Si la montaña no venía a mí, yo iría a la montaña.
Necesitaba respuestas, necesitaba explicaciones. Quería saber mucha cosas y casi nadie ayudaba.
Entonces, decidí que un pecezuelo mordiera mi anzuelo.
Decirle a mi abuelo que necesitaba una seción con mi psicólogo.
O sea, él. Usaría la excusa perfecta para hacer que me dijera cosas. Y él pareció muy entusiasmado con eso. Porque, bueno, ya casi era un mes de que descubrí que tengo TLP.
Nada lindo la verdad, pero el tiempo pasa rápido, y mis locuras no acaban. Locuras por no decirle otra cosa.
¿Te conté que había entrado al cuarto de mi madre y cambiado su medicamento y que resultó ser morfina y conseguí que empeorará?
Bueno eso sucedió, hace 3 días, madre sigue un poco mejor y mal a la vez, tiene un problema en el corazón. No puede mantenerse de pie sin marearse.
En mis ataques de TLP entre al cuarto de mi madre, cambiado sus pastillas y colocándole otras que, poco después, gracias al doctor, se supo que era morfina. ¿Por qué lo hice? No lo sé, quisiera saberlo.
Estoy actuando demasiado extraño..
Además de tener mis propias intenciones, venir a una consulta no es nada malo después de todo. Sigo necesitando ayuda, estoy loca. Así que, venir y esperar mi turno en el consultorio de abuelo no era nada malo.
Salí de casa con la excusa más patética que existe. : Dar un paseo. Solo le dije a mi madre que saldría, ni siquiera me moleste en darle los buenos días a Michael. Sólo salí, tomé un taxi y aquí estoy
Miraba a todo el que pasará por aquí, no había más nada interesante que hacer. Solo había un televisor con un canal de música puesto que solo pasaban canciones de una banda de chinos.
Que gustos..
Cada uno tenía un color de cabello distinto. ¿Que eran? ¿Un arcoiris? Y sus canciones.. no entiendo cómo las personas de aquí se distraen viendo eso.
¿Pero que escuchas tú entonces?
Canciones en inglés.
¡Ellos están cantando en inglés!
Bueno, ¡Pero no me gusta!
Realmente, esos chinos no atraían mi atención, claro, para criticarlos.
Levanté la mirada del televisor y la pose en un chico que salía de la oficina de abuelo con uno papeles. No parecía un paciente. Parecía que era de aquí
Parpadee varias veces, tratando de comprobar lo que mis ojos miraban.
— ¿Ethan? — pregunté, lo suficientemente alto. Que, toda la habitación me miró y luego al chico.
— Heey. —respondió acercándose.
— ¿Qué haces aquí?
— Trabajo. — respondió demasiado bajo y logré escucharlo.
— ¿Tú? ¿Aquí? — lo señalé y luego nuestro al rededor y todo me cerró. — Ah ya sé, estás aquí por Nicole. — respondí demasiado segura de mí descubrimiento.
Tenía mis sospechas y ahora tenía mis pruebas
— ¿Qué? Yo..no, claro que no. — trato de defenderse pero fue inútil.
— ¿Hace cuánto trabajas aquí? —lancé mi punto de prueba.
— Hace dos semanas. — respondió demasiado rápido, y seguro
Dos semanas, dos semanas. Umm sí. Todo cierra, exactamente eran dos semanas que conoció a a Nicole.
Acosador... Un acosador enamorado.
¿Era qué no existía otra cosa?
— Que bien, ¿Ya tienes su número? ¿Algún progreso? — él me miraba rendido, después de todo. No era muy difícil del porque estaría aquí.
Se tenían, o yo tenía dos opciones. Estaba aquí por Nicole, o, realmente lo hacía por el trabajo.
Pero, eso es lo de menos.
O el era muy , muy evidente y yo muy chismosa.
Ambas sabemos, que somos chismosas, querida.
Ethan, suspiro ruidosamente.
— ¡Que no estoy aquí por ella, pesada! — chillo
— Oh vamos, no me mientas. No tú. — dije y sonreí.
— Lo digo en serio. — pausó y su entrecejo se frunció. — ¿Yo no? ¿Te mintieron? ¿Que paso con Ray en la beneficencia?
Evidente.
Estúpida.
Me había prometido olvidar ese tema, no quería hablarlo con nadie. Nadie sabía eso, ni Cam.
No se nada de Cam.
No sabía nada de Cam. No le veía desde la disco.
Mi vida se había centrado en ellos y mi familia, no le había escrito ni llamado.
Olvidé la existencia de mi mejor amiga. Acabaría por cambiarme, o que sé yo.
— No me cambies el tema, Miller. — amenacé. — Que puedo entrar en esa oficina, decir alguna cosas y te quedas sin empleo. Tu decides. — pause y él me miró sorprendido.
Vale, no haría eso. Pero, cotilleo es cotilleo ¿no?
— Hagamos así, te digo lo que quieres saber. Y tú me respondes. — Me miró esperando respuesta.
Sabía perfectamente, que me estaba manipulando. Pero no le daría el gusto. Yo tendré mi respuesta, y él tendrá su cotilleo sucio, que perfectamente podría perdirselo a él.
Talle mi frente en método de desesperación.
— ¿Por qué no le preguntas a él? — me crucé de brazos.
— Porque él no me dirá. — respondió con simpleza. Ojeando su carpeta.
— ¿Y quién te dice que yo si lo haré? — solté. Levantó la mirada de su carpeta y me miró.
— ¿No lo harás? — me encogi de hombros. — Bien, no te diré lo que sucede con Nicole. — cerró la carpeta de un golpe y me saco la lengua.
Una sonrisa maliciosa se asomo poco a poco en mí. Mi comisura derecha de mi labio se levantó en una sonrisa maliciosa