Mirada Cruel

Capítulo 48

Siento como se sobresalta, pero eso no le impide tomarme de la cadera y apretarme contra él. Nuestras bocas danzan a un ritmo coordinado, que parece que ya lo hubiéramos practicado cientos de veces. Tanto que es más apasionado que el anterior.

Siento su mano subir a mi espalda y la otra bajar a mi muslo ya flexionado. Eso me anima también a explorar, pasó una mano por su espalda, debajo de su chaqueta y la otra en su pecho. Su boca se desliza a mi cuello, es ahí donde ambos jadeamos. Sus labios van dejando pequeños besos de mi mandíbula hasta la clavícula. Está cálido y su corazón bombea al mismo ritmo que el mío.

No pienso en lo que vendrá después, porque sé que quizás me arrepentiré, pero ahora me siento muy bien.

Nos separamos al mismo tiempo, tengo que tomar aire de lo agitada que estoy, noto que Skandar está haciendo lo mismo. La reacción de ambos es aún más lógica, siendo que perdimos la noción del tiempo.

—Veo que sigues órdenes rápido — dice mientras se ve su camisa desabotonada —, y eres muy eficiente Sanderson.

—Lamento desilusionarte, pero yo no hice eso, ya tenías desabrochada la camisa — agregó rápidamente.

—Oh, ahora entiendo por qué te me tiraste encima — dice cizañoso, lo volteo a ver con los ojos más abiertos —. ¿Por qué no terminas de hacerlo? — se vuelve a tocar la camisa.

—Que indecoroso eres — le respondo fingiendo indignación.

—Lo dice la que se lanzó a besarme — me dice mientras se termina de abotonar la camisa —, que placer conocer ese lado apasionado que tienes escondido.

—Eso fue un arranque y no volverá a suceder — le prometo un poco avergonzada, él se burla de mis palabras.

—Por supuesto que sí y yo prometeré abotonarme completamente la camisa, así no tengo a ninguna chica desesperada por besarme — me dice luciendo muy orgulloso.

—No sé por qué dices eso, te recuerdo que tú lo hiciste la primera vez — el simple recuerdo hace que me acalore.

—Oh, entonces solo fue venganza — se pone a mi lado y recoge un mechón de mi cabello —, quizás debería hacerlo más seguido.

—No se trata de eso — intenté defenderme de nuevo.

—No sé por qué estás tan a la defensiva, hiciste lo que querías.

—Sí, pero...— empiezo, pero él no me está prestando atención, en su lugar toma sus cosas.

—¿Quieres ir por algo de comer? — Me pregunta de repente.

—¿Qué? — reaccionó a la inesperada pregunta.

—Comer Nataly Sanderson, acción de masticar o tragar alimentos para el buen funcionamiento del organismo.

—¡Ya te entendí! — Suelto desesperada —, te recuerdo que estamos castigados y que aún no hemos hecho nada.

—Si, y eso es por tu culpa — le respondo haciendo una mueca —, que preferiste manosearme en lugar de...

—¡Está bien! — le interrumpo —. ¿Quieres pedir comida?

—Quiero salir de aquí — responde sin más.

—No podemos, estamos... — su sonrisa tarda en llegar —, no, la única que no puede irse soy yo.

—No, tú si puedes en realidad — comienzo a negar, pero él prosigue —, Nataly, este trabajo te importa un comino.

—Claro que no — me cruzo de brazos.

—Me estoy muriendo de hambre — abre la puerta y se pone frente a ella. — ¿Vienes?

—Me voy a meter en problemas.

—Conmigo no.

—¿No te avergüenza que te vean conmigo? — Le pregunto, con antelación.

—En realidad pensaba que eso era al revés — frunce el ceño —, te aseguro que nadie se atreverá a decirnos algo.

—Ya lo creo — comentó por lo bajo —, está bien — no me hago del rogar, solo por hoy he decidido sucumbir a mis deseos más bochornosos —, solo que no sé sí... — su mirada a mis piernas me distrae.

—¿Qué pasa? — Alarmada, noto como tengo la falda arremangada hasta debajo de mi trasero, al segundo la enderezo. — ¿He estado así todo el tiempo?

—Si, y no queremos que afuera se haga un malentendido — alza ambas cejas e inclina su cabeza. —¿Te imaginas la escena?

—Ni los menciones, no quiero terminar asesinada por tus amigos — suelto pensando en lo peor.

—No me refería a eso exactamente — me dice como si esperara que entendiera, pero mi confusión debe ser evidente —, no importa, vámonos ya.

Me cede el paso, vuelvo a revisar mi vestimenta y cuando me aseguro de estar decente salgo de la bodega. Por suerte, casi no hay nadie en la biblioteca, así que no tenemos problemas con ninguna mirada curiosa. Afuera empiezo a caminar hacia la cafetería, pero Skandar me llama de repente.

—¿Qué pasa? — volteo y me hace señas para que me acerque.

—Sígueme — comienza a dirigirse al lado opuesto, del lado del polideportivo.

—Creí que comeríamos en la cafetería — le comento en cuando me acerco. — ¿A dónde vamos?

—No es por desacreditarla, pero la comida de Bertha ya me tiene un poco harto — dice viendo al frente,

Me pongo un poco nerviosa cuando soy consciente que tomamos el mismo atajo que Edmon me enseñó en mis primeros días. El que lleva al puente abandonado.

—Me estás llevando al puente, la última vez que estuve ahí no fue bonito — desaceleró el paso y él sigue mi ritmo. — ¿En qué atrocidades piensas meterme Cacciatore?

—En uno tenaz, mi querida Sanderson — me mira de reojo y coloca su brazo sobre mis hombros —. Atiborrarse de comida. ¿Te gusta?

—Admito que la idea es atractiva — digo haciendo una mueca por lo pesado de su hombro —, pero podríamos pedirle otra cosa a Bertha. ¿Por qué estamos aquí?

—Nos dirigimos al estacionamiento trasero, a mi auto...

—Espera — le digo sacando su brazo de encima. — ¿Vamos a salir de la escuela?

—Brillante Nataly, tienes una mente brillante — para aumentar el dramatismo da un aplauso.

—¡Podrías dejar de bromear!

—Te juro que no lo estoy haciendo — me vuelve a decir intentando no sonar sarcástico —, me preocupa que pienses que lo haga. — Lo fulmino con la mirada, pero él no parece notarlo. — Vamos a tener que trabajar en la autoestima, pero no te preocupes, yo puedo ayudarte con eso...




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