demonios está haciendo? ¿De verdad me echo la culpa a mí?

¿Y por qué me sorprende?

—¿No deberíamos interrogarla primero? — pregunta Lily desconcertada, por alguna razón eso me alivia.

—Claro que no, hasta le tuve que preguntar a los amigos de Montessori sobre los controles de salida — me empuja de nuevo —, no me queda la menor duda que está recién llegada se metió a mi tienda.

—Esperen, esperen, pero hasta donde yo sé, ella no tiene ninguna necesidad de robar — dice el amigo golpeador, Jack —. ¿Con qué propósito?

Skandar resopla y alza una ceja arrogante. — Eso es un poco obvio, viene del sur de Los Ángeles, la pobre se encontraba entre delincuentes, quizá se influenció de ello — dice en forma despectiva, lo miró desconcertada y furiosa.

¿Cómo rayos sabe eso? Recuerdo que le dije de donde venia, pero no me imagine que se iba a poner a investigar. Todo se me viene encima, si se puso averiguar de dónde vengo entonces se enteró de lo de... no, es imposible. Yo misma me encargué de desaparecer todo rastro de mi pasado.

Otro empujón de Cressida me regresa a la horrenda realidad.

—Es evidente que viene de un cuchitril — dice otra chica, amiga de Cressida llamada Karen —, termina con la basura norteña, antes que alguien venga.

Las manos me comienzan a temblar cuando tengo el impulso de hablar, pero mi lengua se encuentra pesada y mis labios sellados. No solo es la mirada amenazante de Skandar la que me frena, también es la de Jason que no resulta intimidante pero algo ansiosa.

—Devuélveme las joyas perra y más te vale que no te las hayas puesto o te haré desinfectarlas — su agarre sigue intacto sobre mí, aunque solo me empuja.

—Cressida, deja de precipitarte y piensa en las posibilidades — es Skandar otra vez, que camina como si fuera el dueño del lugar y me señala. — La chica se desvaneció por el golpe de una pelota, se cayó en una pista, mira lo debilucha y pálida que se ve — siento la intensa mirada de todos hacia mí, incluso escucho algunas risas burlonas.

>>¿En verdad piensas que ella va a romper una cerradura por sus propios medios? — sus ojos me barren con la mirada —. Apenas podría romper un lápiz, la estás halagando con tus sospechas —. Cressida asiente relajando un poco su agarre hacia mí.

—Tienes un punto como siempre cariño, pero te juro que no descansaré hasta dar con el culpable — me suelta y la falta de aire me pasa factura, para calmar el mareo me recuesto en el muro y cierro los ojos.

La tranquilidad me dura poco al sentir como su mano tira de mi cabello para atrás, me obliga a que la mire. — Si me entero de que estás mintiendo, juro que desearás no haber nacido asquerosa norteña — sentencia antes de soltarme, mi cabeza cae sin fuerza. Oigo que algunos bufan, pero no les prestó atención, recojo el portafolio y mi bolso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.