Mirada Cruel

Capítulo 70

2 DÍAS PARA LA ASAMBLEA

—Yo sigo pensando que debiste hablar con don Alfonso de lo sucedido — me está diciendo Edmon mientras caminábamos por uno de los jardines. Era aún temprano en la mañana. — No es justo lo que sucedió, ella no puede salirse con la suya.

—¿Ahora de quién de las dos hablamos? — le pregunto recordando los acontecimientos de ayer.

—Pues...de las dos, supongo — me dice apenado —, en todo caso ambas comenzaron.

—Tengo un mal presentimiento de lo que podría suceder si me quejo con Alfonso — digo y luego me corrijo —, con don Alfonso, se podrían sentir ofendidos y hacerme algo peor.

—Nataly, dime algo peor que golpear, amenazar, inventar chismes sobre ti y amenazar a tu hermano — se pone de frente —, en serio, dime algo peor que eso.

—Podríamos vengarnos — le propongo, aunque la sola idea me intimida —, sin que sepan que fuimos nosotros.

—¿Podríamos? — alza una ceja. — ¿Nosotros?

—Por supuesto. ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de cómo te tratan esos idiotas? — lo jalo a una banca cerca de la fuente —. Porque te cuento que lo he visto, esas miradas y hasta ataques físicos, las he visto — lo miro por unos segundos, atenta.

Él frunce el ceño y suspira.

—Créeme, ya me he acostumbrado y no me sucede con frecuencia, es una minoría la que prefiere atacarme — me dice esperando convencerme.

—¡Es que no debería no existir esa minoría! — salto a decir desacreditando sus palabras.

—Pues la hay y me tengo que conformar — se encoge de hombros —, al menos hasta obtener una beca universitaria y poder sacar a mis padres de ese barrio.

—Y lo harás, porque yo te voy a ayudar — le digo sonando reconfortante.

Si yo logré salir de un barrio de horror y de enemigos, claro que él también podrá.

—Más te vale — me señala divertido —, y también no orquestar ninguna venganza. Es mejor solucionar las cosas de raíz.

—¿De raíz? Entonces desaparezcamos a todos los acosadores de Saint Lincoln — le propongo en broma.

—Ojalá se pudiera Nataly, ojalá — me dice perdiendo la mirada en una esquina, la sigo y alcanzo ver a Claire corriendo hacia nosotros enloquecida.

—¡Hasta que los encontré! — nos dice sonando exaltada.

Edmon y yo compartimos una fugaz mirada.

—Pero si siempre estamos por este lado antes de entrar a clases — respondo.

—Pensaba que lo sabías, como eres la reina de la puntualidad — le recuerda irónico Edmon.

Claire pone los ojos en blanco.

—Eso no es el punto — nos dice haciendo un ademán para que nos movamos, después ella se sienta en medio de ambos. — Tengo un plan en mente, uno que te encantará Nataly.

—Oh no — suelta Edmon preocupado.

—Tú cállate y déjame terminar — le dice señalándolo, luego se vuelve hacia mí y de su chaqueta saca una bolsita transparente con unas pastillas amarillas —, con esto, vas a dar una revancha bien merecida.

—¿Qué es eso? — me le adelanto —, y por favor sin rodeos, se especifica.

—Esto mi querida Sanderson son laxantes...

—¿¡Qué!? — exclamamos Edmon y yo sin dejarla terminar.

—¿Acaso no me escucharon? Dije laxantes — alza la voz en la última palabra.

—Por Dios cállate — le pide Edmon alarmado —, alguien nos podría escuchar.

Agarró la bolsita cuidadosa, y la observó con detenimiento.

—¿Cuál se supone que es tu plan? — le pregunto confundida.

—Oh espera y verás — me dice emocionada —, vamos a controlar lo que esa psicópata de mierda compra en la cafetería, así estaremos por un par de días, hasta que actuemos.

—Metiéndole laxantes a su comida o bebida — término por ella.

Sonrió, la sola idea me parecía fantástica. Hasta que pienso en las consecuencias.

—¿Te agrada la idea? — me vuelve a preguntar —, es un plan que te cagas de lo bueno.

—Literalmente — agrega Edmon con las cejas alzadas.

—Sí, aunque me atrae mucho el plan, Claire esto... — empiezo comprensiva —, le podría traer consecuencias a los cocineros. Podríamos hacer que pierdan sus trabajos.

—No lo meteríamos en nada de nada...

—Aunque no lo hagamos, en lo primero que pensaran es que uno de los cocineros armó una treta en contra de ella — le digo viendo como su expresión pasa de emoción a decepción —, recuerda que esa chiflada fue capaz de amenazar a Janice. ¡A Janice!

—Lo sé, pero... — agacha un poco la cabeza.

—Lo siento Claire, pero Nataly tiene razón — Edmon le pone la mano en el hombro —, vamos a buscar una forma de resolverlo.

Claire gruñe.

—Bien, solo porque no quiero discutir – dice rendida —, en todo caso quédatelas Nataly. Por si cambias de opinión un día o si padeces de estreñimiento.

Me río por su comentario.

—Muchas gracias Claire — le digo recostando mi cabeza en su hombro. Ya le rechacé el plan, no quiero que se entristezca con un segundo rechazo —, lo atesoraré.

Antes de decir algo más, el timbre suena, anunciando el comienzo de la jornada.

Otro día mas de ensayo, y no sé qué es peor, tener que enfrentar las miradas de todos en el polideportivo o soportar los susurros. Creo que ambas. En fin, me digo a misma que eso no me afecta, aunque sé que es mentira. Camino con el pecho en alto hacia la puerta.

Justo cuando entro, busco con la mirada a Janice. Como es lo usual, se encuentra colocando todo el equipo de sonido, frente a la bodega. Sin pensarlo me acerco con una propuesta. Me mira desdeñosa, como si mi presencia la aturdiera.

—Relájate, no vengo a reclamarte nada — le digo mostrándole mi sonrisa.

—¿Entonces a qué? — pregunta mientras termina de conectar los cables.

—Vengo a pedirte un favor.

—Eso es aún peor — me dice haciendo una mueca, la miró por un rato más hasta que se resigna —, adelante chica, suéltalo.

—No quiero meterme en problemas y meterte en problemas de nuevo — empiezo paciente —, así que dado los acontecimientos de ayer y si no es mucha molestia...

—¡Ve al grano Sanderson! — me dice desesperada.




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