Mirada Cruel

Capítulo 40

Los pasillos rebosan de chocolates, tarjetas y confeti, mucho confeti. Chicas y chicos ilusionados, felices caminan con sus amigos o sus parejas. Hoy hay el doble de estas últimas, es tan inusual.

—Acaso en Saint Lincoln el día de san Valentín se celebra hoy — le comento muy confundida a Edmon.

—No, pero hoy se acostumbra a pedir la mano de muchas chicas como parejas para la cena de la asamblea — me responde viendo con el mismo rechazo que yo a unas parejas rebosantes de cursilería.

Bien, supongo que Dante Montessori es igual de frío y reservado que yo. Por una parte, lo agradezco, por otra si me hubiera gustado un chocolate.

—¿Siempre es así?

—Claro, es la asamblea — me dice como si fuera obvio.

—¿Y tú tienes pareja?

—Claire — me dijo casi riendo —, ya se nos volvió costumbre.

—No me imagino a Claire con vestido, sería interesante — digo antes de ver como una Anni llena de globos y chocolates se acerca a nosotros.

—¿Esta vez quién fue el pretendiente? — pregunta Edmon cuando ya la tenemos cerca.

—Gonzalo Bianchi — dice sonrojada, aunque sin estar tan emocionada.

—Pero si es alguien de las grandes ligas — bromea Edmon.

—Espero que no se comporte como idiota — le digo un poco resentida —, con esos chicos no se sabe, y tú eres demasiado linda para él.

—No Nat, en realidad fue muy amable, espero que no se comporte como idiota, como la mayoría de hombres.

—¡Oye! — exclama Edmon ofendido.

—Tú no haces parte de esos idiotas — lo consuelo recostándome en su hombro.

Anni está por comentar algo, pero unos murmullos y voces en el pasillo de entrada la detiene. Los tres, que estamos en el piso de arriba, nos asomamos cautelosos, solo para ver un grupo de chicos reunidos. Entre ellos Skandar y su pandilla. Los clicks de las cámaras y aplausos no se hacen esperar.

—Oh, esto es nuevo — murmura Anni y Edmon asiente.

—¿Qué pasa? — Le pregunto sin dejar de verlos.

—Nada, que el desalmado al parecer tendrá pareja en la asamblea — comenta Edmon.

—¿Y por qué es nuevo?

—Porque siempre suele ir solo — me esclarece Anni —, esta vez la elegida fue Cressida Barns.

Cuando regreso mi mirada, está la chica a la par de Skandar. Ella está que rebota de la felicidad y él aparenta el mismo humor. Está siempre preparado para dar una buena escena.

Solo una vez lo había visto flaquear, ayer cuando...

¡Ya para de recordarlo, estúpida Nataly!

Aún no entiendo su insistencia con Dante, si él mismo iba a tener otra pareja al siguiente día.

—La chica acaba de cumplir el sueño de su vida — ironiza Edmon.

—Algo me dice que ambas familias pujaron para que sucediera — comenta Anni —, el chico siempre ha evitado esos espectáculos.

—Aun así, con eso se conforma ella — le replica Edmon —, será mejor que nos vayamos, si alguien nos pesca espiando, estaremos perdidos.

Asiento, aunque me cuesta apartar la mirada. Siento una molestia en el estómago, y tras buscarle sentido solo decido ignorarla. No estoy celosa, claro que no estoy celosa, yo iré a esa asamblea bien acompañada, y eso es lo que importa.

Faltan quince minutos para mi siguiente clase, biología. Mis amigos se adelantaron ya que tuve que ir al baño, así que me tomé mi tiempo para caminar en los jardines, los públicos claro. Unos chillidos que se oyen en uno de los edificios me llaman la atención. Me acerco a los ventanales que dan a un aula y me agacho para no ser vista.

—¡Es que tú no lo entiendes!

—Claro que lo hago, pero tú ya deberías olvidarlo, Carol ya supéralo.

Oh, otra conversación ajena de Bardi que escucho, aunque esta vez no me da tanta pena.

—No puedo, él me lo prometió, hicimos una promesa Tiff.

—¿Cuándo? Si es la de hace un año no cuenta.

—¡Si cuenta, ese maldito bastardo! — Oigo cómo solloza antes de continuar —, me dijo que pasara lo que pasara, él me llevaría de su mano en la próxima asamblea.

—Y tú de imbécil le crees al desalmado, en parte fue tu culpa.

—Soy una ilusa — su tono me da un poco de pena por alguna razón —, hasta tenía preparado mi vestido y ahora veo que está con la perra de Cressida.

—Y todos se dieron cuenta de eso.

—Ella y su grupo de arpías, hasta Lily Prescoth se burló de mí, las odio.

—¿Y qué hablaron ayer? — pregunta, haciendo que recuerde como se la llevó durante la pelea.

—Me dio una pastilla para el dolor de cabeza, y me consoló, fue muy tierno. Llevaba tiempo de no verlo de esa manera, hasta intenté besarlo de nuevo — abro los ojos asombrada.

¡Oh, maravilloso, simplemente maravilloso!

—¿Qué? ¡Eso sí fue estúpido, Carol!

—No pasó nada después, él se apartó y me dijo que jamás lo volviera hacer — su voz suena melancólica y una parte de mí se conmueve. — Jamás pensé que me diría eso.

Si tan solo me hubiera pasado lo mismo.

—Lo siento mucho, pero eso fue una estupidez. ¿Y ahora qué harás? — le pregunta Tiffany penosa.

—Supongo que ir con Dante — responde conformista —, es lo que queda.

—Tendrás que cambiar de planes, escuche que planeaba pedirle a otra chica.

Ya puedo oler los problemas.

—¿A quién? — Suena irritada y no puedo estar más asustada.

—Aún no sé, creo que a la nueva.

—Oh, no se rebajaría así, no con la huérfana — menciona dejándome de piedra —, espera a que le diga que no tengo pareja, lo tendré pegado a mí por las siguientes veinticuatro horas.

—Tendrás que buscar otro Carol, tienes una fila de chicos que se mueren por ir contigo. Yo también cambié de planes, Gonzalo prefirió ir con Anni.

—Ya me di cuenta, otro imbécil más en este rebaño — le dice pedante —, en todo caso no puedo, tengo que ir con Dante.

—Oh, ya sé a dónde va esto, quieres poner a Skandar celoso. ¿Verdad?

—Siempre lo ha odiado, necesito que pruebe un poco de su propia medicina, que sienta lo que yo sentí — los sollozos se vuelven hacer presentes.




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