- Era grande, con dos patios y tambien jardin. Tenia ventanales y mamaparas de vidrio. Una cocina amplia y, contra la pared, una mesa de madera con cajones (de los que me gustaba sacar piolines y tapitas). Habia un sillon de terciopelo azul, sobre el que me acostaba para ver un cuadro de un paisaje con un molino, un rio y animales de granja. Era una casa encantadora, la cual, me llenaba de pura nostalgia. Ya habia olvidado el sentimiento extraño que tuve cuando cruze el umbral.
Mis pies caminaban solos, me guiaban a un recorrido ya conocido de la casa de la abuela Ester. Entre en la antigua habitacion de mi madre; era amplia, con paredes lilas y los muebles estaban cubiertos por telas blancas. Encendido por la emoción, de este nuevo lugar donde vivir que me fue heredado, doy vueltas por todas partes, reviso todo con cautela, llenandome de recuerdos bonitos y mucha alegria sin poder recordar el por que hacia ya tanto tiempo que no venia a este lugar.
Por lo que sabía, mi madre y la abuela no se llevaban bien, en los recuerdos que tengo de ellas dos juntas siempre estaban discutiendo, pero no sabia el por que y en ese tiempo tenia mucho miedo de preguntar. De un momento a otro siento un hormigueo en la espalda, no le doy mucha importancia y sigo con mi inspeccion de recuerdos.
Continuo dando vueltas, salgo al patio trasero donde más que un patio era una selva con naturaleza desconocida. Trato de caminar en ella y mirando hacia arriba logro ver un balcón, proveniente de la habitacion de la abuela. Como mi curiosidad es insaciable me dirigí hacia ella con esperanza de encontrar más nostalgia positiva, pero por alguna razón mis pies a medida que nos acercabamos comenzaban a detenerse, otro escalofrio me recorrió, no solo en la espalda, en todo el cuerpo. Mire hacia los lados intentando buscar respuestas, pero nada. Me sacudi en un intento de liberar todas las vibras negativas que sentia encima y con paso firme me asomé por la puerta, el olor a menta perforo mi olfato, recorde cuanto le gustaba poner cada planta con aroma extraño en su habitación. Me adentre para observar mejor y un agudo silbido me ataco repentinamente. Quede paralizado, mis pies no querian coperar conmigo, comencé a llorar, y fue donde mis piernas al fin pudieron reaccionar y salí lo más rápido que pude de ese lugar.
Luego de aquello, vendi la casa y me mude a un departamento, nada lujoso, pero si bastante cómodo. No quise saber nada más acerda de esa casa.- Manuel se acomoda en su lugar, un tanto inquieto.
La doctora Rodríguez lo mira y piensa cuidadosamente lo que va a decir.
- Era una hermosa casa y estaba llena de bonitos recuerdos, entonces ¿Por que no te quedaste con ella? ¿Que reviviste que tuviste que negarte a la oportunidad de obtener una linda casa donde vivir?
Manuel lo piensa un poco, no sabe como ni que responder. Trata de evitar el contacto visual con la doctora y contesta con lo primero que se le viene a mente.
- Simplemente no podia vivir en una casa donde habia sido abusado.