Mis días sin ella

EL ADIÓS

 

Después de enterarnos que había fallecido en el turno en que papá cuidaba de ella, una parte de mi se sintió bien con el hecho, ya que murió con una de las personas que mas la amaba en el mundo, no con alguien contratado para cuidarla cómo suele pasarle a muchos viejitos hoy en día.

Ella se fue rodeada de amor, un amor que ella cultivó, un amor que supo canalizar a pesar de haber sufrido toda su vida por muchas cosas que la hicieron una persona dura para algunos, testaruda para otros, pero sobre todo la formaron para ser la gran madre y  la gran abuela que fue.

Siempre pendiente de las necesidades de sus nietos, no sé si alguna vez se habrá dado cuenta de cuánto la amaba.

Ese día solo quería llegar y abrazar a papá, él era mi último recurso, si lo abrazaba el dolor tenía que pasar, tenía que irse, porque yo me tenía que obligar a estar bien, por él, por mamá, por mis hermanos, pero cuando llegué no lo logré, por el contrario, me terminé de derrumbar.

Mi primera caída fue sola, la segunda en los brazos de mamá, la tercera con papá y la cuarta con mis hermanos, los tres alrededor de un cajón, recordando los viejos tiempos, con sonrisas dolorosas a causa de los recuerdos tan presentes.

Mis amigos, preferí alejar a la mayoría de ellos, no necesitaba quebrarme aún más, pero así y todo estuvieron presentes y la única que desearía que hubiera estado es la que decía ser mi mejor amiga, pero fue la única ausencia que marcó  el fin de una amistad, porque ni siquiera una excusa válida tuvo, así que dejé que brillara por su ausencia y decir adiós a una amistad que estaba totalmente ya desgastada.

El día de su entierro fue mi quinta caída, y caí profundo, tan profundo que no sabía si era yo o no la que estaba enterrando parte de su corazón, cuando me tuve que despedir, dar mi último adiós, fue mi quiebre definitivo, caí en los brazos de mamá quien me envolvió en su abrazo pero así y todo el dolor persistió, la angustia no se marcho, es hasta hoy que sigo consumiéndome y no encuentro solución.

 

Conclusion N° 2: A veces solamente nos dejamos caer  y no nos permitimos levantarnos después de la caida, esto no necesariamente es algo malo, talvez es solo un paso necesario.




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