Mis 7 Vidas

Vida Cuatro

9 Meses.

 

La pequeña había vuelto a nacer, esta vez en un refugio, era un gran almacén con las paredes de un color blanco liso, con tres habitaciones pequeñas, una oficina, un baño y una especie de enfermería que utilizaban para muchas cosas.

 

Ella no tuvo la oportunidad de siquiera escuchar a su madre, su madre había muerto al nacer ella y otros tres gatos más, tres gatos a los que ya habían adoptado, la pequeña gata a la que las personas del refugio le colocaron el nombre de Moni, una gata que si no adoptaban pronto, probablemente sería sacrificada.

 

Tenía poco tiempo y mientras más se le acababa el mismo; menos oportunidades tenía, Moni sabía lo que pasaría, en sus pocos meses de vida que ya casi se convertían en un año, había visto a perros y gatos que no habían sido adoptados, entrar a la enfermería, entraban sin saber que ocurría o si les pasaría algo y salían de ahí sin vida, sin fuerzas para poder respirar.

 

Ella trataba de hacer todo lo posible para que la adoptaran, no quería morir, por semana la visitaban tres o dos personas, la escogían a ella y a otros pocos gatos, se encariñaban con ella pero siempre optaban por el más bonito, el más educado o el más rápido.

 

Empezaba a pensar que morir sería lo mejor, no quería eso, pero tampoco quería ver como preferían a los demás antes que ella, como preferían a los gatos de raza en vez de a ella, o a los gatos que simplemente eran un poco más bonitos.

 

Ella quería una familia, pero dudaba que algún día la tendría, quería ser adoptada o al menos huir de ahí. Algo que no lograría.

 

11 Meses.

 

Ese sería su último día de vida, las oportunidades se habían agotado, las personas del refugio ya estaban preparando todo. Las inyecciones, el alcohol y hasta a los otros gatos que también se irían con ella de ese plano terrenal.

 

Ella no estaba preparada, sabía que ese momento llegaría pero aun así no quería irse, quería encontrar un dueño; seguir luchando.

 

Una de las personas encargadas del refugio tomó su jaula, Moni empezó a agitarse y a maullar desesperadamente, la llevaron adentro de la enfermería, otros gatos en jaulas estaban ahí, ella sería la primera, no quería estar ahí, la enfermera la sacó de la jaula. Moni empezó a arañarla, el encargado que llevo a Moni a la enfermería la sostuvo para que no arañara más a la enfermera, aquella mujer había terminado con unas graves heridas en sus manos y algunos pocos en su cara.

 

La enfermera tomó la jeringa con aquel liquido mortal, el encargado acostó a Moni en la pequeña camilla, Moni estaba desesperada, aun intentaba escapar, la enfermera empezó a introducir la punta de la jeringa en su pequeño cuerpo, Moni empezó a moverse frenéticamente, sabía que esa oportunidad se había acabado y que tenía una vida menos con la cual poder disfrutar y ver cosas nuevas.



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En el texto hay: mascotas, gato, vida

Editado: 13.03.2019

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