Miradas del corazón

Capítulo 20 - La visita

-Tienes que contarme todo acerca de esa posibilidad que te dio el medico- le pedí al muchacho una vez que nos encaminábamos lentamente por el parque hacía nuestras casas.

-Bueno. Me hice algunos estudios hace ya algunas semanas para ver si se encontraba alguna posibilidad de que me pudieran practicar una operación, y había posibilidad de que pudiera ver. Tal parece que hay posibilidades, pero no es cien por ciento seguro- repuso él frunciendo un poco el ceño.

-Pero las hay. ¡Y es maravillo...!

-Si, pero no debería hacerme muchas ilusiones con algo que posiblemente no se dé - James parecía decidido a no emocionarse mucho con la idea, y eso me producía cierta exasperación.

-Aún así- repliqué yo optimista-. Si te dijeron que hay posibilidades es motivo suficiente para estar emocionado.

-Bien- aceptó él ante mi insistencia y sonrió más animado.

-Así me gusta verte, sonriente y optimista- exclamé abrazándolo fuertemente- ¿Quieres que nos sentemos un momento?- pregunté cuando vi que nos aproximábamos a aquella banca que ya por algún motivo la sentía nuestra.

-Claro- dijo él dejando que lo llevara hasta la banca.

Me senté a su lado y lo miré atentamente, desde que lo había conocido no me había puesto a pensar en la posibilidad de que algún día pudiera ver, pero es que la verdad el que James no viera no era ninguna molestia o problema para mí. Él me había mostrado que era un muchacho independiente, y que la vista no era necesaria para amar a alguien. Pero en ese momento imaginé sus ojos fijos en mí, mirándome por primera vez, mostrando el amor que sentía por mí con tan solo una mirada.

La noticia revoloteo en mi cabeza durante casi todo aquel día, imaginando como sería si James pudiera ver. Durante algunos minutos ronde la cocina en donde mi mamá se disponía a hacer la cena, pero no era por hambre, si no por la necesidad de contarle a alguien la buena nueva.


-¿Pasa algo, April?- preguntó ella una vez que me vio entrar en la habitación y mirarla con gesto indeciso y ansioso a la vez.

-¿Qué?

-Pues que llevas un rato haciendo eso- dijo ella haciendo una seña con la mano en mi dirección- ¿Tienes algo que decirme?

-Pues… sí - repuse yo acercando una silla y sentándome a la mesa.

-Bien- exclamó haciendo lo mismo, se sentó frente a mí y puso gesto de absoluta concentración-. Soy toda oídos.

-James me dio una noticia hoy- dije yo con calma recordando como me había dado la noticia, pero ahorrándome los detalles-. El doctor le ha dicho que cabe la posibilidad de que pueda ver.

-¡Esa es una noticia estupenda!- exclamó ella alegremente en cuanto lo escuchó-. Pero… ¿por qué siento que no estas muy entusiasmada por ello?

-James no quiere hacerse ilusiones por si algo sale mal- contesté yo encogiéndome de hombros.

-Pues aún así creo que es una idea estupenda y debería estar muy feliz por ello…

-Mamá- llamé de pronto casi sin darme cuenta, en mi interior había surgido una idea que hasta el momento había permanecido oculta-. ¿Crees que siga siendo mi novio una vez que pueda ver?... es que, bueno… hay chicas muy bonitas en la escuela y…

-April, tú también eres muy bonita. Y si James te quiere aún sin verte, no creo que eso cambie una vez que él pueda ver.

Sus palabras me reconfortaron, y una sonrisa salió de mis labios. Tenía razón, no podía dejarme llevar por la inseguridad, era la segunda vez en aquel día que eso me hacía dudar sin siquiera tener una buena razón para ello. Mi mamá sonrió al ver que yo lo hacía, lanzó un largo suspiro y echó una mirada alrededor como si buscara en el aire algo escrito que le indicara que hacer a continuación.

-La cena no se hará sola, así que más vale que me apresure a hacerla- dijo poniéndose en pie y fue hasta la estufa en donde había dejado a medio picar algunas verduras.

-Yo iré a mi habitación a terminar mi tarea- exclamé levantándome de mi silla y yendo al lado contrario de la cocina.

-Bien, te llamo en cuanto esté la cena.


La noticia sobre James corrió en mi casa de  una manera sorprendente. Para cuando había bajado a cenar me enteré de que Caitlin y mi papá ya estaban enterados de ello, a lo que la niña comento algo como que talvez James se enamoraría de ella una vez que la pudiera ver, y mi papá dijo estar muy contento por la noticia que acababan de darle. Durante toda la cena no se tocó otro tema que no fueran las posibilidades que el muchacho tenía, lo complicado de esas cirugía o cosas por el estilo; pero tales comentarios más que ponerme más feliz hicieron que mis nervios se pusieran de punta al imaginar a mi novio en una cama de hospital rodeado de doctores y enfermeros cargados de afilados instrumentos, así que opté por irme lo más rápido posible a mi habitación.

Esa misma noche la noticia no me dejó ni quiera en sueños, tuve sueños raros en donde James entraba y salía constantemente vestido con una bata azul de hospital; también soñé que enormes ojos me seguían por un largo pasillo que parecía no tener fin, y de los que me salvaba el mismo James vestido aún con su bata de hospital.


-¿Estás bien?- preguntó mi mamá al verme bajar por la escalera a la mañana siguiente-. Te ves algo cansada, hija.

-No he dormido muy bien- contesté yo frotándome los ojos perezosamente con el dorso de la mano.


Ella me miró por un momento detenidamente, como si estuviera evaluando el caso, pero por lo visto pensó que no era algo de mucho cuidado pues siguió con lo suyo después.

James llegó por mí al cabo de unos minutos, llevaba puesta la bufanda que había hecho para él, y después de dedicarme una sonrisa nos dirigimos juntos hacía la preparatoria de Moore.


-Me han pedido muy atentamente de la dirección que les de un comunicado antes de que empiece con mi clase habitual. Eso nos quitará un poco de tiempo, pero igual creo que es importante- decía el profesor Smith, con quien James y  yo teníamos nuestra primera clase de aquel día.




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