Al cabo de un rato dejé de sentirme incomoda y me di cuenta de que la visita de Julie no era mala, quizá solo era cuestión de tiempo para que volviera a adaptarme el estar otra vez con mi amiga. Había olvidado lo entusiasta que era al hablar y la risa tan estridente que tenía cuando algo en verdad le causaba gracia.
Pasadas las tres de la mañana la puerta de mi habitación se abrió dejando a la vista la silueta adormilada de mi papá, el cuál había ido casi dormido hasta mi habitación para mandarnos dormir ya que estábamos haciendo bastante ruido con nuestra risa.
-April- exclamó Julie en un susurro bajo las mantas.
-¿Qué?- pregunté yo también en voz baja.
-Nada, solo quería saber si ya estabas dormida- repuso ella con una risita ahogada.
Ambas reímos en silencio mientras contemplábamos la oscura habitación a la que nuestros ojos se fueron adaptando poco a poco hasta poder distinguir los objetos que en ella se encontraban.
-Me da mucho gusto haber venido a tu casa- dijo la muchacha.
-A mí también me da gusto que hayas venido- contesté yo volviéndome hacía ella.
Nos sonreímos en la oscuridad y luego volvimos a mirar el techo en silencio.
Tal vez nada entre nosotras había cambiado, quizá nuestra amistad seguía intacta aunque yo hubiera venido a Moore y no fuera la misma de antes. Volví a mirar a la chica que estaba a mi lado, tenía los ojos cerrados en un intento de que el sueño llegara hasta ella y la envolviera con su suave manto. Aunque en un principio la visita de Julie me había parecido una mala idea, algo en mi interior seguía apreciando a quien en un pasado había sido mi mejor amiga, aún existía eso que en un pasado nos había unido.
Suspiré hondo y cerré los ojos en el momento en que me acomoda en mi costado izquierdo, y poco a poco sentí como mi cuerpo se relajaba a tal grado de no saber nada de mí.
-April…- dijo la voz de Julie en lo que a mí me habían parecido escasas dos horas de descanso-. Dice tu mamá que el desayuno está listo.
-¿Eh?, ah sí… ya voy- exclamé más dormida que despierta mientras me desenredaba de las mantas que estaban sobre mí.
Escuché a Julie salir de la habitación, seguido de sus pasos en el pasillo y luego bajar las escaleras hasta la cocina. Entre tanto, yo me dirigí al baño para luego seguirla a la planta baja en donde ya se encontraban con ella Caitlin y mi mamá.
-Buenos días- dije yo sentándome a la mesa con Julie y mi hermana.
-Buenos días- contestaron estas a la vez.
Mi mamá nos preparó unos omelet y por un momento solo se escuchó el tintineo de los cubiertos contra los platos de porcelana.
-Y ¿cuánto tiempo te quedarás con nosotros, Julie?- preguntó mi mamá después de un rato de silencio.
-Solo hasta hoy, mañana tengo que volver a San Diego por que el lunes tengo clases y no puedo darme el gusto de faltar- comentó la muchacha-. Ya de por sí no me va muy bien en la escuela que digamos.
-Sí, claro. No hay que descuidar la escuela- dijo mi mamá sirviéndose más jugo de naranja-. April en este momento va muy bien en la escuela, parece que James la ha ayudado mucho.
-Ya he escuchado mucho sobre James, me gustaría conocerlo en persona antes de irme.
-¿Verás hoy a James?- preguntó mi mamá ahora dirigiéndose a mí, que hasta el momento no había dicho nada y solo me había dedicado a escuchas su conversación.
-Dijo que vendría hoy- contesté yo encogiéndome de hombros.
-¡Que bien!- exclamó a su vez mi amiga.
Después del desayuno Julie y yo fuimos a la sala a ver una película, pues no nos apetecía mucho salir de casa. Fuera hacía frío y el cielo había optado un tono gris claro en el que el sol no tenía mucha participación.
-¿Qué aquí no hay nada que hacer?- preguntó Julie después de un par de horas sentadas frente al televisor sin hacer nada.
-Pues no hay mucho- contesté incomoda por ver a mi amiga aburrida-. Está el parque Moore, pero el día no esta como para organizar un picnic- ella aspiró un poco exasperada y volvió a fijar la vista en el televisor.
-¿Puedes prestarme tu computadora?-
-Claro- accedí yo al instante y me puse en pie-. Pero antes, ¿quieres algo de beber?
-Un refresco estaría bien- dijo ella encogiéndose de hombros.
Nos encaminamos hacía la cocina juntas. Busqué dos vasos en los cajones de la alacena y Julie tomó asiento en la primera silla que encontró, la más próxima a la puerta de la cocina. Acababa de abrir la puerta del frigorífico cuando alguien llamó a la puerta de entrada.
-Yo voy- se ofreció Julie al instante.
-Gracias- dije yo con los vasos en ambas manos.
Los pasos de la muchacha se alejaron un poco y una puerta se abrió pocos segundos de que ella hubiera salido de la cocina. Enseguida una voz conocida llamó mi atención al instante.
-Hola… ¿April?- exclamó la voz de James en la puerta de entrada.
-No- contestó la voz de Julie con extrañeza-, soy Julie, su amiga… ¿y tú eres…?
Dejé los vasos sobre la mesa y caminé hasta la puerta de la cocina. A un par de metros se encontraba Julie de espaldas a mí, y frente ella un muchacho de gafas oscuras que cubrían sus ojos. El rostro de James estaba contraído en un gesto de clara confusión.
-James.
-¿James?- repitió ella como si no pudiera creerlo.
-¡James!- exclamé yo yendo hasta ellos.
Pasé junto a Julie y saludé al muchacho dándole un beso en la mejilla.
-Hola- saludó él sonriendo.
-Hola- contesté yo tomando su mano y guiándolo por el vestíbulo hasta la sala-. James… bueno, ya te habrás dado cuenta de que Julie está aquí. Sí recuerdas que te hablé de ella, ¿verdad?
-¡Ah, claro!- dijo este recordando-. Mucho gusto, Julie.
-El gusto es mío- respondió ella tomando la mano un poco desviada que él había intentado tenderle a mi amiga-. ¿De modo que tu eres el novio de April?
-Sí - contestó él con una sonrisa-. Espero que haya hablado bien sobre mí.