Mi vida está en una mochila.
Cargo mis esperanzas, sueños, tristeza,
frustración, enojo y sacrificios,
más que libros.
Todo el tiempo intento organizar,
quitar, agregar cosas en mi vida,
pero solo siento que el peso me abruma.
Las expectativas, el orgullo, la felicidad,
todo eso se desvanece con un simple error
y yo solo quiero desaparecer.
No importa cuánto intente,
nunca es suficiente.
En mí me digo:
“Es un error, le pasa a cualquiera.
Estás haciendo tu mejor esfuerzo.
Vos podes.”
Pero mi mente se fragmenta
mientras en silencio grito:
“¿Por qué no pudiste hacerlo mejor?
¿Cómo se te pudo pasar?
¿Por qué intentas justificar tus errores?
Solo tenías que hacer eso.”
Mi mente se desmorona en silencio
mientras sonrío a mis compañeros.
Y aunque duela, sigo caminando.
Con los hombros cansados
y los ojos pesados,
sigo cargando mi mochila,
porque quizás, algún día,
me lleve a un lugar mejor.