Mis 5 Chicos (m5c #1)

Parte 15

Las vacaciones habían empezado y es algo que agradecí, no tenía, ni tengo cabeza para las clases. Mucho menos, para lo que sigue mañana. 

 

Es mi cumpleaños. Todos están muy contentos, ¿Y yo?. Me da igual la verdad, ya lo dije. No lo quiero celebrar.

 

Le dije a mi mamá, que dejara los planes que no quería nada, ella solo dijo. "No seas aguafiestas, Samantha. Quieras o no, mañana tendrás una pequeña fiesta". No podía refutar, ya que sería de mala educación, pero lo quería hacer, créeme que quería. 

 

Unas ganas de gritar, romper todo. Golpear y destruir. Me inundaron, no sé, de dónde salieron, pero fueron tan fuertes que las detuve, y me mareé. Casi me caigo pero me senté en la cama.

 

Estoy empezando a preocuparme, estoy teniendo cambios y situaciones extrañas, y lo peor que no tengo con quien comentarlas. También influye el hecho, que mi medicina se acabó. Olvide comprarla y según la farmacia no hay.

 

Esto, también me preocupa, tal vez por ello me comportó así. Pero no lo sé. Todo es demasiado extraño, no tengo hambre, últimamente odio a todos, tengo el genio de un perro. 

 

Y sin querer en un ataque de rabia, ahorque el gato de la sra Mily, mi vecina. Tiene días buscándolo y le dije que lo habían visto irse. Por si quieres saber, no se dónde dejé el pobre animal.

 

Cada día me siento más inquieta con lo que sucede conmigo, sé que llegara un día en el que no me pueda controlar y tengo miedo de que ese día llegue.

 

Si hace meses me hubiesen dicho, "Preocúpate por tu salud, por lo que tienes ahora" y yo les haya dicho esto a mis padres, sería todo distinto. Pero ya ves, no fue así y ya.

 

Oh, espera. Si me lo dijieron, pero yo no lo tomé enserio. Ni tampoco lo comenté

 

— ¿Samie? — tocan mi puerta. Y me sacan de mis pensamientos. Rápidamente tocó mi cara y me pellizco un poco, para regresar a mi color natural

 

— Pase —  digo. Inquieta. La puerta de abre dejándome ver a el gran estúpido que tengo por hermano — Chismoso — digo tras verlo entrar. Y su sonrisa se ancha en su rostro. 

 

— ¿Y eso por qué fue?

 

—Si tengo o no un auto no es tu problema

 

— Ah, eso. Me debes un favor — dice.

 

— Y tú, una disculpa a Nicole — contrataco. Lo veo ponerse incómodo, pero bueno.  Es una buena jugada, nombrar a Nicole. Él sabe que la cagó y a mi me gusta recordarlo

 

— ¿Debería? — añade mientras rasca tras su cabeza. Yo solo le miro, con cara de ¿Es en serio? — Bueno. Tal vez lo haga. ¿Cómo estás? — indagó, y  paso a mi habitación y se sentó junto a mí

 

— Ah, si creo — mire el piso y moví mis pies inquieta

 

— Samantha — me reprochó y me miró — Estás pálida, sam — tomo mi cara en sus manos

 

— Estoy bien — dije quitando sus manos de mi rostro. Me levanté de un golpe y me tomo por la muñeca

 

— Siéntate. No me ocultes nada. Melanny me dijo que no estás bien — me sentó y él se arrodilló frente a mí. Al ser más alto que yo se le dificulta estar junto a mí sin sacarme unos centímetros demás.

 

Melany.., él no le decía como yo porque, bueno, simplemente no le salía hacerlo.

 

— Wil estoy bien. Dejen de alarmarse — mentí —  Si estuviese mal, les diría ¿no? — cambie de tema, el vacilo antes de responder.

 

— Si, eso esperamos — Ladeó un poco su cabeza — ¿Estás emocionada?

 

— ¿Debería? —  repetí — No sé por qué tanto revuelo, es un día normal, de un año anormal.. —dije la palabra"anormal" en el aire

 

— ¿Anormal? —  pregunto y asentí sin ánimos— Samantha, ¿Cuándo dejarás de pensar así?. Si no lo recuerdas fue tú culpa. Todo tu culpa.

 

Aquí íbamos de nuevo, habíamos tardado mucho en estar bien.

 

— ¿Mi culpa? — repetí en un sollozo. Recuerdos nublados de esa noche regresaban. 

 

Yo gritando, ellos y luego oscuridad mucha oscuridad. Luz. Dolor. Miedo. Soledad. 

 

— Si tu culpa. —  repitió — Tu saliste gritaste y alertaste a todos. Por eso te llevaron. Por eso paso lo que pasó.

 

Yo empecé a sentir lágrimas recorrerme el rostro. Siempre que nos veíamos terminabamos así, peleando. Siempre, me recordaba que todo era mi culpa. 

 

Y aunque si lo fuese, no es algo que a nadie le gustaría que se lo recuerden. No me gusta, es algo que me duele. Si, lo fue pero... No sé.

 

— ¡Deja de decirlo! — grite entre sollozos

 

— ¡Deja de ocultarlo! — grito levantándose del suelo de un golpe —  Sabes que es así. Y no hay nada que hacer. ¡Es tu culpa! 

 

— ¡Para! — Grite. Lo empuje y salí corriendo de mi habitación. 

 

Si, dolía, de hecho, dolía a horrores. Era horrible, doloroso, escalofriante, el escuchar que tú propia familia te recordara algo así. Y sin pudor alguno, simplemente siendo; directo.

 

— Samantha —  grito en el pasillo.

 

Yo solo corrí, baje las escaleras cómo pude. Entre sollozos, mi vista nublada. Me caí, Will llegó me tomo por los hombros y me levanto

 

— Espera — dijo agitado.

 

— ¡NO!. No quiero escucharte, no quiero verte, no quiero nada de tí. Vete — me solté de su agarre . Tomé mis llaves y mi celular y salí de casa corriendo. Los vecinos me veían raro, ya no éramos tan nuevos aquí. Pero jamás habían visto una escena así.

 

Corrí hasta que llegue a un parque — el cual reconocí —  me senté en el suelo entre mis piernas. Y empezé a sollozar.

 

Otra vez me sentí sola, vacía, triste incomprendida. Siempre me sentía así, pero esta vez era más fuerte. Will siempre me lastimaba, si es mi hermano. Pero cada palabra, cada actitud. Ni siquiera sé para que vino, pensé que después de meses era algo superado, pero no.



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En el texto hay: realidad, suspence, romance +18

Editado: 04.06.2021

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