Durante los siguientes días que transcurrieron al encuentro con el padre de James, el muchacho pareció estar más calmado y de mejor buen humor que nunca. Pero yo sabía muy en el fondo, que nada de aquello se había ido, que aquel sentimiento que lo había hecho doblarse perduraba aún en él. Aún solía evitar comentarios o temas de conversación en el que pudiera entrar su padre, pero sabía que no todo el tiempo iba a ser así.
Por otro lado, las cosas iban muy bien entre nosotros, y lo mejor de todo es que también iban bien con relación a Christie, quien parecía haber aceptado nuestra relación, aunque algunas veces solía quedarse muda al ver como James tomaba mi mano.
- Por favor, James- decía yo de camino a nuestra próxima clase, una vez que Christie había entrado en su salón-. No hagas eso mientras Christie esta con nosotros.
-¿Qué?- preguntó él sin comprender del todo.
-Ya sabes qué. Christie debe sentirse celosa como amiga, y la verdad la comprendo.
-Christie sabe que la quiero mucho y que siempre voy a ser su amigo. Hablas como si ella hubiera tenido algo más conmigo antes - exclamó él mientras nos deteníamos frente a la puerta de su clase.
- No- dije yo al instante, no iba a defraudar a Christie y confesarle a James que ella sentía algo más por él -. Lo que pasa es que comprendo lo que debe sentir. Es lo que sentí cuando supe que Julie tenía nuevas amigas- comenté yo recordando a quien fue una vez mi mejor amiga.
-Bien, pero aún creo que exageras- dijo él con una sonrisa.
-Ya sabes como soy- contesté yo devolviendo aquella sonrisa-. Hasta luego.
James se inclinó un poco hacía mí y me dio un pequeño beso en los labios, sonrió tiernamente y luego se dio vuelta y entró al salón, donde el maestro ya estaba dentro.
Con el transcurso del tiempo y teniendo a James conmigo, los días en Moore eran mucho más llevaderos, hasta se podría decir que el pueblo me gustaba mucho más. Ya ni siquiera me acordaba de San Diego, y ya no echaba tanto de menos a mis amigos y la escuela.
-April...- exclamó una voz fuera de mi habitación aquella tarde mientras me encontraba haciendo algunos deberes que me habían dejado en la escuela.
-¿Sí?- dije yo levantando la mirada en cuanto la puerta se abrió.
-Te llaman por teléfono- dijo mi mamá asomándose por la puerta entre abierta.
-Gracias.
Me puse en pie y fui hasta la mesita de noche en donde reposaba un teléfono color blanco.
-Hija, tu padre y yo saldremos por un rato, y Caitlin ha ido con unas amigas, no te importa quedarte sola, ¿verdad?- exclamó mi mamá en el momento que levantaba el teléfono.
-No, no te preocupes- repuse yo con el aparato suspendido a pocos centímetros de mi rostro.
-Bien- dijo ella y salió de la habitación.
Sus pasos se escucharon alejarse poco a poco y después bajar las escaleras, fue entonces cuando puse el teléfono en mi oído.
-Hola, James- exclamé casi sin pensarlo.
-"¿James?"- dijo una voz femenina al otro lado de la línea.
-Perdona, Christie, pensé que era James- me disculpé yo sin poder evitar sonreír por aquella equivocación que había cometido.
-"No soy Christie"- saltó a su vez aquella persona con voz un tanto indignada-". Soy Julie, April".
-¿Julie?... ¡Ah!, Julie- dije entonces yo aún más apenada-. Disculpa, no sabía... ¿Cómo has estado?
-"Bien, supe que habías llamado a mi casa y decidí hablarte para saber como estabas"- repuso ella tratando de retomar el hilo y pretendiendo mostrarse indiferente ante el suceso.
-De eso ya hace algunas semanas- dije yo ceñuda al pensar que hasta aquel momento había respondido- .Bueno, no importa... mejor dime, ¿Cómo has estado?
-"Bien, ya sabes... de compras, chicos... ¿sabías que me nombraron reina del baile de invierno?"
-Vaya, no lo sabía. ¡Felicidades! - exclamé contenta por ella.
-"Sí... ¿ahí hacen bailes de invierno?"- preguntó ella en un tono que no me gustó mucho.
-Sí, los hacen- contesté yo un poco fría.
-"Cuéntame como estuvo, ¿fuiste la reina del baile?
-No, ni siquiera fui al baile- repuse yo.
-"¿Enserio?... quien lo habría dicho"- exclamó Julie - "Pero cambiemos de tema, me has dejado intrigada... ¿Quién es James?"
-Es mi novio- respondí yo al instante.
-"¡¿Enserio?!, ¿Cómo es?- preguntó Julie con curiosidad.
-Es la mejor persona que he conocido en mi vida- dije yo esbozando la primer sonrisa en toda la conversación.
-"Pero... ¿es guapo?"
-Muy guapo, la verdad- repuse yo un poco cansada de su actitud.
Julie ya no se parecía tanto a la amiga que había dejado en aquella ciudad, había cambiado... o ¿yo lo había hecho? Estaba buscando un buen motivo para poder cortar con aquella llamada, cuando algo se presentó justo en ese momento, llamaban a la puerta.
-Julie, tengo que colgar, están llamando a la puerta- exclamé rápidamente mientras volvía a escuchar que golpeaban la puerta de la entrada.
-Bien, llamaré otro día entonces...
-Claro, adiós- dije yo interrumpiéndola, colgué el teléfono y fui lo más aprisa que pude.
No podía tratarse aún de mis papás, me dije a mi misma, solo hacía unos minutos que habían salido y Caitlin llegaba hasta tarde de visitar a sus amigas. Llegué a la puerta y la abrí de un tirón en el momento que llamaban por tercera vez. Un muchacho de piel cálida, cabello oscuro y gafas de sol estaba apostado a solo unos centímetros de mí.
-Hola, James- dije yo esbozando una sonrisa en cuanto lo vi.
-Hola- respondió el muchacho sonriendo también, pero estaba segura que él ni siquiera sabía que estaba devolviendo aquella sonrisa.
-Decidí pasar por aquí para visitarte.
-Claro, pasa- me hice a un lado para que mi novio pasara al interior de la casa-. Mis papás no están en casa, pero no deben tardar en llegar.
James entró en la casa y al instante me ofrecí para llevarlo hasta el sillón más próximo. El muchacho se puso cómodo en él y yo tomé asiento a su lado.