¿Moriré? ¿De nuevo? pensar aquello era aterrador pero no quería mostrarme débil frente a ella así que me cruce de brazos fingiendo tener una seguridad que no poseía.
-¿A cambio de qué?
-Tan inteligente como antes-sonrío-a cambio de que me protejas de otros espectros
-¿Te das cuenta de que no puedo ni con uno, verdad?
-Bueno eso es porque no sabes manejar tus...llamémoslos dones. Te propongo algo, te enseño a utilizar tus dones y a cambio me protegerás.
¿Servir a quien me daba mala espina? Aunque me digan idiota era mejor que no tener ningún bando a donde ir.
Pero tampoco es como si confiara en ella.
-Tengo que pensarlo.
-Te doy diez segundos-dijo y empezó a contar-Se acaba el tiempo
-Necesito tiempo-repetí frustrada.
-Cuatro, tres, dos, uno...
-¡He dicho...!-grite pero me detuve cuando vi que todo a mi alrededor se alzó, solté el aire y todo callo contra el suelo de manera brusca, necesitaba controlarme-que necesito tiempo
-Bien-apretó los labios disgustada-tienes tres días, ni uno más.
***
3 de Julio del 2018
La cabeza me daba vueltas y todo lo que podía pensar era en que ya eran casi cuatro días que Damien no me dirigía la palabra. Tampoco había vuelto a la casa de la vieja. Y menos le había dado una respuesta a Pséftis.
Había sacado un cinco en matemáticas y seguro a Annabelle tampoco le hacía gracia que le perdiera el año. Así que estaba jodida.
Camine por los pasillos con la esperanza de verlo pero cuando lo hice él se alejó de mi con rapidez.
Fruncí el ceño y decidida lo seguí.
Lo vi escabullirse hacia el bosque. Corrí tras el con cuidado de no hacer mucho ruido, una rama se puso en mi camino y para no lastimarme trate de pasarla con cuidado. Al menos ese era mi plan hasta que oí un grito de dolor.
-¿Damien?-murmuré para luego escuchar otro grito-¡Damien!
A un lado quedo si me lastimaba, mi piel se rasgó con la rama pero no me fije en ello. Trate buscar de dónde provenía la voz. Los jodidos recuerdos se mezclaron y la desesperación me recorrió entera.
-Es tarde, es tarde-solo eso se repetía mi mente-¡Es muy tarde!
El dolor era insoportable como si sintiera por dos personas, el miedo hizo bombear con fuerza mi corazón y volverme torpe. Me caí varias veces hasta que lo vi.
Arrimado a un árbol. Con el cabello tapando la mitad de su cara y una mueca en sus labios. Mi corazón se detuvo para luego latir con fuerza.
-¿Damien?-susurre horrorizada-¡oh, Dios mío! ¡Damien!
Corrí con desesperación hacia él para dejarme caer a su lado. Abrí los ojos con miedo al ver su mano tapar una puñalada en su estómago. La sangre salía sin control y manchaba su mano. Sentí las manos temblarme ante esta imagen.
-¿Qué te paso?
-Nada-apretó los labios-estoy bien.
-Tenemos que llevarte con urgencia donde la anciana-dije asustada.
-Ella no podrá hacer nada
-Seguro que sí. Está saliendo mucha sangre, es muy peligroso. Puedes...
-No moriré Jhen-me interrumpió como si supiera eso.
-¿Cómo qué no? ¡Esa herida es de muerte!
-¿No te has dado cuenta Jhen?-hizo una sonrisa irónica-yo ya estoy muerto.
La sangre cada vez se esparcía más por todo el suelo y de aquella camisa blanca no queda casi nada, la mayoría estaba teñida de su sangre.
Estaba desconcertada, tanto que lo único que hice fue verlo. Quería preguntarle si era una broma o estaba mintiéndome pero sus ojos fríos me confirmaron que está siendo sincero conmigo.
-¿Qué?
-Hoy...-jadeó-hoy es mi día.
-¿T-te refieres a que estas muriendo?
-No...-jadeó-hoy...hoy es el día en el que morí, y como vez, fue de esta manera.
-No puede ser-negué-esto no es real.
Pero en el fondo una voz me gritaba que esto era cierto. Que ya lo había visto, que le había, hace mucho tiempo sostenido en mis brazos hasta que el me dejase. Aunque por el otro deseaba que no lo fueran porque me rehusaba a que sus palabras fueran reales porque eso significaba que la Pséftis tenía razón, cuando sea mi día yo moriré.
-Mírame, Jhen-jadeó-tengo una historia que contarte.
-No, no quiero oír nada-cerré los ojos dejando que lágrimas cayeran mientras lo rodeaba con mis brazos-Lo único que debemos hacer es ver que hacer ahora.
-No puedes hacer nada.
-¿V-vas a morir?-pregunte con voz ronca. Aunque la verdadera pregunta era que quería decirle era ¿Volverás a hacerlo?
-Jhen, cariño. Estoy muerto. Solo...espera que pase unas horas y dejare de sangrar.
-¿Eso me pasara cuando sea mi día?-pregunte con miedo.
-¿No te ha pasado antes?-pregunto pareciendo curioso y hasta asustado.
-No, nunca. Yo...-negué-creo que no recuerdo alguna vez pasar por eso.