Mis 4 hombres y yo

CAPÍTULO 25

Ana:
Después de Edward, me sentí satisfecha y agotada. Mis 4 hombres me habian tomado por turnos, y yo también habia respondido con pasión y deseo. Pero también sentí una conexion emocional con cada uno de ellos.
—Gracias —dije, mirándolos a todos—. Gracias por hacerme sentir tan viva.
Bruno sonrió y me besó en la frente.
—Eres nuestra —dijo—. Nuestra para siempre.
Lucas me abrazó desde atrás.
—Siempre estarás con nosotros —dijo Lucas—. En cuerpo y alma.
Frank me miró con ojos fieros, algo que anhelaba ver.
—Eres nuestra reina —dijo Frank—. Nuestra dueña.
Edward me tomó de la mano.
—Y nuestra amada —dijo—. Para siempre.
Sonreí, sintiendo que habia encontrado mi lugar en el mundo. Estaba rodeada de hombres que me amaban y deseaban, y yo les correspondía con la misma pasión.
—Quiero estar con ustedes siempre —dije—. Quiero ser suya para siempre.
Los cuatro hombres se miraron entre sí y sonrieron.
—Eres nuestra —dijeron al unísono—. Para siempre.
Y así, por fin me convertí en la pareja de estos 4 hermanos y ahora tendremos una vida llena de pasión y amor.
...
En los días siguientes, Ana se sintió más unida a los cuatro hermanos. Su relación era intensa y apasionada, y ella se sentía amada y deseada por cada uno de ellos.
Una noche, mientras estaban todos juntos en el sofá de la sala, Bruno sugirió:
—¿Por qué no hacemos una cena romántica para los cinco? ¿En nuestro lugar favorito?
Lucas sonrió.
—Me encanta la idea.
Frank asintió.
—Estoy dentro.
Edward me besó en la mejilla.
—Será perfecto.
Y así, los cinco decidieron hacer una cena romántica en su lugar favorito, un
restaurante con vista al mar.
...
La noche de la cena, me vestí con un vestido rojo sensual y me sentí como una reina. Los 4 hermanos me miraban con admiración y deseo.
En el restaurante, la cena fue perfecta. La comida estaba deliciosa, y la compañía era aún mejor.
Después de la cena, los cinco decidieron dar un paseo por la playa. La luna estaba llena, y el mar estaba calmado.
Mientras caminabamos, Frank me tomó de la mano.
—Quiero algo más —dijo—. Algo que nos una aún más.
Lo miré con curiosidad.
—¿Qué es?
Frank sonrió.
—Una boda.




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