Algo Personal

Tus palabras tienen peso, lo notaste demasiado tarde,
cambiaste, y me alegra, sí… pero el dolor no se va ni arde.
Hiciste tantas cosas que aún me saben sangrar,
te puse en un pedestal que hoy no quiero mirar.

Te llamé amigo, confíe, creí que eras cercano,
pensé que entre los dos el lazo era humano.
Creí que veías mi valor, que apreciabas mi ayuda,
pero todo fue mentira, una verdad muda.

Peleábamos, volvíamos, rutina conocida,
pensé que discutir era parte de la vida.
Es normal entre amigos no siempre coincidir,
pero hablaste a mis espaldas, me dolió existir.

Me enteré por otros, nunca por tu voz,
y ese silencio tuyo me rompió peor que un adiós.
Luego gritaste en una pelea más,
jamás te disculpaste, ¿sabés lo que eso da?

Me echaste de tu vida sin mirar atrás,
yo ya estaba aislada desde mucho antes, además.
¿Pensaste cómo me sentí después de ese día?
No, claro que no… estabas lleno de ira.

Me alejaste, me soltaste, y aun así tuviste el valor
de decir que podía volver cuando quisiera, qué error.
Doble cara, falso, manchaste mi nombre al hablar,
y cuando pesó tu palabra, no supiste reparar.

Pediste perdón afuera, no a quien hiciste caer,
y ahora querés hablarme como si nada fue.
El cariño que tenía se volvió herida y rencor,
no es odio lo que siento… es tristeza y dolor.

Quiero llorar al recordar, me quema la traición,
decís que yo disparé, pero apretaste vos el gatillo primero, sin razón.
Me duele que nunca intentaras de verdad pedir perdón,
aunque fui yo quien dijo “no”, por pura protección.

Soy infantil, sentimental, lo acepto sin disfraz,
me dolió cómo terminó y cómo actuás.
Escribo y aguanto el llanto que no quiere salir,
no es odio lo que escribo… es tristeza queriendo vivir.

Si esto es ser estúpida por plasmar mi dolor en arte,
entonces que me juzguen: prefiero sentir que callarme.