Miradas coloridas: Rosa

Capítulo 2: Prohibida.

Desperté de repente por el hermoso sonido de mi alarma, la canción de “dance monkey” se escucho por todo mi cuarto. Tuve que levantarme para apagarla puesto que mi celular se encontraba en mi escritorio y mi escritorio en el lado contrario de mi cama. Solté un par de bostezos y estire un poco mi cuerpo para desperezarme pero no funciono, era muy sabido.

Aproveche que había puesto la alarma una hora y media antes de que me tomara el colectivo que me llevaría a mi universidad. Hice lo que debía hacer en el baño y tome una ducha rápida.

Como la mayoría de las veces me daba flojera elegir algún look, solo me puse unos jeans junto a una remera de mangas cortas de color negro y mi campera negra que cuando te la ponías tenía el estampado de un esqueleto humano. Realmente esa campera era de mi padre, mi madre se la había regalado unos años atrás y al ver que no se la colocaba con frecuencia decidí apropiarme de ella ya que me gusto mucho y bueno, veme aquí. Acompañe el conjunto con unas zapatillas que ni se cual marca son y tampoco es información relevante.

Aún con mi cara de muerto viviente fui a la cocina a prepararme un café con leche mientras esperaba que mi cabello se secara naturalmente para poder peinarme.

Volví a mi cuarto para peinarme rápido ya que había dejado mi desayuno (era solo ese café con leche) en la cocina. Lo deje suelto y me dedique a tomar ese líquido tan delicioso y que me traía un poco de aquella energía que necesitaba para empezar mi día.

Aunque sentía un pequeño presentimiento de que algo iba a cambiar en mi rutinario día, aquellos presentimientos que te dan un escalofrío inquietante. Simplemente tenía que no hacerle caso y enfocarme en este lindo día que era lunes.

Escuche como alguien se levantaba de la cama y deduje que era mi padre. Era él quien me llevaba a la parada de colectivo el cual por suerte me dejaba en la puerta de la universidad. Era realmente una suerte solo tomarme un colectivo, otras personas que tomaban clase conmigo tenían que subirse a dos colectivos para llegar a la facultad.

Vi la cara de tremendo sueño de mi padre al verlo entrar a la cocina/comedor mientras bostezaba. Bueno, realmente no le juzgaba porque mi cara debe estar igual o peor que la de él.

-Buenos días pa –lo saludé mientras bebía otro pequeño trago de mi taza humeante.

Él me devolvió el saludo dándome un beso en la frente que por consecuencia me saco una pequeña sonrisa.

Mi padre no era un hombre muy demostrativo, muchas veces prefería observarnos y con sus grandes habilidades de super papá sabía si nos sucedía algo o no. Era muy callado y tal vez desde mí punto de vista no abrazaba mucho pero aquellos gestos, aquellos pequeños gestos, lo hacían el mejor padre para mí.

Se dirigió al baño donde estuvo un largo rato, por mi parte yo iba tranquila ya que aun había tiempo antes de que el colectivo pasara por mi parada. Aunque solo tenía que tomar un solo bus para poder al establecimiento donde estudio mi carrera, madrugar era esencial porque era el único autobús que coincidía más o menos con mi horario de entrada al curso.

Limpie la taza que había usado para beber mi preciado café con leche y fui a preparar los cuadernillos y libros en mi pequeña mochila que usaba para la universidad. Quisiera decir que eran pocos libros, lo eran pero los libros de texto eran muy pesados y de lomos bastantes anchos.

¿Por qué elegí esa carrera? Pues inicialmente quería estudiar alguna carrera donde hubiera que leer mucho, pude haber elegido un profesorado de Literatura, pero supongo que me incline hacia la carrera de Derecho mayormente por las influencias de mi familia y ese ánimo por querer defender.

Ya lista  y preparada aún esperaba a mi padre a que se terminara de cambiar, en realidad hicimos un tipo 2x1, como él tiene que entrar a la hora en la que yo me tomo el bus, me deja en la parada sana y salva para luego irse a su trabajo. Algo genial considerando que a la hora donde me encuentro en la parada de buses sigue siendo oscuro y de noche. Demasiado temprano para mi gusto, soy de las chicas que si no tienen clases o es un sábado y domingo, se quedaba dormida hasta las doce del mediodía.

-Pa, apresúrate que si no llegaremos tarde y el micro me dejara- apresure a mi padre aunque luego me llevare un buen regaño. Tuve la mala y buena suerte a la vez de que ya se encontraba listo para su trabajo y con una sola mirada me dijo todo. Fingí que no había percibido y entendido su mirada así que me apresuro a abrir la puerta de mi casa con las llaves que mis padres me habían dado un par de meses atrás.

Ambos subimos al auto y el viaje hacia la parada estuvo silencioso, ambos teníamos sueño y era muy obvio. El sonido de fondo era de un locutor de radio que hablaba sobre la economía. Era tal vez la radio que menos hablaba sobre lo que sucedía con los coloridos (así me gustaba llamarnos ahora, ya saben, por nuestros ojos de colores). De vez en cuando había charlas que involucraba la rara situación que pasaba pero no muchas. Supongo que me sentía cómoda al escucharla.

-Adiós papi –me despedí de mi padre con un beso en su mejilla recibiendo como respuesta un adiós. Vi como el auto de mi padre se iba perdiendo poco a poco en la calle. Ahora, solo faltaban unos minutos para que el autobús me recogiera.

Y como si yo lo hubiera invocado, apareció el colectivo el cual me subí luego de pagar con mi tarjeta el pasaje. Me senté en los asientos individuales y miraba por la ventana a aquellos carros que coincidían con mi ómnibus. Observe como empezó a amanecer, algo realmente lindo si se veía en el lugar correcto. No obstante, era algo rutinario en mi semana ver el amanecer, seguía sin perder su toque pero era ya algo diferente.

Me coloque mis auriculares para después conectarlos en mi celular, tenía que escuchar música sino me dormiría y cabía la pequeña posibilidad de pasar la universidad. No quería para nada eso, me tendría que tomar otro autobús y llegaría tarde a mis clases, eso significaría perder una clase de la materia más importante del primer año de abogacía. Es más que obvio que el profesor no me pasaría los temas de la clase y ni hablar de mis compañeros, la experiencia de hace unas semanas atrás me hizo aprender que ellos jamás me pasaran sus apuntes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.