Mi hijo regreso a casa,lloraba y se rascaba pensante,la cabeza.
"¿Que te pasa hijo?"-pregunte
"Esque soy el mas burro de la clase"- me dijo
Vivimos en Japón, a Hitomi, mi hijo, lo molestan mucho por no estar entre los "genios", según la maestra.
Paso un tiempo, y al empezar las vacaciones lo lleve a México,ahí le compre un juguete de madera,un trompo.
Tras el regreso a casa, Hitomi llevaba su juguete feliz de la vida, a la escuela,regresaba al infierno,pero al menos, esta vez con un amigo.
El regresaba a casa,como antes,en esas tristes situaciones. Un día vi como jugaba el trompo mi pequeño de solo 6 años, lloraba porque la maestra lo castigo por no saber las tablas, yo le dije que no se preocupara,pero el decía que se sentía como Kimaru,su trompo,tambaleante y lleno de dudas,yo le dije que había visto sus progresos y que un día la escuela, seria como aquel trompo,la manejaría con eficiencia,ademas,aunque tambaleante,seguía girando y así tendría que pasarle, Kimaru giraba con persistencia en un punto,el tendría que hacerlo en una meta. Ademas,Hitomi volvía a lanzar a Kimaru antes de que cayera,yo le prometí que haría lo mismo con el y así fue.
Con el tiempo, Hitomi creció y se convirtió en un empresario de juguetes exitoso. Kimaru ahora esta con Saoki, la hija de Hitomi,enseñándole la misma lección que a su padre:
"Aunque tambalees en ocasiones,siempre sigue lanzando y podrás girar en un punto sin fin".