Miradas del corazón

Capítulo 13 - Solo una amiga

 

James apartó sus labios de los míos, pero sus brazos se entrelazaron alrededor de mi cuerpo con fuerza, escuché latir su corazón junto a mi pecho y el mío se aceleró aún más. Sentía una enorme felicidad que apenas cabía dentro de mí, algo que nunca había sentido al estar con otro chico, era un sentimiento que hasta el momento no había conocido.
 

-Estas temblando - dijo James aún abrazándome.

-Sí - contesté yo con un hilo de voz.

Ahora que me daba cuenta si lo estaba.

-¿Por qué?- preguntó el muchacho separándose un poco de mí.

-No estoy segura- respondí yo. Pero de una cosa si lo estaba, no me quería separar de él.

-¿Quieres que nos sentemos?

-Sí … está bien - acepté mirando rápidamente la banca que habíamos dejado a unos cuantos metros atrás de nosotros.

El muchacho tomó mi mano en lugar de colocarla sobre mi hombro y yo lo llevé hasta la banca. Me senté a su lado y me volví hacía él, pero no le dije nada, solo lo observé; su rostro componía una sonrisa confusa, pero encantadora. Alcé una mano que él pareció sentir como se levantaba junto a su cara, tomé delicadamente las gafas que llevaba puestas y las quité de su rostro dejando al descubierto aquellos oscuros ojos. No podía creer que no pudieran ver, por que se veían tan profundos y llenos de vida, brillantes y expresivos. Me acerqué más a él, recargué mi cabeza en su pecho, y él pasó una mano por mis hombros y con un lento movimiento se acercó a mí y besó mi frente con dulzura.

El cielo a nuestro alrededor había empezado a teñirse de un tono naranja, y las nubes parecían trozos de algodón dispersados por él.


-Es hermoso- susurré yo observando todo aquello.

-Debe de serlo- dijo él en voz baja- . ¿Y que es lo que sientes?

-Son tantas las cosas que siento en este momento- contesté sin poder reprimir un suspiro que se escapó de mí-. Me siento nerviosa y emocionada. Siento que todo está a mi favor después de tanto tiempo y que nada mal podría ocurrir.

-Sabes que siempre voy a estar aquí para ti- exclamó él en un susurro cerca de mi oído izquierdo.

-Lo sé.

Nos quedamos en esa misma banca durante un par de horas má. Le describí a James el paso del tiempo visto en el cielo, cómo pasaba de sus tonos rojizos a un azul intenso y poco a poco se iba llenando de esos pequeños puntos plateados sobre nuestras cabezas. Pero el frío se hizo presente al igual que todas aquellas estrellas que lo cubrían y no llevábamos algo tan abrigador.


-Será mejor que nos vayamos- dijo él al cabo de un momento-, empieza a hacer frío.

-Tienes razón, vamos.


Nos pusimos en pie tomados de la mano y empezamos a caminar por el estrecho sendero hacía la salida del parque.


-¿Te das cuenta de lo poco que duran los fines de semana?- exclamé yo mientras andábamos por la acera a paso lento- . Los días se van tan rápido…

-Sobre todo cuando lo pasas tan bien- dijo él asintiendo lentamente con la cabeza.

-Sí, sobre todo así…- al mirar hacía un lado me di cuenta de que una vez más comprobaba que el tiempo siempre hacía de las suyas y ya habíamos llegado a mi casa-. Bueno… he llegado.

-No me gustaría despedirme.

-Solo será por unas horas- exclamé yo con una sonrisa.

-Aún así- repuso él.

Me tomó ambas manos y se acercó a mí, corté la distancia que nos separaba y lo besé.


-Hasta mañana- dijo James cuando se separó de mí.

- Descansa. 
 

Y tras sonreír una vez más, desdobló su bastón y se echo a andar por la acera. Me quedé ahí parada como siempre, observando como se alejaba de mí poco a poco, hasta que se perdía de vista por completo. Sonreí al vacío con la mirada perdida en los recuerdos, reviviendo en mi memoria escenas que acababan de sucederme, pero era inevitable no hacerlo, había sido la más hermosa tarde que había tenido en mi vida. 
Parpadee un par de veces al notar que una luz se encendía a mis espaldas, voltee y vi una silueta a través de las cortinas de la sala de mi casa, miré por última vez el camino que James había recorrido y luego me di vuelta.


-¿Cómo estuvo la fiesta?- preguntó alguien de pronto en cuanto entré en la casa.

-No era una fiesta, solo una comida con la mamá de James- respondí yo cerrando la puerta.

-¿Y como estuvo?

-Bien.


Me dispuse a subir las escaleras, pero mi mamá me detuvo antes siquiera de dar más de dos pasos.


-¿Te pasa algo?- preguntó con curiosidad.

-¿Algo?, ¿como qué ?

-Pues no sé … te noto así como que… ¿estuvieron todo el día en casa de James?- me preguntó mientras me examinana detenidamente.

-No - contesté vacilante.

-¿Te pasa algo con ese chico, April?


A eso era a lo que ella quería llegar, me dije a mi misma ¿Por qué no fue al punto en lugar de hacerme todo aquel interrogatorio?. La miré por un momento sin contestar nada, formulando la respuesta que daría a continuación.


-Pues… James me besó- repuse hablando lentamente.

Mi mamá arqueó las cejas mientras me observaba fijamente, no sabía qué quería decir aquel gesto, pero me ponía algo nerviosa. Durante un momento no dije nada, bajó la mirada y se mordió el labio inferior pensativamente.


-¿Te gusta ese muchacho?- preguntó al fin.

-Sí… mucho- contesté yo recordando el rostro de James.

-Bien… es buen muchacho- fue todo lo que dijo. Miró a su alrededor para decir:- Me voy a dormir, buenas noches.


La miré subir las escaleras y minutos más tarde la seguí. Encendí la luz de mi habitación en cuanto entré, miré la ventana y vi el cielo estrellado. Sonreí sin siquiera darme cuenta y luego fui hasta la cama y me tumbé en ella completamente vestida. Cerré los ojos, volviendo a revivir aquello que me había pasado aquel día, sin duda era el mejor de mi vida, pensé en mis adentros. Pero rápidamente, como una imagen inesperada, el rostro de Christie me miró desde el interior de mi cabeza. No lo había pensado hasta ahora, ¿qué diría ella cuando se enterara? Me incorporé en la cama y volví a mirar la ventana. Justo ahora que la muchacha parecía haber hecho las paces conmigo, no quería ni imaginar su reacción cuando lo supiera.




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