Te pienso sin razón, ni despedida,
y aparecés rompiendo el gris del día,
como un susurro al borde de la herida
que en vez de abrir...alivia.
Te reís, y el mundo es menos grave,
me hablás, y el caos se vuelve manso.
No sé si es amor lo que me nace
o un lazo que ya no exige descanso.
Tal vez te extraño porque fuiste un abrigo,
cuando el invierno fue dentro de mí,
porque te quedaste siendo testigo
de todo lo que ortros no quisieron ver allí.
¿Y si no es amor esta constancia,
este querer sin nombre ni frontera?
¿Será solo apego, o la distancia
vistiéndose de espera sincera?
No prometo más de lo que soy,
pero si te quedas, sabré florecer.
Gracias por estar conmigo hoy...
y ojalá un día podamos coincidir sin temer.