Siendo descubiertos por las autoridades ante el escándalo formado, los trabajadores clandestinos fueron arrestados. La noticia no tardó en correr y llegar hasta Coyol, quien se dirigió a pedir la libertad de Coatlicue y volver a casa.
—Se los juro, estaba una serpiente junto a ella —repitió el médico, siendo apoyado por los otros clandestinos.
—Buscamos a su alrededor y no había ninguna serpiente —recriminó el policía, conteniendo la rabia por tal destrucción a la naturaleza.
Sin esperar más palabras, los mandó a prisión sin libertad condicional o cualquier apoyo por familiares, abogados o terceros. Interrogaron también a Coatlicue, diciendo que se llamaba María junto a todos los hechos que escuchó y vio, no dudando para darles pena media o alta al grupo de criminales.
— ¡Me preocupaste mucho, tonta! —Reclamó la diosa luna, la preocupación era palpable y su semblante lo reflejaba perfectamente.
—Lo siento mucho, Paty, no era mi intención el preocuparte —contestó suavemente María, relajando a la peli blanca.
Tras varios minutos abrazadas, sin ver tampoco a los paparazzis, salieron rumbo a la casa y notaron a los intrusos tras escuchar varios flashes.
—Mari, tendremos que desviarnos —explicó en voz baja para evitar ser escuchada.
Así pasaron tres horas hasta que ellos se cansaron de perseguirlas y no conseguir buenas fotos.
Siendo cercanas las siete de la noche, llegaron rendidas para estar en cama unas horas y luego hacer la cena. No llegaron a sus camas por la pesadez en sus piernas, siendo su refugio los cómodos sofás acolchados y los suaves cojines, todo en color perla y crema intercalados.
—No puedo moverme más, tendrás que arrastrarme, Coyol —gritó la castaña, sintiendo pinchazos en las piernas.
—No puedo, estoy toda a dolorida, igual que tú —chilló ante las palabras de Coa.
Sin darse cuenta, ambas se quedaron dormidas por el cansancio acumulado durante ese día lleno en dolor y sorpresa. Durante la leve consciencia de Coyol, por un momento que dormitó, escuchó que decía unas cuantas cosas como si hablase con alguien, eso le resultó muy extraño.
Al día siguiente, ambas hablaron sobre la extraña charla de Coatlicue en sueños. La primera dijo que ese suceso fue porque algo le motivaba a destruir todo, pero ella se negó a cumplirlo y poner la decisión final tras estar con Huitzil.
El mismo día del extraño sueño, se realizó la reunión donde Coatlicue se mantuvo seria y sin hablar, dejando preocupados a todos.
Coyolxauhqui dijo que Coatlicue tenía algo importante a decir, revelando el temor de todos: una decisión de destrucción o supervivencia.
La castaña dijo todo, explicó el sueño y los sucesos ocurridos en el mismo, notando la gravedad del asunto por la dependencia que sometía a la diosa tierra.
Una vez separados, Coatlicue decidió pasar los días con Coyol y organizar todo para su partida hacia el dios sol, con quien sería la guerra mental del sueño.
Sabía que se acercaba la batalla final por su decisión, sin importar lo que pasara, ella otorgó el perdón final.
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Editado: 27.07.2019