Miradas del corazón

Capítulo 1- La entrevista

Mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho, lo oía claramente retumbar en mis oídos como enormes tambores. En varias ocasiones estuve a punto de salir corriendo del lugar, pero tomé todo el valor que había en mí y me quedé ahí plantada esperando, no podía salir huyendo así como así, "¿A caso no es lo que quieres?", preguntó una voz dentro de mi cabeza, "¡claro que es lo que quiero!", respondí yo misma con decisión, asentí sin poder evitarlo y tomé mi asiento de los extremos como obligando a mi cuerpo a permanecer ahí.

Me dediqué entonces a observar aquel sitio, las blancas paredes de la sala de espera estaban bastante limpias y relucientes; había gente que pasaba sin cesar frente a mí, bastante ocupada en lo que hacía, pues ni siquiera parecían darse cuenta de la presencia de aquella chica delgada, de cabello castaño y piel cálida que estaba ahí sentada en una de las tantas sillas.

-April Wilson- llamó una mujer tras un mostrador cerca de la pequeña sala de espera.

Salté de mi asiento al escuchar mi nombre, caminé apresuradamente hasta donde se encontraba aquella persona. Una mujer de mediana edad, un poco robusta pero de aspecto amable, quien sonrió de manera comprensiva al verme llegar hasta ella dando traspiés y con cara de estar bastante nerviosa.

-¿April Wilson?- preguntó ella en cuanto llegué al mostrador frente a ella.

-Sí- contesté yo con voz temblorosa.

-Bien, necesito que me llenes y firmes en este libro con lo requerido... solo es un control de acceso, todo aquel que entra en la estancia tiene que hacerlo- declaró ella pasándome el pesado libro y una pluma.

Yo firmé aquello en silencio y con todo el cuidado posible para no equivocarme. Después de haber terminado lo que aquella mujer me mandó volví a dirigirme a ella, que en aquel momento estaba enfrascada en una computadora, en el que parecía ser su escritorio. Al darse cuenta de que la observaba nuevamente desvió la mirada de lo que hacía y caminó hasta mí.

-La directora te espera. Es la última puerta a mano derecha.

Caminó en dirección a la pequeña puerta que estaba junto al mostrador y la abrió para que yo pasara por ella. Por un momento me quedé ahí parada, esperando a que esta me guiara, pero al ver que se volvía a sentar tras su escritorio comprendí que yo misma tenía que ir a buscar a la directora.

Caminé por un largo pasillo, ahí las paredes ya no eran blancas, si no de suaves colores pastel: rosas, azules, amarillas y verdes, eran los colores que cubrían las paredes de pasillos y salones en los que niños y niñas jugaban y cantaban. Al fin llegué al final de aquel enorme pasillo, ahí había solo una puerta de madera fina, aspiré hondo por la boca y luego llamé tres veces a la puerta.

-Adelante- dijo una voz femenina desde dentro de la habitación.

Di vuelta a la manija y abrí lentamente la ligera puerta de madera. Dentro yacía una mujer joven, de largo cabello castaño claro que caía sobre sus hombros y tras la espalda, sus ojos verdes eran enmarcados por unas finas gafas y vestía un traje color oscuro que parecía costoso. Al verme, aquella elegante mujer sonrió e hizo una seña para que pasara por completo a la habitación.

-Toma asiento, por favor.

Yo accedí al instante y tomé asiento torpemente frente a ella en una silla de cojines de aterciopelo.

-Eres... April Wilson, ¿verdad?- comentó mirando una hoja, de seguro era la solicitud de empleo que había mandado hace unas semanas atrás.

-Si- contesté yo con un hilo de voz poco audible.

-Mucho gusto, soy la profesora Nicole Wells, directora de la estancia- dijo ella tendiéndome una mano por encima del elegante escritorio.

-El gusto es mío- contesté mientras estrechaba la mano que me tendía.

-Estaba viendo tus notas... son muy buenas debo decir- mientras echaba una mirada en unas notas que tenía en sus manos.

-Gracias...

-Bueno...- me ponía un tanto nerviosa saber que estaba leyendo sobre mí en aquellas hojas.

Las examinó por un momento y luego se volvió de nuevo hacía mí.

- Aquí menciona que tienes 23 años... estudiaste para educadora, si bueno, todas las chicas que vienen por el trabajo traen estos mismos datos.

-¿Entonces está mal?, ¿necesitaba algo más...? ¿Qué me faltó?- pregunté de inmediato.

No recordaba que se me hubiera pasado apuntar algún dato o algo en mi solicitud, estaba segura que estaba todo completo.

-No, no... No te preocupes por eso, no te falta nada. De lo que yo hablaba es que necesito saber más sobre ti... como... ¿Qué te gusta hacer?- preguntó ella como dando un ejemplo mientras se encogía de hombros.

-Ah, bueno...- el simple hecho de contestar una pregunta tan fácil me hacía poner de nervios, talvez de aquella fácil preguntita podía depender que me dieran o no el puesto-. Me gusta escuchar música... eeh...

-La música es una buena forma de enseñanza, de hecho, solemos usarla mucho con los niños- comentó ella con una sonrisa.

-Si... lo aprendí en la escuela...

-April- llamó la directora de pronto, algo que me hizo saltar levemente al oírla-. Imagino que sabes qué tipo de estancia es esta, ¿verdad?

-Sí, lo sé- contesté mirándola a los ojos.

-Entonces supongo que comprendes lo importante de este trabajo. Trabajar con niños de habilidades especiales no es cualquier cosa, requiere de una gran responsabilidad de tu parte- explicó ella con energía, mientras me miraba directamente a los ojos sin casi pestañear.

-Lo sé y lo entiendo- repuse yo tratando de sonar lo más convencida posible de lo que en verdad quería.

-Entonces me gustaría que me contaras mejor, porqué es que has decidido dedicar tu vida a la educación de niños especiales- pidió ella mientras posaba ambas manos sobre el escritorio.

-¿Por qué he decidido dedicarme a esto?- me repetí a mí misma acomodándome algo ansiosa y llena de nervios.

-Sí. Quiero que me cuentes que es lo que te ha motivado. Porque debe haber algo, ¿verdad?




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