¡mírame, Jhen!

Capítulo 12

 

-¿Seguro que estarás bien?-pregunte cuando lo sentí tambalearse.

-Sí, ya me lo había explicado la anciana.

Hice una mueca pero no dije nada.

-¿Vamos hacia donde ella?

-No-negó-Iremos a mi casa.

Abrí los ojos.

-¿Tienes casa?

-Sí, aunque me costó renovarla-sonrió-las arañas e insectos como que querían robármela. 

Me detuve y le regrese a ver. No podía estar hablando enserio. No podía ser. El asintió.

-Sí, es la misma, Jhen. Nuestra casa.

Sentí mis ojos aguarse y un jadeo escapo de mi boca. La tapé con una mano y negué la cabeza.

-No llores-dijo limpiando mis lágrimas-Sabes que nunca me gusto verte llorar.

-Lo siento-jadeé-es solo que ¡joder! ¡Lo siento! No lo sabía. Perdóname.

Lo abrace por la cintura, escondiendo mi cara en su pecho. Y él me rodeo con sus brazos consolándome. Me sentía como la mierda, lo había herido sin intensiones pero me sentía culpable.

-Debemos ir a casa. Será mejor si llegamos antes de que anochezca.

Me desapegue asintiendo con mi cabeza y el dejo un beso en mi cabeza. Siguió arrimándose a mí y lo lleve todo el camino. No conversamos de nada. Solo íbamos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos.

Al menos hasta que nos detuvimos frente a una casa de ladrillo con una puerta de madera. El nudo en mi garganta asomó y trague saliva para tratar de aligerarlo. En este casa habían tanto recuerdos, tantas risas y momentos que pase con Damien.

Verlos de nuevo fue como recibir una brisa de aire. Me calmaba pero a la vez me dejaba una sensación de inconformidad. Deseaba más, más de lo que habíamos tenido. Y por un pequeño momento pensé:

Haría cualquier cosa por recuperarlos.

Hice una mueca entendiéndolo. Mis últimos recuerdos son algo vagos pero puedo verme llorando entrando en esta casa, dejando que las flores se marchiten. Dejando que la maleza empezara a crecer.

Puedo verme dentro de esa casa días y noches, solo envuelta en llanto.

Puedo verme risueña y puedo verme rota.

Me veo con él, me veo sola.

Una lágrima salió de mi ojo y el la limpió con su pulgar. Me miró con fijeza y baje la mirada sin poder sostener la suya.

-Lo siento-solté en voz baja.

-No tienes nada de que disculparte.

-Si tengo, por mi culpa te hirieron. Además te prometí ser fuerte pero hice todo lo contrario.

-Fuiste fuerte Jhen.

-Fui egoísta. Sabía que provocándola ella haría alguna estupidez que haría que yo muera. Lo sabía Damien, por eso fui a la laguna. Sabía que no podría controlarse y me arrojaría al agua sin culpa alguna. Lo sabía, malditamente lo sabía.

Cogí su camisa en puños y el me rodeó con sus brazos oyendo mis palabras bañadas de rabia hacia mí misma.

-Ahora todo estará bien Jhen. Te encontré, no volveré a dejarte.

 

***

 

-Sigo creyendo que debimos haber ido con la anciana-murmuré viendo cómo se abría la camisa.

-No es necesario, solo debo limpiar este desastre y listo.

-Necio-me queje al verlo sacar un botiquín. Trato de limpiarse a su mismo pero no podía-Déjalo, yo lo hago.

Me acerque y le hice sentar en el sofá. Me senté a su lado y cogí un algodón para humedecerlo con alcohol. Me acerque más a él y algo nerviosa empecé a abrir la camisa. Mis manos tocaron inconscientemente su piel haciendo que recodarse una escena muy familiar.

-Bruto, impulsivo, terco, necio, inconsciente.

-Habladora, torpe, rara, extraña y tonta-hizo una mueca-Me está doliendo.

-Esa es la gracia. Para que así dejes de pelearte.

-Ese no me parece un buen premio. Mejor piensa en otro. Como por ejemplo: besarte.

-¿Qué?

-Si me dejas besarte cada vez que me hagan enojar yo no les golpeo.

 

-¿Jhen?

Parpadeé aturdida y sacudí mi cabeza para seguir haciendo lo que debía hacer. Tratando de regresar a mi realidad. Hice una mueca al ver como la herida estaba fresca pero no lucía mal.

-Esto está cicatrizándose solo-murmuré asombrada.

-¿Ves? No había necesidad de hacer tanto drama.

Fruncí el ceño y presione el algodón en la herida. Soltó un gemido de dolor.

-¡Jhen!

-Malagradecido, encima que me preocupo por ti me dices eso.

-¡Espera!-grito al ver que me paraba-¿A dónde vas?

-A dormir. Te veo mañana idiota.

  

***

 

Estoy atrapada, no respiro. No puedo moverme. Mis manos están atadas, mi cuerpo no cede. El aire me empieza a faltar, debo respirar. Debo hacerlo.

No puedo.

No puedo más.

Me sacudo tratando de salir del agua pero el vestido se atora y las pocas fuerzas que tenía se evaporan. No saldré de esta, lo sé. Este es mi fin. Aunque tampoco quiero luchar, no tengo nada que me importase.




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