La caja de cristal se quiebra y con ella las emociones,
ya no hay dolor, ni decepción, mucho menos amor,
solo hay un vacío esperando ser llenado,
pero la pregunta es: ¿Con qué?
Es una enfermedad difícil de hablar,
como es difícil de curar,
la soledad parece una cura temporal,
pero. ¿Cuánto tiempo durara?
¿Cuánto tiempo te destruirá
si loco ya estás?
Se alimenta del silencio, crece en el rincón del pecho,
susurra que todo está bien mientras clava su aguijón.
Y ríe con cada lágrima que ocultas con desvelo,
como un amante cruel que besa con tración.
Te conviertes en médico y paciente,
te diagnosticas cada noche frente al espejo,
pero la receta es un grito que nadie quiere oír,
una súplica disfrazada de carcajada sin reflejo.
Y así, con la mente desgarrada y el alma sin señal,
te preguntas si este cáncer alguna vez tendrá final.
Pero no sangra, no se ve, no se puede tocar,
solo vive, devora y te hace olvidar...
como será respirar sin dolor emocional.