Espejo lleno de sonrisas,
máscaras que ocultan el verdadero ser,
la mentira de estar bien
cuando por dentro te desvaneces.
El espejo comienza a deteriorarse,
saliendo de él gotas negras
de amargura y tristeza.
Cada reflejo, una herida,
cada grieta, un pensamiento que pesa.
Te traiciona tu subconsciente
diciéndote que podías hacerlo mejor,
que podías hacerlo de otra manera,
que podías exigirte más.
Pero tú ya estás desbordado,
explotando por dentro
mientras gritas en silencio,
como un eco que no encuentra salida.
La presión se esconde tras ojos abiertos,
el llanto seco recorre los días
y aunque nadie lo note,
el alma ya lleva tiempo hecha añicos.