13 de Julio del 2014
En aquella noche no se oía nada, todo estaba demasiado silencioso haciendo que los vellos de la joven se erizaran. El viento soplaba fuerte obligándola a abrazarse con sus propios brazos. Traía chompa pero sentía como filudas agujas apuñalaban la carne descubierta.
No era muy tarde, probablemente serian entre las ocho y nueve de la noche. Caminaba despacio, su madre le había dado permiso hasta que fueran las once, así que no le preocupaba.
Su casa no estaba muy lejos, aunque si era una de las pocas que estaban alejadas del centro del pueblo. Pero estaba acostumbrada a eso. Desde pequeña solía recorrer aquella montaña. Solo que esta vez algo le daba un mal presentimiento.
Se sentía observada, aun así no regreso a ver.
Siguió caminando por varios minutos, y poco a poco noto como el cielo oscurecía. Siguió y siguió, hasta que una rama crujió. Se volteó rápidamente y miro a sus lados.
-¿Quién es?-preguntó
Nadie le respondió, se encogió de hombros y siguió su camino. Varios pasos después volvieron aquellos sonidos extraños, como murmuros y a la vez sollozos. Ramas crujieron de nuevo. Detuvo su caminar y al contrario de la otra vez, no se volteó a pesar de sentir como aquella criatura salía del bosque y se acercaba a ella.
-¿Qué quieres?-preguntó sin titubear
Aquel espectro solo sonrió acercándose. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella estiro su brazo y poso una de sus manos huesudas en el hombro de la muchacha.
Un grito aterrador se escuchó por todo el bosque, dando a conocer que ya todo había cambiado.