Capítulo 1
Sol Martinez
Sol estaba a una carcajada exagerada de lanzarse por la ventana del edificio. Sonreía con una amabilidad fingida hacia las chicas, aunque por dentro ardía de fastidio. Por mucho que ella intentara ser cordial, también tenía límites. Y este, definitivamente, era uno de ellos. No toleraba las risas falsas, ni las actitudes exageradas solo para llamar la atención, que en especial el grupo de Alicia se empeñaba en mantener.
Como si ser el único grupo de chicas en un salón lleno de hombres no llamara ya suficiente la atención pensó con un suspiro. Pero eso no era lo único que le arruinaba el humor. No. Era quién protagonizaba la conversación.
Alicia. Repitiendo por décima vez cómo había sido su maravillosa cita con Kael.
Y todas las chicas alrededor, riendo como idiotas, repitiendo lo afortunada que era.
El recuerdo aún fresco de la semana anterior le escocía el pecho. Su corazón seguía sangrando desde aquel día, y no tenía idea de cómo lidiar con eso. Todavía había noches en las que lloraba hasta quedarse dormida. Era deprimente. Más aún para alguien como ella, que no estaba acostumbrada a emociones tan oscuras.
—Pero no nos has contado… ¿cómo fue que lo atrapaste? —preguntó Karla con brillo en los ojos. Todas asintieron con emoción. Todas, menos Sol, que solo deseaba que la tierra la tragara en ese instante.
—Uuuh, chicas, qué cosas preguntan —respondió Alicia con tono divertido, claramente disfrutando ser el centro de atención—. Pero tendré que reservarme mis encantos, jajajaja.
Sol se removió en su asiento. Incómoda. Tensa. Alicia nunca había estado entre sus personas favoritas. Y ahora ya ocupaba, sin discusión, el primer lugar en la lista de las que menos soportaba.
No era por envidia. Solo que…
Primer Semestre
Ambas miran nerviosamente a su alrededor, faltaba poco para que el profesor empezará a revisar los proyectos y Alicia se comprometió a terminar la última parte, pero no daba señales de vida.
—¿Alguien sabe dónde está Alicia?, se supone que debía estar aquí con su parte del trabajo — Pregunta Sofía, quien se veía nerviosa ante la falta de respuesta de Alicia.
—No me contesta los mensajes y mucho menos las llamadas — Responde Laura, quien marca nuevamente con la esperanza de esta vez si tener respuesta.
En eso entra Camila junto con Sol, cada una con un parte del proyecto, pero sobre todo con la parte de Alicia. El alma les regresó al cuerpo al ver que todo el proyecto estaba completo .
— ¡Chicas!, que bueno que llegan, por lo que veo si pudieron ponerse en contacto con Alicia, y ¿Dónde está?— Cuestiona Laura mientras les ayuda con las cosas.
—No me la menciones —Pidió Camila — Ayer salió de fiesta y se le olvidó su parte del proyecto.
Segundo semestre
—Alicia otra vez no me estás poniendo atención — Le reprocha Martha -Este era el segundo equipo al que Alicia se integraba después de que el equipo de Camilia la sacara-
—Perdon Martha, solo que no le veo utilidad a esto, así porque tu no te haces cargo de ello —Respondió Alicia mientras seguía mirando su teléfono.
Martha la sigue mirando sin poder creer lo que acababa de oír, el que su ella le encontraba utilidad o no, tampoco era su problema al final era un trabajo que todas tenían que hacer.
El resto de chicas miraban con algo de pena la situación, Karla y Jazmin miraban con entendimiento a Alicia, al final ella tenía razón y no podían obligarla a trabajar, y el resto de chicas en su interior crecía un resentimiento por Alicia y su mala actitud
Y ese tipo de conductas siguieron creciendo y siempre que querías afrontarla te respondia “Entre chicas tenemos que apoyarnos”, era su frase favorita para librarse de todo.
Era por eso que a Sol no le caía bien Alicia, era todo lo que quería evitar en una persona; Aprovechada y sobre todo descarada. Incluso era un sentimiento que compartía con el resto del grupo -Tanto con las chicas como con los chicos- , pero ahora las chicas parecían estar a sus pies, deseando conocer su “maravilloso secreto”.
¿Qué chingados hizo para gustarle al mamado del grupo A?
Sol también moría de curiosidad, pero prefería no saber. Su corazón ya estaba bastante herido como para frotarle más limón y sal. Así que se levantó. Sin pensarlo. Sin pedir permiso. Necesitaba salir de ahí antes de perder el control.
—Si ese es el tipo de chicas que le gustan… entonces no vale la pena —susurró para sí misma.
Esa pequeña frase se había convertido en su mantra. Porque no valía la pena llorar por alguien cuyos ojos se detenían en Alicia. Solo tenía que fingir que esos sentimientos no estaban ahí, hasta que ella misma se crea su propia mentira.
El sonido del celular, saca a Sol de sus pensamientos.
“Chicos los espero en la sala de juntas” Era un mensaje de su Jefe de carrera.